El tema va sobre algo bastante obvio y simple... el único problema es que anda un poco olvidado estos días, en casi todos los países del planeta, que ponen en primer lugar el crecimiento económico a toda costa, de cualquier manera.
No se trata simplemente de juzgar o criticar, es apenas constatación, pues los resultados de esta aberración andan por ahí, a la vista de cuantos tienen ojos para ver. La ilusión generada por las apelaciones del mundo material ha desvirtuado los valores inmutables de las leyes naturales y ha dado lugar a una sociedad cada vez más desigual, acorralada, despavorida y manipulada. La globalización actual, con su información instantánea, se ha encargado inexorablemente de tornar omnipresente esta realidad, alcanzando a prácticamente todos los seres humanos, de norte a sur, de este a oeste.
La mayoría de las personas se encuentra envuelta, sobre todo en las grandes ciudades, en una rueda-viva extenuante y competitiva que es aceptada naturalmente en nombre de un inamovible deseo de bienes de consumo, estimulado y propalado incesantemente por todos los medios de comunicación, igualmente alucinados en bombardear con sus spots publicitarios a todos los potenciales clientes, logrando frustrar – llegando así a marginar – a la mayoría de los individuos de baja renta, incapaces de participar del festín consumista. Los centros comerciales, catedrales de esta nueva creencia – la religión del consumo a cualquier precio – se yerguen por todas partes, estrangulando las ciudades, proporcionando en su interior un ambiente artificial, seguro y aséptico para el que desea adquirir, a precios muchas veces absurdos, objetos de marca exclusiva o de moda. Sí, todo el mundo sabe que este tipo de consumo – muchas veces compulsivo y superfluo – de hecho habrá de representar poco para el que lo ha comprado, y difícilmente será la solución para una relación frustrante, un trabajo aburrido o una vida vacía. Hemos llegado al punto en que el condicionamiento externo padecido por los seres humanos se hace tan fuerte que impide a la gran mayoría ser efectivamente dueña de su propia vida.
Este es, desgraciadamente, el cuadro general que nos rodea; hay mucha gente hipnotizada que desperdicia sus tan sudados proventos en compras inútiles y cuando comprobamos qué sucede con su espiritualidad, con su Alma, frecuentemente percibimos que ésta – por lo regular – está “entregada” a viejas instituciones, sectas o grupos cristalizados, dogmáticos y/o pautados por escusos intereses económicos. Parece que por el hecho de ir a la iglesia, templo o salón, este lado de la vida está prácticamente resuelto.
Sabes, muchas veces sueño con icebergs, las poderosas montañas flotantes de hielo... es como una percepción muy fuerte, recordándome que lo que de él se ve, la famosa punta, representa solamente una pequeña parte del todo, oculto bajo la superficie. Si miramos bien, veremos así, en los medios de comunicación, sin cesar, siempre a aquellas mismas personas, figurillas timbradas que se convierten – por increíble que parezca – en formadoras de opinión para ante el gran público con su comportamiento ostensivo, masificante y vacío.
¡Se trata tan sólo de la punta del iceberg!
Tal vez su Alma esté, en realidad, como lanzando una llamada, una petición de ayuda...
Sí, la buena nueva es que estamos acercándonos cada vez más al punto de mutación.
El ver, el oír ya no bastan... permiten tan sólo apreciar la punta del iceberg...
Es necesario SENTIR, captar los signos que están por todas partes para ayudarnos.
Existen innumerables personas – la base del iceberg – que habiendo pasado ya por la ilusión del aspecto material, están convirtiéndose, o ya se han convertido, en Maestros de si mismas.
Recorren un camino precioso, que no tiene retorno y que, caminado con perseverancia, a todos conduce a la liberación de las amarras que les sujetaban, prescindiendo definitivamente de la opinión de los demás, sean quienes fueren, ampliando el horizonte de la realización personal que produce paz y armonía y cautiva a todos con su ejemplo de vida sencilla, centrada, amorosa y productiva.
Su calidad de vida es punto alto; ya saben que lo importante es realizar un servicio inspirado, y que tenga que ver con su misión de vida y no cualquier trabajo aburrido, aunque muy bien remunerado. Viven cerca o realizan el trabajo en su casa, utilizando a contento los medios tecnológicos disponibles hoy día. Se alimentan de forma consciente y reglada, respetando y agradeciendo a los varios Reinos y al Universo su permanente donación. Cuidan además de mantener en forma el vehículo físico con los ejercicios apropiados y saben que la belleza exterior es siempre un reflejo de la interior. Ya no siguen las opresivas tendencias mediáticas sino que escuchan las señales del Alma, suaves y certeras. Si se les pregunta, pueden incluso decir que “no tienen religión específica”, y en ese momento el Universo soltará una buena carcajada, al constatar que otro ser humano más, habrá finalmente manifestado públicamente su unicidad y divinidad.
Son personas más serenas, calmas y saben que son las únicas responsables por sus vidas, sus situaciones de momento, saben que lo que han sembrado obviamente lo recogerán un día.
Se consideran eternos aprendices y logran comprender a fondo el concepto de Unidad, sin juzgar a los semejantes, tampoco a los que todavía no han percibido la necesidad de despertar.
A veces, encontrándose en un ambiente denso, agrisado, saben emanar luz propia y son fundamentales para equilibrar las energías de esos lugares, haciéndolos más habitables y leves. Y cuando se cruzan con alguien en desequilibrio, en desesperación o en estado de abandono, saben que están en presencia de un hermano en su fase de aprendizaje o rescate, enviándole, sin hacerlo notar, Luz y amor a partir de su corazón.Esas personas, cada vez más numerosas y en sintonía con la Fuente, saben avanzar por el Camino del medio que se abre cuando aquí en la Tierra lo que está arriba se une a lo que está abajo, en un encuentro entre lo material denso y lo espiritual sutil, algo magnífico y redentor que ocurre solamente en la línea del corazón, del amor incondicional que rige el Universo y que todo lo cura.
Esas personas son reacias a aparecer, a ponerse en destaque, aunque sepan portarse serenamente ante los reflectores cuando sea preciso. Prefieren el servicio anónimo y saben que todo cuanto están realizando lo es también en beneficio propio, pues cuando un hermano despierta, la Tierra entera se beneficia. Se alimentan del momento presente, el único que hay, y viven bien con lo que tienen, exactamente en el lugar donde se encuentran, sabiendo agradecer al Todo por las bendiciones recibidas. Hacen surf sin miedo en las olas de la energía, sabiendo que todo tiene su ritmo y acompañan pacíficamente los ciclos preciosos y exactos de la Madre Tierra, pródiga y cariñosa hospedera, aunque tan maltratada.
Y tú has recibido, has abierto y leído este boletín especial, tú que has llegado hasta aquí, también eres una de esas personas. Tal vez un poco a la izquierda, o por encima de la línea maestra que indica el rumbo, pero con toda seguridad formas parte del plan para que el Paraíso se manifieste aquí en la Tierra. Tu colaboración con la Luz ya ha dado frutos a tu alrededor y tu Alma sonríe alegremente...
Sé feliz, entra en estado de gracia, sonríe, abraza, canta, ama, abre por completo tu corazón, siente y vive la Unidad, la Integración y percibe la Compasión triunfando sobre la oscuridad y recuerda: ¡la Verdad liberta!