Pues sí, a pesar del salario bajo, de la corrupción de los políticos, de los desmanes en la economía, a pesar de las guerras, de los relatos de niños maltratados, a pesar incluso de las portadas de los periódicos y de las imágenes terroríficas de la TV, las personas en el planeta están encontrando buenos motivos para afirmar: ¡sí, yo soy feliz!
La conclusión es de una encuesta realizada por la World Value Survey Organization, una ONG dedicada al estudio de los cambios socioculturales y políticos del mundo.
De tiempos en tiempos esa organización promueve estudios acerca del comportamiento de las criaturas del planeta. En el estudio divulgado este año, han sido encuestadas 1400 personas en 52 países. La compilación de resultados de los últimos 25 años, publicada en la revista New Scientist y reproducida en los principales periódicos revela: ¡los índices de felicidad han aumentado en nada menos que 45 países!
El análisis de los resultados revela que el crecimiento económico aumenta los niveles de felicidad, sí. Pero antes de que salgas por ahí diciendo que el dinero compra la felicidad, los encuestadores del WVS advierten: “el desempeño económico afecta a la felicidad tan sólo (¡TAN SÓLO, entiende bien!) en los países en que la renta per cápita anual no sobrepasa los $12 mil dólares.”
Explicando, una vez hayas alcanzado niveles considerados mínimos de supervivencia, el dinero deja de ser un factor de felicidad. ¡O sea, en los países ricos, las personas no se sienten más felices, ni siquiera con la cuenta bancaria rellena, ni siquiera pilotando un yate, ni siquiera llenando estantes y estantes del armario con zapatos de Manolo Blahnik!
La ecuación de la felicidad es bastante complicada, evalúan los científicos implicados en la encuesta. “Lo que el progreso democrático y los mejores desempeños económicos tienen en común es la sensación de libertad personal que garantizan”, afirma Robert Foa, de la Harvard University, coautor del estudio. Así, las personas de Europa Oriental se sienten mucho más felices hoy que hace 25 años, pese a que la situación económica de los países en que viven ha incluso empeorado desde la transición del comunismo al capitalismo.
Existen las excepciones, evidente, el pueblo de Bielorrusia, pese a la falta de apertura política se considera feliz y los chinos, pese al crecimiento económico, andan más tristes. La India también va así, así, en materia de felicidad… ¡los encuestadores hablan incluso de una especie de “epidemia” de tedio que amenazaría a los países en cuanto alcanzan niveles exagerados de consumo!
En la onda de la felicidad, una sorpresa: los países latinoamericanos siempre se salen bien en las encuestas. ¡No somos los más ricos, pero Méjico, por ejemplo, es un campeón de felicidad! ¿La razón? La valoración de los lazos familiares y el orgullo que tienen de su país. Esa felicidad sólo ha aumentado en los últimos años con mayores oportunidades de trabajo y de expresión, protección a los derechos de la mujer y de los niños, más tiempo para el esparcimiento…
Y la última buena noticia sobre la felicidad planetaria: las encuestas comprueban que un gatillo importante de las emociones negativas es el individualismo. Lo cual ayuda a explicar por qué algunos países occidentales tienen niveles tan bajos de felicidad. Naciones del área de Asia y de América Latina serían menos susceptibles a los sentimientos negativos porque, en general, las personas consideran que las necesidades colectivas son más importantes que las razones individuales.
Ahora, aquí entre nosotros, si tú fueses uno de los entrevistados de la encuesta ¿qué contestarías? ¿Eres feliz? ¡Vale la pena intentar contestar, porque tal vez ninguna otra pregunta sea tan importante!
Adília Belotti é jornalista e mãe de quatro filhos e também é colunista do Somos Todos UM. Sou apaixonada por livros, pelas idéias, pelas pessoas, não necessariamente nesta ordem...
Em 2006 lançou seu primeiro livro Toques da Alma. Email: [email protected] Visite o Site do Autor
Publicado dia 9/11/2008 7:14:18 PM em STUM WORLD
