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¿Para qué enfadarnos?

¿Para qué enfadarnos?
Publicado dia 9/23/2008 4:23:57 PM em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

¿Por qué perder la paciencia? ¿Por qué enfadarnos? Esas actitudes ¿tienen relación con el mal humor? Recientemente asistí a un debate en la TV sobre el tema y esas cuestiones se han quedado en mi cabeza. La medicina nos enseña que las personas se descontrolan y cometen actos agresivos, se hacen daño a sí mismas y también a las demás personas. El mal humor es malo para la salud y una actitud antisocial. Cuando nos enfadamos la presión sube, porque los vasos sanguíneos se contraen y la persona puede incluso sufrir infarto o AVC (Accidente Vascular Cerebral). Las personas malhumoradas poseen una tez poco atrayente, surcos al lado de la boca, ojos hundidos y poco brillantes. Estoy segura de que todos nosotros conocemos a personas así. Algunas son malhumoradas por naturaleza, otras simplemente lo son en un determinado momento, de forma circunstancial. Las personas que ‘se quejan de la vida’ suelen contraer tanto los músculos que pueden llegar a padecer dolores musculares, fibromialgia e incluso esguinces, torceduras y caídas. No estoy hablando de personas que parecen tristes, que tienen una apariencia seria y reservada, sino de aquellas que, a la menor contrariedad, proceden agresivamente, contestan con cuatro guijarros en la mano. Se sienten contrariadas y demuestran su malhumor con ira. ¿Por qué proceden así? O mejor, debería decir, ¿por qué procedemos así (ya que todos estamos sujetos a esas rabias momentáneas)?

Me parece claro que existe cierta predisposición genética hacia esto, pero el ambiente en el cual fuimos criados también influye en esa actitud. ¡Padres malhumorados crían hijos malhumorados! Padres agresivos crían hijos agresivos. Una familia donde no reina la armonía y el amor, no logra criar hijos amorosos y cariñosos. Es verdad que la agresividad es un rasgo del carácter y es saludable, ya que sirve para defendernos de una agresión. Un poco de agresividad nos prepara para enfrentar y superar las dificultades de la vida. Sirve para preservar la propia vida. En la naturaleza existen el agresor y el agredido: ¡Este último puede reaccionar y devolver la agresión o huir para no sufrirla! Si el león avanza sobre la gacela, es porque quiere comerla para sobrevivir: ella, más débil, no puede responder y entonces huye desesperadamente (¡y por el mismo motivo!) Su agresividad es pequeña, es un ser bastante más frágil y sabe que necesita correr para no morir. Si fuese otro león, probablemente se enfrentaría a su enemigo con la misma agresividad para defenderse. Esa es la ley de la naturaleza. No asistimos aquí a un acto de raciocinio resultante de frustración o rabia y no existen mecanismos de control de la agresividad, sino tan sólo instintos de supervivencia.

Sin embargo, nosotros, los seres humanos pensantes, tenemos mecanismos de control que aprendemos a usar (más o menos adecuadamente), pero que muchas veces no logramos activar a tiempo. ¡Por esas razones tenemos accesos de ira descontrolados! Los factores externos, ya sean agresiones o frustraciones, son en su mayoría los gatillos para nuestro descontrol. Todos nosotros tenemos esos mecanismos de control y forman parte de nuestro aprendizaje y de nuestra cultura. Podemos constatar por ejemplo que actos que a nosotros nos pueden parecer agresivos, semejan ser normales para otros pueblos. Aceptar el hecho de que todos nosotros tenemos límites y podemos perder el control bajo estrés extremo, es un paso importante para la comprensión de nuestra manera de proceder.
Marte está considerado en astrología el representante de la energía vital y representa la propia esencia del impulso guerrero necesario para emprender la lucha constante de la cual depende la supervivencia terrena. (Léase el artículo ¿Eres agresivo o pasivo? ¡Marte es el planeta! En el STUM).
Durante el mes de agosto, Marte estuvo en oposición a Urano y yo, con mi visión de astróloga, al ver en los noticiarios algún acontecimiento que demuestra esa agresividad gratuita hago enseguida un paralelo con los acontecimientos celestes. La sincronía existe. Doy un ejemplo que he visto repuesto en la TV esta semana: ¿cómo se explica que una persona pueda salir de su coche y agredir con una barra de hierro a un padre de familia delante de sus hijos, solamente porque éste se haya quejado de que el coche hubiese dejado de respetar el paso de peatones? Aunque la protesta hubiese sido vehemente ¿debería producir semejante descontrol?
¿Qué es lo que no ha funcionado en el ‘mecanismo de control’ del agresor? ¿Factores sociales? ¿Frustraciones personales? ¿Drogas? ¿Bebida? O simplemente ha sido su ADN que le creó un carácter agresivo? ¿Ese es un ser agresivo siempre o sólo cuando pierde el control? ¡Cuando vemos a esos agresores tras ser detenidos, los vemos cabizbajos, controlados, tranquilos, llenos de disculpas! Entonces ¿qué ha generado el descontrol?

A mi modo de ver el factor estrés debe realmente ser considerado en este comportamiento agresivo, y la astrología indica que el planeta Urano y no tan sólo el planeta Marte, puede estar relacionado con esa ‘pérdida de control’. (Léanse los artículos sobre Urano en el STUM) Él gobierna el influjo nervioso y los nervios, y genera movimientos involuntarios (como los tics nerviosos), espasmos, calambres, torsiones y rupturas de ligamentos, de nervios y de órganos. Genera tensiones e irritaciones de todo tipo y causa descontrol. El comportamiento humano, bajo su acción, se vuelve descontrolado, excéntrico, rebelde, desequilibrado, violento y explosivo. ¡Las famosas ‘crisis nerviosas’ son ciertamente su acción! El factor de control está relacionado con la acción del planeta Saturno (nuestro Padre interior). Saturno representa nuestra conciencia, nuestro grado de responsabilidad y de razón; y Plutón tiene relación con el mecanismo de control propiamente dicho, con nuestro poder interior de rechazar y controlar una reacción indeseada. La ira y la agresividad pueden ser canalizadas favorablemente con prácticas deportivas y ejercicios de relajación corporal y respiratorios.

La acción que esa oposición entre Marte y Urano ha generado sobre el planeta, también se está reflejando en la reciente invasión de Georgia para intentar hacerse nuevamente con Osetia del Sur, envolviéndose en un conflicto armado con Rusia, y en otros actos terroristas bastante recientes. Este aspecto entre Marte y Urano termina en agosto.
Como conclusión sobre mi reflexión de esta semana, me gustaría que hiciésemos un análisis de nuestro comportamiento preguntándonos: ¿por qué soy irascible? ¿Qué es lo que me frustra? Mis frustraciones ¿justifican mi agresividad? ¿Puedo controlar esa agresividad de manera que no cause daño a los demás? ¿Y que no cause daños a mí mismo? ¿Cómo canalizar positivamente mi agresividad?
Sabemos que las frustraciones y sus reacciones son causas de desequilibrio energético, y por consiguiente de nuestras enfermedades, por tanto, si deseamos tener una vida sana y armoniosa, hemos de procurar – ante todo – comprenderlas, aceptando aquellas cosas que no podemos cambiar y adaptar nuestras acciones y reacciones para enfrentarlas con equilibrio aun cuando nos parece imposible; debemos agradecer la oportunidad que Dios nos brinda para evolucionar espiritualmente. Conectados con la Luz nos sentiremos más felices y nos enfrentaremos a las dificultades con más equilibrio y armonía. Recordad que para no caer en frustración o ira hemos de sentirnos completos y conectados con Dios. Lo que buscamos no está fuera de nosotros, sino dentro de nosotros.

La Regla de Oro que puede ofrecernos ayuda es esta:
No existen leyes universales que permitan a una persona maltratar a otra justificándolo en su ego herido o en su frustración. ¡Por tanto, tal como enseñó Jesús, ama al prójimo como a ti mismo! No hagas a otro aquello que no quisieras que te hiciesen a ti. Piensa en esto, y hoy y siempre, demuestra amor, respeto y consideración por otro ser humano, ¡incluso cuando eso te parezca imposible! El Zóhar (libro sagrado de los Judíos) nos enseña que debemos considerar a las personas o situaciones difíciles que surgen en nuestra vida como reflejos de nuestros pensamientos negativos. Ellas, por más difíciles que nos parezcan, nos ofrecen oportunidades de crecimiento.
Para conseguir un buen equilibrio energético, controlar nuestra agresividad, canalizar positivamente la negatividad, podemos encender un incienso de olíbano y orar con el Salmo 93, del Genio Cabalístico Nº 15, Ariel.

¡Una semana llena de Luz y Paz Interior!
São Paulo, 13 de agosto de 2008

por Graziella Marraccini

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Sobre o autor
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Graziella Marraccini é astróloga, taróloga, cabalista e estudiosa de ciências ocultas e dirige a Sirius Astrology. Conheça meus serviços on-line
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