Uno de los milagros que más me encanta de los operados en mí por el Ho’oponopono es el de aportar la posibilidad de participar en una situación como observadora... sólo actuando en el momento oportuno...
En el mundo en que vivimos algunas personas creen que han de pasar todo el tiempo defendiéndose de todo, y con esa actitud pueden incluso mostrarse agresivas en el modo de hablar, acusando al otro sin motivo...
Vuelta y media nos deparamos con situaciones de estrés en las personas de nuestro entorno, y muchas veces nosotros reaccionamos de la misma forma, nos defendemos echando la culpa al otro, cuando en realidad no existe culpa alguna, existe un aprendizaje que experimentar... existe la posibilidad de asumir responsabilidades por aquello y, consecuentemente... liberación.
Después del Ho’oponopono es increíble cómo paso por las situaciones en que existe tal energía, sin reaccionar contra ella... sólo observando y permitiendo que las cosas se solucionen... y cuando tenemos que actuar eso sucede de manera asertiva. Y al limpiar en nosotros aquello que nos hace atraer esas situaciones, ellas van disminuyendo... y la Paz se va estableciendo.
Esa postura de observar el movimiento de los acontecimientos sin tener que reaccionar inmediatamente contra todo... a veces es la mejor acción... y nos da la oportunidad de ver cómo la Divinidad realmente soluciona las cosas de forma muy mágica... si hacemos nuestra parte.
Muchas situaciones en nuestra vida a veces surgen de la nada... y de repente nos vemos frente a un barril de pólvora, no faltando más que encender una cerilla para que explote, y si nos dejamos guiar por las memorias revividas por el subconsciente, casi siempre encendemos la cerilla y desembocamos en situaciones explosivas y desgastadoras, que no conducen a nada provechoso, por el contrario, nos roban energía y traen muchos disgustos, además, claro está, de crear más y más memorias dolorosas...
Pero con la Práctica del Ho’oponopono las situaciones incluso pueden seguir existiendo a nuestro alrededor mientras tengamos memorias guardadas que atraen esa sintonía... sólo que ya no encendemos la cerilla y la pólvora sin cerilla no explota...
En una postura de observador que no necesita reaccionar porque no tiene nada que defender, podemos observar el movimiento perfecto de la Divinidad que trae la solución de forma inesperada y muchas veces sorprendente, porque los recursos que vienen de esa parte nuestra “que sabe” superan infinitamente los recursos de nuestra mente racional...
Pasamos a actuar como un equipo, en que cada parte conoce su función...
Nuestro ego, que antes quería hacerlo todo y controlarlo todo... ahora sabe que trabaja en conjunto con el niño interior y con la Divinidad...
Y nos sorprende ver cómo los pequeños milagros suceden una y otra vez, demostrándonos que es posible finalmente tener la esperanza de que las cosas puedan ser verdaderamente diferentes...
Me sorprende cada día cómo realmente ocurre esa transformación y percibes cuánta energía has desperdiciado solamente reaccionando contra la vida.
Cuando confiamos en que la Divinidad está limpiando la causa de los problemas podemos pasar por todo con calma... respirando... observando en vez de reaccionar... asumiendo responsabilidades en vez de culpabilizar... y nos sorprendemos con las infinitas posibilidades que se manifiestan a partir de esa limpieza de memorias.