Si te fijas, notarás que tenemos en lo cotidiano una serie de patrones: cepillamos los dientes siempre del mismo modo, calzamos las medias empezando siempre por el mismo pie, andamos con pasos del mismo tamaño y cruzamos los brazos siempre uno de ellos sobre el otro (y así un millón de cosas más...) Hay personas que no se sientan a la mesa si no es en “su” lugar.
Los patrones son importantes para facilitar nuestro día-a-día pero también pueden acabar aumentando la rigidez. Rigidez de comportamientos y también rigidez de pensamientos, lo cual disminuye la creatividad. Poder empezar a tener comportamientos más flexibles enseñará al cerebro el camino de la flexibilidad, lo cual con el tiempo producirá ideas más flexibles y creativas.
Una buena forma de empezar el entrenamiento es elegir algo que no signifique un riesgo si lo modificas, como cambiar de mano para cepillar los dientes, o secarte después de la ducha empezando por la parte del cuerpo que siempre secas por último y seguir el camino inverso. Si haces así durante una o dos semanas, ciertamente notarás diferencias. Entonces puedes buscar otro patrón que modificar. En tiempo: hacerlo una vez sola no sirve de nada, es importante que el entrenamiento sea ejercitado durante un período significativo (de 7 a 15 días para empezar). Tu sistema mental ha funcionado mucho tiempo del mismo modo y no será una única cambiadita lo que vaya a reestructurarlo todo. ¡Paciencia, persistencia y cosecharás los frutos!
Algunas sugerencias:
- en días en que te sobre cierto tiempo o no sea un problema retrasarte un poquito, busca itinerarios diferentes para ir al trabajo;
- vístete poniendo las piezas de ropa en orden diferente del habitual;
- duerme del otro lado de la cama (ponte de acuerdo en esto con tu pareja). O quién sabe, con los pies hacia el cabecero;
- prueba a andar con paso de tamaño o velocidad diferentes;
- avisa a las personas de tu entorno sobre lo que piensas hacer y pasa una parte del día sin hablar. Comunícate por gestos o notas;
- durante un tiempo, pon la radio en una emisora que toque música que no sueles escuchar y que a tu hijo le encanta (esto es un entrenamiento, no una tortura, por eso no soportes más de lo razonable);
- si llevas a cabo ciertas tareas siempre el mismo día de la semana, prueba a cambiar de día;
- asiste a la televisión o siéntate para hacer las comidas en lugares diferentes de los habituales;
- aprende alguna cosa nueva, lo que siempre has tenido deseos de hacer y hasta hoy no has encontrado tiempo (telar manual, danzas de salón, mecánica, otro idioma extranjero, jardinería, marquetería);
- prueba condimentos y comida diferentes, aunque después descubras que no te han gustado.
- vístete con colores poco frecuentes en tu armario.
AVISO – todas estas experiencias son para llevar a cabo en situaciones de bajo riesgo, o sea, en ocasiones en que las consecuencias acarreen pocos problemas o ninguno. No será en el momento en que tienes un horario que cumplir cuando vas a experimentar un itinerario desconocido. ¡Por lo demás, diviértete!