Cuanto más hago el Ho’oponopono más se va revelando ese camino para mí como una bendición todavía mayor y poco a poco voy percibiendo matices cada vez más delicados en la forma en como somos tocados por la Divinidad. Parece que los velos van siendo retirados y empezamos a ver las cosas de forma más simple y verdadera.
Puedo notar nítidamente cuando estoy actuando bajo la influencia de algún patrón y cómo todo cambia cuando hago el Ho’oponopono para limpiar lo que está causando aquel problema.
Casi siempre el miedo está en la raíz de muchos de nuestros problemas y ese miedo nos hace atraer más y más las mismas situaciones que tanto tememos.
No sirve de nada huir de ti mismo, porque no hay modo… las memorias que nos hacen atraer los problemas están dentro y no fuera… y cuanto más tiempo intentamos ocultar o huir de algo, más se nos aparece aquello, a veces disfrazado en otra situación pero… al final nos deparamos con el mismo tipo de problema que hemos intentado evitar… siempre regresa, mientras tengamos guardadas memorias con aquella vibración.
Y cuando viene algún miedo que identificamos por nuestra reacción casi inmediata y por la sensación de malestar y de impotencia frente a aquello, la clave es hacer el Ho’oponopono para limpiar la causa de aquel miedo.
El miedo no siempre viene explícito, y podemos reaccionar con enfado… o bien apáticos, sin entusiasmo o energía… pero por detrás está algún miedo antiguo, que casi nunca nos permite arriesgar en lo nuevo…
A veces, un sentimiento de incomodidad frente a una situación o una excesiva protección y control, no nos dejan ir al encuentro de la felicidad.
En fin, tenemos muchas formas extremadamente sofisticadas de alejarnos y de despistar la vida, que tienen origen en el miedo de repetir cosas que han sido dolorosas y, la mayor parte de las veces, ni siquiera tenemos ya consciencia de lo que ha causado ese miedo… porque lo que tenemos en la memoria consciente generalmente no es más que el efecto… la causa está perdida en el tiempo, en memorias mezcladas en intrincada tela que sólo nos prenden cada vez más.
Por eso me gusta el Ho’oponopono, que limpia la causa de los miedos y de todas las cosas que se manifiestan en nuestras vidas como problema.
Ahora… ante cualquier problema, venga explícito o no… en seguida hago el Ho’oponopono; e incluso aunque no tenga nada que me incomode, vengo haciendo la Oración de Morrnah Simeona, que me parece preciosa, porque sé que las memorias, como un film que pasa todo el tiempo, están siempre siendo revividas… cuando no estamos operando por Inspiración Divina…
Confieso que al principio, cuando leí que debíamos hacer el Ho’oponopono todo el tiempo, igual que respirar, esa idea me había parecido absurda porque pensé que no lo conseguiría… Realmente, no lo consigo durante todo el tiempo, pero sé que cada día ese tiempo va aumentando y es extremadamente natural y placentero estar diciendo las palabras mágicas mentalmente… y de verdad se va haciendo tan natural como respirar, ni siquiera te das cuenta, y ellas van haciendo el milagro de limpiar todo lo que estorba a tu Luz…
Con el Ho’oponopono nuestra dependencia de las cosas que están fuera de nosotros, para resolver los problemas, se va acabando, porque tenemos en las manos una herramienta que se muestra extremadamente precisa para limpiar cualquier cosa que nos incomode.
Algunas personas tienen dudas acerca de en qué situaciones pueden emplear el Ho’oponopono, si pueden utilizarlo para más de una cosa en el mismo día y por cuánto tiempo deben hacerlo para cada problema.
Hablaré por mi propia experiencia y por lo que he venido observando desde que empecé.
Empleo el Ho’oponopono para cualquier situación que de alguna forma, por menor que sea, traiga un malestar, ya sea un problema bien nítido, un sentimiento de desazón, una falta de energía, una resistencia con relación a algo… alguna persona, un dolor, una inseguridad frente a alguna situación, cualquier dolencia, un sueño, algún objeto que se estropea… situaciones que no fluyen… algo triste que me llama la atención si estoy en la calle, o por alguna noticia que me llega… pregunto a la Divinidad qué es lo que en mí está contribuyendo para que ocurra aquella situación… y hago el Ho’oponopono para limpiar.
Cuando empiezo a hacerlo para un problema determinado puede ser que durante el proceso me acuerde de una persona o situación, insistentemente… Entonces lo hago para eso que ha venido, porque entiendo que cuando empezamos a hacerlo para determinado problema sabiendo que allí está solamente el efecto, y pedimos que se limpie la causa, pueden aparecer cosas que forman parte y que necesitan ser liberadas, incluso aunque aparentemente no tengan nada que ver.
Cuando empiezo a hacerlo, siento que vamos siendo guiados hacia el próximo paso…
Cuando está implicado un grupo de personas, lo hago para limpiar en mí las memorias y pensamientos equivocados sobre aquel grupo y transmutarlos en pura luz… y me ha dado óptimos resultados, siempre recordando que sólo podemos limpiarlo en nosotros, aunque el problema venga por otra persona. Reconocemos que tenemos memorias compartidas y que podemos limpiar en nosotros esas memorias que causan el problema, incluso aunque éste parezca que es solamente del otro. Ahí siempre está una oportunidad maravillosa de liberación de cosas de las cuales ni siquiera tenemos consciencia, pero que ciertamente están actuando silenciosas… interfiriendo en nuestra forma de elegir y limitando nuestra vida.
El “otro” puede traernos la oportunidad de limpiar en nosotros aquello que no logramos percibir… y esto pasa a ser un regalo cuando lo contemplamos de esta forma.
En cuanto al tiempo… lo hago hasta que siento que está bien. Ya he tenido la experiencia de escuchar a mi niño interior diciendo que ya no necesitaba hacerlo más para determinada cosa y más tarde ver que realmente la situación estaba liberada… Al igual que ya he dejado de hacerlo porque había pasado a sentirme bien en cuanto a lo que era el motivo de estar haciéndolo.
También entiendo que esa liberación, en algunas cosas, tiene lugar de forma gradual… liberamos, y después ellas vuelven de forma más suave, liberamos otro poco… hasta que todo esté limpio.
Nuestra realidad sirve como un radar que nos puede guiar, haciéndolo para lo que tenemos más cercano y más nos llama la atención en ese momento.
Siempre recordando que quien hace la limpieza es la Divinidad… rogamos al niño que pida a la Divinidad que limpie… y la Divinidad limpia…
Por eso me gusta el Ho’oponopono y le quedo profundamente agradecida…