Aquella noche, hacía el Ho’oponopono, preparándome para una vivencia que tendría lugar algunos días más tarde… en un momento dado sentí tan nítidamente la energía fluyendo en mi plexo que me sentí feliz… Incluso cuando no noto nada, sé que la limpieza de las memorias se está produciendo, por los resultados que se manifiestan después… pero cuando es muy nítido en mi cuerpo ese movimiento… sé que alguna cosa significativa va a suceder.
Y no fue diferente esta vez.
Por la noche tuve un sueño muy vívido, en el cual un Ser de Luz surgió, pareciéndome un hombre al que ya había encontrado algunas veces… pero no veía muy claramente su rostro… sólo su Luz. Esta vez su rostro vibraba de forma impresionante y poco a poco fui percibiendo que a través de aquel movimiento, muchas caras aparecían y desaparecían transformándose a una velocidad muy grande…
Relajé la mirada y a través de todos aquellos cambios, logré identificar un rostro extremadamente conocido, como si mi Alma reconociese aquella imagen y se sintiese en casa ante aquella Presencia… que se había formado por la combinación de infinitos rostros…
Y sin necesidad de hablar me transmitió un mensaje – que yo iba a encontrar lo que buscaba no de la forma que pensaba, sino… ¡de manera inesperada!
Adormecí profundamente tras ese encuentro y a la mañana siguiente, entre dormida y despierta, escuché una voz mandando limpiar la causa del “miedo a que salga bien”…
En aquel estado en que me encontraba tuve una comprensión profunda de lo que aquello quería decir y de que era una clave preciosa.
Desperté acordándome del sueño y de lo que se me había indicado… pero a medida que me quedaba más consciente (o inconsciente)… no conseguí recordar el motivo de quedar tan impresionada con esa posibilidad de limpiar el “miedo a que salga bien”…
A lo largo del día las fichas fueron cayendo… y comprendí que todo aquello tenía sentido para el trabajo que nos disponíamos a realizar.
Había venido muy fuerte la figura de la Madre para esa vivencia… por signos recibidos, que se confirmaron cuando he visto que uno de los días del trabajo caería en el día de la Gran Madre Negra.
Poco a poco he ido comprendiendo más profundamente cómo era importante limpiar la causa del “miedo a que salga bien”, y cómo tenía que ver con lo femenino en cada uno de nosotros… La parte que es receptiva a los impulsos del Creador… que trae los Dones de la Intuición… y que ha sido tan punida, en otras épocas, por manifestar esos Dones.
Tenemos registros de experiencias en que no podíamos “salirnos bien” empleando la intuición, porque esto suponía persecución y mucho sufrimiento.
Hemos ocultado tanto esos dones y negado tanto el lado femenino de nuestra naturaleza, que hasta hoy eso todavía se refleja en nuestra experiencia, haciéndonos sabotearla cuando nos acercamos a la posibilidad de “que salga bien” si para ello es preciso que revelemos esa parte.
Esas historias ya se han quedado perdidas en el tiempo… pero nuestras memorias se encargan de mantener bien vivo y actuante ese registro…
Conozco a muchas mujeres y hombres a quienes les salían bien las tareas más racionales, y que... cuando buscaban algún trabajo en que la intuición también era necesaria, se enfrentaban a muchos desafíos. Verdaderamente esos desafíos no provenían de fuera, sino de esos registros de no poder revelar los Dones de lo Femenino...
A lo largo del tiempo hemos creado muchas defensas para impedirnos el que salga bien... nos saboteamos de muchas y sofisticadas formas e incluso nos convencemos de que el impedimento viene de fuera y que somos víctimas de muchas cosas...
Al fin y al cabo si la culpa es de otro no podemos hacer nada...
Pero nada está fuera de nosotros... ningún obstáculo que nos impide avanzar está solamente en el mundo que nos rodea. El obstáculo no es más que un reflejo de las memorias revividas por la mente subconsciente...
Lo que más queremos es manifestar nuestro Ser en todo su potencial... pero el miedo nos hace muchas veces huir de eso... y acabamos siendo nosotros mismos el mayor obstáculo para nuestra realización plena...
Me acordé de cómo tenía verdadera aversión al computador, que más tarde descubrí sería el instrumento para la manifestación de mis dones... Tenía miedo a lo que más quería... ¿Qué miedo era ese?
Una forma de intentar sabotear mi encuentro con los Dones... porque si salía bien, alguna memoria mía encendería una lucecita roja indicando que allí había potencial para el dolor... Y después de haberme sumergido por entero en las imágenes que iban llegando entreveradas de experiencias en otras dimensiones, mucho tiempo pasó hasta que tuve el valor de enseñar mis dibujos y contar de las experiencias...
He venido haciendo el Ho’oponopono desde entonces... para limpiar la causa del “miedo a que salga bien”, siempre que me apetece, y me he sentido muy diferente después de eso.
Me siento más fuerte... con más coraje... y he estado teniendo sueños de libertad...