Mantener un estado permanente de atención sobre lo que pasa en nuestro interior es la única forma de lograr que la vida no sea tan sólo una repetición monótona de problemas y disgustos.
Las decisiones que tomamos a cada instante es lo que define cómo será nuestra realidad. Muchas personas se quejan de situaciones-problema que siempre están sucediéndose en su cotidiano. Lo que ellas no logran percibir es que, de alguna forma, están atrayendo tales circunstancias hacia sus vidas.
En vez de esto, acusan a Dios, al destino o a alguien en particular, como responsables por sus imperfecciones. Se les hace difícil tomar conciencia de que sus dificultades son, en su gran mayoría, consecuencia de problemas emocionales ignorados durante mucho tiempo.
El auto-conocimiento, una palabra hoy tan difundida, aún es un misterio total para la mayoría de las personas. Éstas son verdaderas extrañas para sí mismas y van viviendo de modo automático, sin darse cuenta de cuánto podrían ganar en felicidad y armonía interior, si se atreviesen a vivir en sintonía con su corazón.
Claro que para esto es preciso que se esté dispuesto a pagar el precio necesario por cada elección realizada. Este es, por cierto, el principal atributo de la madurez, el responsabilizarse por las propias opciones. Mucho más cómodo es seguir la instrucción de alguien, para poder responsabilizarlo si algo sale mal.
Muchas veces, la observación de uno mismo no revela cosas bonitas, al contrario, expone fragilidades y limitaciones difíciles de encarar. Pero solamente aceptándolas con sinceridad es como podemos liberarnos de sus ataduras y construir un nuevo camino, a partir de elecciones más realistas.
Las ilusiones, fantasías y disculpas que creamos para aplazar las transformaciones necesarias en nosotros son interminables, y pueden incluso llevarnos a una vida entera de sufrimiento, por la incapacidad de dar el primer paso.
Sin embargo, por difícil que sea dar este paso, debemos recordar que éste puede ser la diferencia entre una vida de realización y alegría o una existencia que se arrastra tristemente hasta la tumba. Corresponde a nosotros, y tan sólo a nosotros, esta decisión.
“Es muy difícil encontrar un maestro iluminado, por la sencilla razón de que muy pocas personas intentan por lo menos salir de la rutina de la inconsciencia. La rutina de permanecer inconsciente es muy cómoda, es confortadora, porque te mantiene confinado en el mundo familiar, y te mantiene con la masa.
Es muy arriesgado alejarse de la masa, porque la masa nunca perdona a una persona que se va de su lado. La masa quiere poseerte, completamente, en cuerpo y alma.
La masa quiere dominarte, la masa vive a través de la dominación.
Este esfuerzo para dominar, es lo que significa política. Política significa la masa intentando dominar al individuo, destruir el individuo. Destruir la libertad, destruir la espontaneidad y cualquier idea de permanecer en el propio camino. Cualquier idea de vivir la vida según la propia luz.
La masa quiere que sigas a la mente colectiva. La masa ya formó un largo camino, una súper autopista, tú sólo tienes que entrar en la fila. Y en cierta forma es más cómodo, es reconfortante, estás al lado de otras personas… es cálido.
Cuando te mueves en solitario, hacia dentro del bosque profundo, denso y oscuro de lo desconocido, es frío. Y existen miles de temores que pueden salir a la superficie.
Tú no sabes cooperar con lo desconocido. Eres eficiente en cooperar con lo conocido. Tu sistema de educación te hace capaz de cooperar con lo conocido. Tu educación está diseñada contra lo desconocido.
Te sorprenderás al saber que tu educación es contra la inteligencia. La sociedad necesita de imitadores. Ella quiere que tú seas bueno en memorizar. No en volverte inteligente. Ella quiere que tú te conviertas en una buena máquina, no en una linda persona.
Las máquinas, aunque eficientes, sólo son máquinas, de cualquier forma. Ella necesita que funciones bien, pero no quiere que te vuelvas consciente. Consciente de ti mismo. Consciente de quién tú eres. En ese momento empiezas a decir ‘no’ a muchas cosas... cuando sepas quién eres, ya no serás así de obediente.
La sociedad quiere personas ciegas, porque si ves, estás condenado a ser afectado por tu ver, a modificar tus formas, tus caminos. La sociedad quiere seguidores ciegos. Por tanto es muy raro que una persona se vuelva despierta; lo primero para convertirse en un buda, es salir de la mente colectiva.
Volverte tan individual, tan integrado, que aunque todo el mundo esté contra ti, esto no te importa. Has decidido que ahora vas a vivir conforme a tu propia voz interior, a tu propio silencio.
Ese es el primer paso… pero es un gran paso. Un salto cuántico. Es moverte hacia dentro del peligro, es arriesgado. Vas a crearte enemigos. Y te encaminarás hacia un mundo del que aún no hay mapas. Un territorio del que nada sabes. No existe ningún mapa.”