Es frecuente que las personas piensen en cuerpo y mente como dos aspectos diferenciados del ser humano. El cuerpo es estudiado por los médicos, fisioterapeutas, rolfistas, mientras que la mente queda al cuidado de psiquiatras y psicólogos. Esta diferenciación es una herencia del pensamiento de Descartes, para el cual mente y razón eran los únicos elementos importantes en el desarrollo humano, y completamente independientes del cuerpo y de la emoción. Lo que ocurre es que todo lo que pasa en nuestra mente tiene un correspondiente en el cuerpo y viceversa.
Experimenta, por ejemplo, colocar las manos detrás de la cabeza, en la nuca, mirar hacia arriba y, permaneciendo en esta posición, ponerte extremadamente irritado. Empéñate, procura acordarte de algo que te ha causado mucha rabia. Es difícil, ¿no es cierto? Podrás incluso incomodarte un poco, pero ciertamente no lograrás sentir la misma intensidad de emoción. Hasta puede ocurrir que aquella situación de la que te has acordado pierda completamente la importancia.
Piensa en una persona deprimida, que identificamos fácilmente. ¿Qué será lo que nos indica ese estado de espíritu? Seguramente es su postura corporal, generalmente inclinada, cabeza y ojos bajos, gestos lentos, tono de voz arrastrado…
Es la propia imagen de Charlie Brown, el de las historietas de Snoopy, el prototipo del deprimido. Por otra parte, alguien que está feliz, animado con la vida, refleja esto en el pecho abierto, columna erecta, tono de voz vibrante.
Nuestra postura tiene todo que ver con el modo en cómo nos sentimos y también con lo que pensamos en determinado momento. Todo está interconectado: a cada representación interna corresponde un estado interno (la emoción) y una fisiología (la manera en cómo el cuerpo responde a aquella experiencia). Si cambiamos lo que estamos pensando (nuestra representación interna), cambiaremos nuestra fisiología y nuestra emoción.
A partir de esto, verificamos la importancia de aprender a mantener un cuerpo equilibrado. Las tensiones corporales no sólo traen consecuencias físicas desagradables, sino que además interfieren en la manera en cómo nos enfrentamos a las situaciones.
Hay una serie de técnicas en PNL que se sirve del cambio de la fisiología para alcanzar la alteración de estados internos límite y desarrollar capacidades, mejorando nuestra calidad de vida.