Seguir la intuición en el momento de tomar decisiones, o encontrar salidas para problemas inmediatos, es algo aún extremadamente difícil para la mayoría de las personas.
Visto que aprendemos muy pronto en la vida que la mente es el único consejero confiable, desapegarse de este apoyo y caminar guiados por la percepción interior exige un cambio radical de nuestro sistema de creencias.
Cuanta más confianza depositemos en nuestro guía interior, mayores serán las posibilidades de conseguir relajarnos y permitir que él se manifieste en momentos decisivos.
La relajación, por cierto, es clave para este aprendizaje. Sin ella nos domina la preocupación y la ansiedad y siempre desearemos proceder conforme a directrices previsibles, siguiendo patrones preestablecidos por el mundo exterior.
Los animales pueden darnos ejemplos increíbles de esta habilidad. Ellos no piensan, simplemente siguen sus instintos y confían en la orientación que reciben, reaccionando frente a cada situación de la vida de modo natural.
Nosotros, los humanos, siempre tenemos a la mente para encaminar nuestras acciones, con base en experiencias ya vividas. Si las experiencias pasadas han sido negativas, éstas ciertamente definirán el patrón de nuestras expectativas actuales.
Romper este condicionamiento no es una tarea fácil, pero podemos llevarla a cabo con éxito a través de la observación permanente de nuestras reacciones interiores.
Si logramos reaccionar frente a cada situación respondiendo de acuerdo con la percepción que sentimos en aquel momento, iremos poco a poco aprendiendo a caminar con menos ansiedad por un territorio desconocido.
La experiencia pasada puede servirnos de guía, pero no tiene por qué ser determinante de un patrón mecánico de respuesta que nos vuelve robotizados y previsibles. Podemos rehusar este destino y encaminar la vida de un modo más vibrante, en que la pulsación de nuestro corazón sea el guía de la jornada.
“La orientación es muy sutil, delicada, frágil.
… Para andar en el mundo de la orientación es preciso enorme confianza porque no se anda en seguridad, se anda en lo oscuro. Pero lo oscuro da cierta emoción: sin un mapa, sin un guía, tú caminas por lo desconocido. Cada paso es un descubrimiento y no es apenas descubrimiento del mundo exterior.
Al mismo tiempo, algo se descubre dentro de ti también. Un descubridor no sólo descubre cosas. Mientras él sigue descubriendo más y más mundos desconocidos, se descubre a sí mismo también, al mismo tiempo.
Cada descubrimiento es un descubrimiento interior también. Cuanto más sabes, más sabes acerca del sabedor. Cuanto más amas, más sabes acerca del amante.
No voy a darte un destino. Sólo puedo darte una orientación – despierta, palpitante de vida y desconocido, siempre sorprendente, imprevisible.
No voy a darte un mapa. Sólo puedo darte una gran pasión por descubrir.
Sí, no es preciso un mapa; es necesaria una gran pasión, un gran deseo de descubrir. Entonces yo te dejo solo. Entonces tú continúas por tu propia cuenta. Entra en la vastedad, en lo infinito, y poco a poco, aprende a confiar en él.
Publicado dia 12/23/2008 7:56:11 PM em STUM WORLD
