Algunas veces, cuando me sorprendo sintiendo una tristeza tan antigua… un cansancio casi sin fin… algo sucede que hace brotar de nuevo la esperanza y una fe que todo lo renueva y todo lo aviva con colores inesperados.
Y eso viene siempre con la ayuda del Gran Misterio…
Parece que cuando alcanzamos algún límite… algo ocurre para mostrarnos que siempre somos guiados, protegidos y amparados por la Luz Mayor. Y esa Luz se manifiesta de muchas maneras…
Esta vez fue así:
Una tristeza de esas surgió de la nada… sin motivo alguno, aquel día me desperté triste y con una opresión en el corazón… como si nada a mi alrededor tuviese mucho sentido… entendí que alguna memoria antigua había salido a flote para ser liberada… y le hice el Ho’oponopono para limpiar la causa de aquel sentimiento y transmutarla en pura Luz… pero lo estuve haciendo solo un poco, y ya me entró un sueño tan profundo que no tuve otra alternativa que rendirme a él… y así lo hice.
Creo que me dormí tan pronto como me acosté y soñé con un Ser de mucha Luz que se me ha venido apareciendo en sueños desde hace algún tiempo… Él se acercó trayendo una jofaina con agua y pétalos de rosas y dijo que iba a lavar mis pies…
Así hablando… primero bañó mis pies en el agua y después tomó mi pie izquierdo y quitó la piel de la planta de mi pie como si fuese una cáscara vieja que necesitaba ser cambiada…
Después tomó un instrumento fino como una aguja muy larga y activó algunos circuitos en la planta de mi pie, que estaba todo constituido por cables de luz de varios colores…
Al mismo tiempo en que estaba relajada y con los ojos cerrados, yo podía ver todo cuanto sucedía por todos los lados… como si en el sueño mi visión fuese mucho más abarcadora…
Él hizo lo mismo con el pie derecho y después colocó una piel nueva en mis pies… y me dijo aún unas pocas palabras. Desperté como si ni siquiera hubiese dormido…
A partir de ahí mi día fue trayendo el efecto de aquel encuentro, porque era tan nítida la diferencia de cómo me encontraba antes y después, que me sentí profundamente agradecida.
Las cosas fluían con tanta facilidad, increíble levedad y no me dejaban ninguna duda de que aquel sueño había sido muy real… todo lo hacía con alegría y entusiasmo.
En los días que se siguieron, algunos acontecimientos cambiaron radicalmente mi ritmo de vida y hasta mi alimentación cambió… Me siento más ligada a la Tierra… y todo sucede de forma natural… como si siempre hubiese sido así.
Percibo que aquel día fue el umbral entre un ciclo y otro… así como la noche más oscura antecede al nacer del Sol…
Sé que en las horas más sombrías a veces se piensa que las cosas no están sucediendo… no están dando resultado… porque no podemos verlas desde una perspectiva más amplia. Pero con toda seguridad sí, lo están… y de pronto… cuando llega el momento propicio, percibes el resultado de los trabajos de auto-conocimiento que has hecho, manifestándose en los cambios en tu realidad…
Y eso refuerza nuestra Fe y la certidumbre de que todo cuanto hacemos con Amor da frutos… de una forma que no siempre es la que habíamos imaginado… en un momento que no es el que estaba planificado en el reloj… pero con una fuerza tan inesperada que te lleva a entregar cada vez más tus caminos al Gran Misterio… y a ser profundamente agradecida…