Como sabes, la mente posee un lenguaje muy propio para archivar y enviar su comunicación. Este lenguaje se hace por imágenes. Imágenes éstas que ves todas las noches cuando sueñas.
Algunos dirán "yo no sueño". A decir verdad, solamente no recuerdan este diálogo nocturno que han tenido con su mente inconsciente.
Soy una terapeuta que tiene un don que no se puede explicar o clasificar. Mediante una ligera concentración, soy capaz de penetrar los espacios de la mente y ver esas imágenes que allí están expresadas de forma tan vívida y real que se hace casi imposible distinguirlas de la realidad. Esto ocurre por que las escenas son tan "exageradas y fantásticas", que ciertamente no podrían estar sucediendo en el mundo "despierto". O por lo menos no podrían estar ocurriendo de forma tan dramática o exagerada.
Pongo un ejemplo: una persona con cáncer podrá ser representada en su mente por un cuerpo por donde transitan centenas de ratoncillos circulando entre agujeros.
Una hepatitis C podrá ser representada por un hígado que está siendo bombardeado por una bola negra de hierro que va demoliendo este órgano.
Una persona con baja autoestima – o desvalorizada por los demás – puede mostrarse en las imágenes mentales como una minúscula figura del tamaño de un dedal, para la que el mundo está formado por paisajes gigantescos que ella nunca logra dominar o incluso crear un mínimo diálogo. Un ser que se siente víctima puede estar siendo fotografiado por su mente como un jorobado quejoso que, literalmente, lleva el mundo a cuestas y protesta todo el tiempo "tengo que hacerlo todo yo solo".
Tomar conocimiento de estas imágenes es de mucha valía porque nos lleva a comprender los mecanismos de nuestra mente y cómo, de una forma o de otra, podemos encarar estos mecanismos de manera consciente y trabajar arduamente para que ellos se reviertan o incluso desaparezcan de nuestro cotidiano. Si bien romper un patrón es de veras una tarea de Hércules, una figura mitológica que tiene – como la mayoría de estas figuras – una representación simbólica bastante exagerada, muy al gusto de las imágenes grabadas en la mente.
Suelo decir que Walt Disney veía estas imágenes. Sólo puede ser. ¿Quién las ha expresado de forma más genial? Tal vez Lewis Carrol en ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS.
Ambos comprendieron que la mente funciona como un gigantesco país de lo imaginario donde todo es posible porque en ese territorio no existen límites o enjuiciamientos.
¿Dónde más un elefante puede volar, un árbol llorar y una culebra hablar con un niño?
Tal vez también en los cuentos de hadas en que el sapo se convierte en príncipe y un gato tiene botas que lo llevan más lejos. Pero, ciertamente, todos están reunidos en un solo lugar: en la mente humana. En ese lugar a donde los artistas, los poetas y los locos van a buscar inspiración para revelar aquello que corre libre entre células… (¿No será en las células donde vive la mente?)
Para contribuir a la resolución de ciertas imágenes dolorosas y dilacerantes que insisten en atraer en el mundo externo la misma carga energética, por ejemplo:
Un padre que niega el talento del hijo, graba en la mente de éste –mediante la repetición – una imagen desastrosa que se repite en la vida "despierta", cada vez que el hijo tiene que actuar positivamente, atrayendo hacia el mismo un resultado insatisfactorio.
Suelo en casos así sugerir el empleo de ejercicios con imágenes.
Trabajo un poco en la teoría de la homeopatía: semejante cura semejante.
Ya que la mente insiste en prendernos en su fantástico lenguaje onírico, siempre he pensado que deberíamos hablar con ella sirviéndonos de las mismas metáforas que ella crea para calificar nuestras emociones. De ahí he creado esta teoría de que imagen se cura con imagen.
Para tanto elaboro todos los días, en el contacto con mis clientes, ejercicios de visualizaciones muy diferentes de los que otras personas suelen prescribir. Como soy licenciada por el American Institute for Mental Imagery de Nueva York, empleo la técnica de ejercicios muy cortitos y rápidos practicando las lecciones que allí aprendí, que es emplear la fuerza mínima para lograr un resultado máximo: la poderosa fuerza del instante (Tal como un clic que fotografía una escena).
Con eso hemos venido consiguiendo excelentes resultados en la lucha para modificar los patrones mentales. O, cuando menos, alejarlos hacia la orilla del "gran lago" – como solemos decir.
Me gustaría dejar aquí para ti un ejemplo de ejercicio de lo que venimos practicando y que ha demostrado bastante eficacia por los resultados que presenta.
Para hacer este ejercicio es importante que estés sentado, con las palmas de las manos apoyadas en las piernas. Cierra los ojos, respira lentamente tres veces y después haz el ejercicio. También es aconsejable repetirlo durante como mínimo 21 días, siempre al despertar, porque la mente sólo aprende por repetición o por un fuerte impacto. Las imágenes del 11 de setiembre en las Torres de Nueva York quedarán grabadas para siempre en la mente de quien las ha visto ¿no estás de acuerdo?
EJERCICIO PARA ACABAR CON LA SOLEDAD
Contempla, siente, percibe o imagínate sentada en una playa mirando al mar. Percibe este mar sin ninguna ola, ningún barco, nadie. Acepta esta imagen como la representación de tu soledad. Respira una vez y contempla, siente o imagina este mar repleto de barcos, personas alegres, delfines y sol. Entonces levántate e incorpórate a esta nueva realidad.
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor