Algunos astrólogos venían diciendo desde el año pasado, cuando Plutón entró en Capricornio, que de 2009 en adelante y durante algunos largos años los escenarios de nuestra civilización vivirían cambios profundos y radicales con algunas tensiones y algunos enfrentamientos fuertes.
Pensé que esta metáfora estaría representada, por ejemplo, en la guerra entre Israel y la Franja de Gaza, o en las huelgas que movilizaron parte de Europa, o en la nieve castigando fuertemente los países donde ella se hace presente todos los años. O en la quiebra general de la economía, con sus dimisiones y cortes generalizados.
Pero no pensé – qué inocencia – que esta lucha podría estar también en mi ciudad, en mi calle, en mi día-a-día.
El día 2 de febrero no será olvidado por la violencia en la favela de Paraisópolis, en esta capital.
Vimos por TV hombres armados con palos, piedras, petardos, prendiendo fuego a coches, golpeando a los policías y viceversa, en una furia solamente comparable a las imágenes que recibimos de las TVs de Oriente.
Ese mismo día, no soportando ya más el ver esas imágenes, me fui al supermercado a hacer algunas compras.
Bien, entré e hice mis compras con el mayor cuidado para que los productos de limpieza no tocasen los alimentos - ¡cosas de ama de casa perfeccionista!
Cuando pasé por caja, la empleada empezó a despachar los productos con tanta violencia a la estera inclinada que algunas tapas se salieron de los frascos, derramando limpiacristales, multiusos, ceras líquidas sobre el pan, la harina y los huevos.
Contemplándolo atónita, le pregunté por qué hacía eso. Ella simplemente contestó que iba a llamar al “tío del almacén” para que cambiase lo que se había roto o manchado.
Agradecí y me marché. Dejé todo allí. Ni siquiera esperé a que me pasase la cuenta.
¿Será que se está emanando de mí alguna furia de la que no me doy cuenta?
Observo que las personas se vuelven cada día más agresivas, desesperadas, malcriadas, diría incluso un poco cínicas.
Hay un clima tenso en el aire, una evaporación de fluidos de revuelta y desesperanza…
A decir verdad, soy algo antigua. En mi tiempo cuando se entraba en una tienda, el vendedor o vendedora sonreía, preguntaba en qué podía ayudar. He sido mal acostumbrada.
Hoy, si no están hablando por el teléfono móvil, algunos vendedores/as están charlando unos con otros, dejando al consumidor esperando a que se acabe la conversación.
En mi tiempo, se daba las gracias, se decía buenos días, buenas tardes, buenas noches, se sonreía al otro en un código de respeto y aprecio.
En un choque de vehículos, las personas primero preguntaban al otro si se encontraba bien, y después iban a comprobar los desperfectos. No me acuerdo de ver a nadie saliendo del coche de arma en puño.
Los atracos en mi tiempo eran incluso elegantes. Teníamos al “Linterna Roja” que entraba en las mansiones y salía dejando todo en orden.
Imagina que en otros tiempos los hijos respetaban a los padres, a los abuelos y, como no había televisión, las personas se sentaban en la salita y con-ver-sa-ban de forma elegante y calma, intercambiando impresiones, comentando libros, relatando viajes.
Los alumnos llamaban a los profesores “profesor/a”. Tía era la hermana del padre o de la madre.
Sí, soy yo quien está fuera de moda.
¡He de acostumbrarme a los nuevos tiempos!
Después de reflexionar sobre esto regresé a casa y pensé en no volver a salir durante algún tiempo. Me da miedo la reacción de las personas. El espíritu de la guerra está circulando por nuestra sangre. ¿Será Plutón en Capricornio? Voy a preguntarle a Graziella Marracini.
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor