Una reflexión importante que hemos de hacer, en cada momento, concierne a las elecciones que realizamos y qué relación directa tienen con los acontecimientos de nuestra vida.
Por más difícil que se nos haga el admitirlo, la mayoría de las veces creamos sufrimiento, angustia y ansiedad a través de nuestras decisiones y actitudes. Aunque las hubiésemos tomado de manera inconsciente, y motivadas por nuestra parte emocional, lo que importa es que solamente tomando conciencia de que hemos sido los creadores de tal situación, podremos modificar nuestras actitudes y buscar una nueva manera de lidiar con la vida.
Claro que este no es un proceso fácil, pero cuanto más tiempo nos lleve el aceptar que de nada sirve echar la culpa de nuestros problemas al mundo o a cualquier otra persona, más tiempo permaneceremos estancados en la energía del sacrificio.
La única forma posible de interrumpir este ciclo vicioso es analizar profundamente las motivaciones que nos llevan a tomar cada decisión.
Si descubrimos lo que se oculta tras las elecciones que hacemos, y tenemos el valor de encarar con sinceridad esa respuesta, por más incómoda que sea, daremos los primeros pasos para iniciar una nueva forma de vivir, en la cual nuestros actos serán siempre guiados por la sabiduría interior, que habla a través de nuestro corazón.
La libertad de la elección
El hombre puede ser tremendamente feliz, y tremendamente infeliz. Es libre para elegir.
Esa libertad es un riesgo. Esa libertad es muy peligrosa, porque te conviertes en responsable.
Y algo ha pasado con esa libertad. Algo hay que está equivocado.
El hombre está, en cierta manera, cabeza abajo…
…La meditación es necesaria solamente porque tú no has elegido ser feliz. Si hubieses elegido ser feliz, no habría necesidad alguna de meditación.
La meditación es medicinal: si estás enfermo, entonces el medicamento es necesario. Los Budas no necesitan meditación.
Una vez que has empezado a elegir la felicidad, una vez que has decidido que tienes que ser feliz, entonces ninguna meditación es necesaria.
La meditación empezará a ocurrir naturalmente, por sí misma.
La meditación es una función del estar feliz.
La meditación sigue al hombre feliz como una sombra: en cualquier lugar a donde vaya, con cualquier cosa que esté haciendo, él estará meditativo. Él estará intensamente centrado. (…)
La meditación le ocurre naturalmente a una persona feliz.
La meditación le ocurre naturalmente a una persona alegre.
La meditación es muy sencilla para una persona que puede celebrar, que puede disfrutar la vida.
OSHO, A Sudden Clash of Thunder.