La naturaleza es tan sabia en su movimiento, que si no interfiriésemos tanto en el fluir de las cosas con nuestro control, que ahora nos hace querer adelantar… ahora nos hace querer retrasar el tiempo, percibiríamos que la naturaleza tiene su propio ritmo que siempre trabaja a nuestro favor, de una forma o de otra.
Me disponía a viajar el jueves al Sitio Sertãozinho, donde daría una vivencia el fin de semana, con la Mujer de la Montaña. Como todo fluía bien en la acomodación de las cosas que habría de llevar, el miércoles por la mañana sentí un impulso de adelantar el viaje… pensando que podría tener más tiempo disponible para el arreglo del salón…
Y así lo hice… el miércoles al atardecer me puse en la carretera pensando tranquila que al día siguiente despertaría tempranito y adelantaría los preparativos para el curso.
Pedí ser despertada a las ocho de la mañana y, antes de dormir, como garantía de no perder la hora, iba a preparar el teléfono móvil para que me despertase, cuando me di cuenta de que lo había olvidado en el coche…
Aquella cama acogedora… aquel cuarto encantado en medio de la mata… me invitaron a permanecer quieta, y opté por no ir a buscar el teléfono móvil.
Ya acostada, observaba los destellos de los relámpagos que iluminaban el cuarto anunciando lluvia… Me sentía tan acogida allí en medio de la naturaleza, que ni siquiera me extrañó demasiado cuando sentí en la región de mi barriga una energía electromagnética que hacía algo así como un tipo de masaje. A decir verdad, eran ondas de energía que llegaban y yo podía sentir físicamente ese movimiento… Parecía que todo pasaba a un nivel que no era el de mi cuerpo físico, pero yo sentía ese cuerpo de energía físicamente… Adormecí con la sensación de estar siendo cuidada por el pueblo de las estrellas…
Desperté pensando que era bastante temprano porque la campanilla que nos despierta aún no había tocado… y, sintiéndome muy bien me duché tranquilamente y con toda la calma salí del cuarto dirigiéndome al comedor… para desayunar… pensé que iba a ganar más tiempo porque había despertado antes de la hora…
Fue cuando he visto que pasaba de las nueve y media de la mañana…
Toda la calma que me acompañaba se fue por agua abajo y me he visto engullendo el desayuno de manera apresurada, para terminar pronto y llamar a Chico, que iba a ayudarme a descargar las maletas y acondicionar el salón.
Con eso me desvié de la corriente y del ritmo… y entregué el control a la mente…
Como Chico estaba terminando un trabajo, me puse a esperar en el salón… al principio preocupada con el retraso que llevaba… porque ya iba para las once… y casi dejándome llevar por los pensamientos aflictivos que intentaban demostrarme que no iba a dar tiempo…
Vi que no había servido de nada haber tratado de adelantar el tiempo…
Como no podía hacer otra cosa, decidí acomodarme en un cojín en el salón… y esperar.
Tomé otros cojines y creé un lugar muy acogedor para relajar mi cuerpo mientras intentaba relajar la mente que empezaba a querer preocuparse demasiado por la falta de tiempo…
Y la paz de aquel lugar fue arrebatándome y atrayéndome de vuelta al centro… y a la conciencia de que todo estaba bien tal como estaba sucediendo… yo era quien me había desviado de la corriente, porque mis planos de la mente se habían ido por agua abajo.
Una calma tan profunda me llevó suavemente de vuelta a la corriente y mi ritmo se encajó nuevamente con el ritmo de la naturaleza en aquel lugar mágico… Dejé de querer controlar el tiempo pensando en el futuro… y me sumergí en el presente.
Comprendí al fin que mi partida un día antes tenía que ver con aquella experiencia que ocurrió por la noche y no con el hecho de adelantar las cosas.
Agradecí profundamente al presente, en el cual antes ni siquiera me fijaba porque mi mente había hecho otras planificaciones y con ello ni siquiera me permitía reconocer el plan perfecto del Creador.
Todo discurrió con calma a partir de ahí y me he visto completamente despreocupada y sin prisa… fluyendo con el tiempo que no es el del reloj.
Y todo sucedió de forma tan especial que ni siquiera mis planes más perfectos podrían haber creado aquellos sincronismos que llegaban, confirmando que todo estaba siendo orquestado por el Gran Misterio.
Hay un tiempo propicio, que no tiene que ver con la hora que marca el reloj y mucho menos con el control por parte de nuestra mente, que intenta encajar quehaceres en espacios determinados de tiempo, sin tener en cuenta el ritmo de la naturaleza.
Podemos confiar en que… cuando no intentamos sujetar la vida con nuestra vana tentativa de control… todo tiene solución y encuentra el camino más fácil donde no existe resistencia porque va con la corriente.
Sé que a veces no es fácil salir de un ritmo tan natural, hacia uno natural y fluido… pero no veo otro camino…
Siempre pensamos que tenemos que hacer algo respecto de todo y casi nunca nos damos espacio para que el movimiento natural de la vida aporte soluciones creativas y más adecuadas…
Casi nunca aceptamos lo que llega si no está en nuestros planes… nos olvidamos de que hay otro plan mucho más perfecto que a veces intenta llevarnos en su corriente, con situaciones que… con nuestra visión equivocada, pronto transformamos en problemas, cuando a decir verdad son soluciones Divinas.
Cuando algo ocurre, que aparentemente contraría nuestros planes prefijados, es bueno no entrar a enjuiciar, y abrirnos para observar que allí puede estar la puerta abierta para el plan perfecto del Gran Misterio… y entonces solo nos resta fluir con Él y quedar profundamente agradecidos.