A medida que avanzamos en nuestro proceso de despertar la consciencia, nuestra sintonía se va haciendo más precisa y podemos desligarnos cada vez más de los ruidos de la mente, accediendo a la Fuente Pura de informaciones.
Cuando no estamos en esa sintonía, nuestros caminos son guiados más por la personalidad que analiza las mejores opciones con la razón. Solamente que esos caminos así elegidos son filtrados por nuestras memorias... que provienen de las cosas que ya han sido vividas... Esas memorias están cargadas de miedos, culpas, limitaciones y más limitaciones, que hacen que acabemos siempre en los mismos y ya recorridos caminos, que se resumen a muy poco, cuando podríamos acceder a mucho más.
Cuando hacemos el Ho’oponopono para limpiar las memorias también abrimos cada vez más el abanico de posibilidades, y no nos sentimos ya tan limitados en nuestras elecciones.
No sirve de nada intentar alcanzar el cielo ocultando nuestros miedos bajo la alfombra, porque éstos siempre tiran de nosotros hacia abajo. La solución es verdaderamente liberar todo cuanto nos sujeta a fórmulas antiguas de hacer y de creer.
Cuando nos parece que algo que nos va a facilitar el camino puede ocurrir, estamos dejando espacio al Universo para que esto se manifieste.
Así también... cuando creemos que algo no positivo va a suceder, estamos dejando espacios para que las memorias creen más y más situaciones de dolor y de sufrimiento.
Estamos en un tiempo de manifestación muy rápida, tanto para un lado como para el otro...
En las menores cosas, si no ponemos tantos obstáculos, podemos observar la perfección del Universo actuando de forma tan eficaz que nos da la esperanza de que podemos obtener esos mismos resultados en todas las áreas de nuestra vida.
Que podemos lograr, sin esfuerzo, cuanto necesitamos para nuestra felicidad y para cumplir nuestro propósito.
La semana pasada, después de que escribí contando lo del CD, me quedé pensando sobre ello y enfocando mi atención en esa manifestación muy rápida que ha ocurrido algunas veces.
Entonces miré un aparato de gimnasia que he comprado hace poco tiempo, creyendo que lo iba a usar todos los días para hacer kilómetros y que... contrariando mis planes, acabó sirviéndome de percha para el bolso y ocupando espacio.
Por primera vez he pensado en deshacerme de él... fue un pensamiento ligero que enseguida interrumpí para continuar al hilo de la manifestación que prendía mi atención.
Al día siguiente por la mañana toca el timbre y era el chico que arregla mi computador que esa vez había traído a su esposa, que trabaja con él. Le pregunté el precio de un drive externo, que yo quería... y la esposa entonces mira mi aparato de gimnasia y comenta que quería uno igual. Le digo que precisamente el día anterior había pensado deshacerme de él y ella me pregunta si quiero cambiárselo por el drive.
Como era más o menos el mismo precio que yo había pagado, y el aparato estaba nuevecito, le dije que sí. Ella me dice que también tenía un drive disponible, porque había encargado uno para una clienta que al final ya no lo quiso...
Hicimos la permuta y ambas quedamos felices de la facilidad con que todo sucedió.
Ahora me pregunto... ¿qué ha pasado para que la manifestación de un pensamiento ocurriese tan rápidamente y sin esfuerzo alguno?
Con una gran sincronía el Universo ha puesto en mi casa pocas horas más tarde, a la persona que lo ha hecho posible, y tanto para ella como para mí las cosas han fluido fácilmente.
Quizá el Universo desee mostrarme que es de veras posible que esto suceda así... para todo en nuestras vidas...
Percibo que cuando no oponemos tensión ni resistencia las cosas fluyen más rápidamente... Un pensamiento rápido y completamente desprovisto de apego o de resistencia... fue algo así como arrojar una semillita en tierra fértil.
Comprendo que en cosas que envuelven emociones se hace más difícil esa manifestación porque tenemos muchas memorias de no merecer, de miedo a que no salga bien, de culpa, de muchos caminos tortuosos que las cosas deben atravesar para suceder... y otras muchas memorias que nos hacen simplemente impedir el flujo perfecto de la acción de la Divinidad en nuestras vidas.
Por ello reconozco profundamente la bendición que es el Ho’oponopono, que, al limpiar las memorias, abre camino para que recibamos toda ayuda del gran Misterio que con sincronías mágicas nos trae lo que necesitamos, en el momento oportuno.
Cuando no necesitamos hacer tanto esfuerzo para que la vida fluya serena, podemos dedicar nuestro tiempo a estar en el pleno ejercicio de nuestros Dones y a disfrutar de la Bendición que es poder trabajar con lo que nos gusta...