En este domingo, día 12 de abril, festejamos la Santa Pascua que es una fiesta de renacimiento, de renovación. La Santa Pascua (lo mismo que el Pesach judaico) nos recuerda el resurgir de una nueva vida tras la muerte. Esa celebración coincide en el tiempo con el inicio de la primavera en el hemisferio norte y con los festejos y rituales que desde la antigüedad llevan a cabo casi todos los pueblos del mundo. ¡Al fin, el nacer de una nueva vida es siempre un gran acontecimiento! Las religiones han encontrado una forma de incorporar el aspecto religioso en las ceremonias paganas ya existentes, con la simbología del Cristo que resurge de los muertos y con la liberación del pueblo judío de la esclavitud, para citar solamente dos creencias occidentales muy presentes en nuestra sociedad.
El Año Nuevo Judaico, como cualquier otra fecha religiosa judaica, no cambia cada año como ocurre con las fechas de la religión cristiana, que necesitan ajustarse al calendario Gregoriano. El Calendario judaico está basado en tres fenómenos astronómicos: la rotación de la tierra sobre su propio eje (un día, o sea, 24 horas), la revolución de la Luna en torno a la Tierra (casi un mes, o sea, 29 días y medio) y la revolución de la Tierra alrededor del Sol (un Año, o sea, 365 días y un cuarto). Estos tres fenómenos son independientes uno de otro, y por eso no existe una correlación directa entre ellos. El calendario judaico coordina los tres fenómenos astronómicos. (Se puede releer el artículo publicado el año pasado A Páscoa em nosso Lar para obtener más explicaciones). Por esa razón el primer mes del calendario judaico transcurre en primavera (para el hemisferio norte) y en el mes de marzo/abril cuando tiene lugar la Pascua (o Pesach). Esa fiesta también recuerda la llegada de los judíos a la tierra prometida tras la larga travesía por el desierto, donde pasaron hambre y sed y es, por tanto, una fiesta que homenajea la nueva vida y la liberación de la esclavitud. Vista simbólicamente, la esclavitud puede ser interpretada como los ‘grilletes del pasado’, nuestros condicionantes, nuestras limitaciones.
¡El huevo que se utiliza en estos festejos no es más que un símbolo del embrión de la nueva vida! El huevo es vida y sustento. Antes de la llegada de los huevos de chocolate, el día de Pascua se comían solamente huevos de gallina. Al fin y al cabo, ¿no significan el inicio de la vida? Bueno, pero volvamos a la conexión astrológica de esta semana.
Todos nosotros tenemos deseos, metas, objetivos que queremos alcanzar. Pero también nos enfrentamos a obstáculos, frustraciones, sentimientos de impotencia y desánimo. Con el inicio de esta energía de Pascua podemos aprovechar para hacer una ‘renovación interior’ conectándonos con la energía cósmica que estará vigente durante la semana. Ante todo, busquemos limpiar los pensamientos negativos de nuestra mente, pensamientos éstos inspirados por el ‘saboteador interior’ que siempre interfiere en nuestras opciones para impedirnos continuar en el camino de nuestra evolución espiritual. Los condicionantes impuestos por la sociedad y por el ambiente donde nos hemos criado son los principales causadores de esos sabotajes. Sin embargo, nuestras células también traen en su memoria (ADN espiritual) los condicionantes y frustraciones que otrora han sido impuestos a nuestros padres y abuelos, y que nos han sido transmitidos. Por ello no siempre (¡mejor dicho, casi nunca!) nuestra mente racional logra resolver nuestros problemas actuales, por más que nos esforcemos. La liberación de esos condicionantes puede obtenerse a través de las técnicas empleadas en las diferentes terapias, especialmente las llamadas ‘terapias alternativas’, o a través del psicoanálisis, de las constelaciones familiares, regresiones, etc. La astrología puede indicar (especialmente la astrología cabalística) dónde están nuestros condicionantes, pero solamente la alteración en la memoria de las células podrá modificar nuestro comportamiento futuro.
Un ejercicio muy sencillo y eficaz es el ejercicio del Perdón, que puede encontrarse en varios tests y artículos de nuestro Website STUM. El perdón limpia la memoria de las células. Tras haber perdonado, primero a nosotros mismos y después a los demás, por nuestros errores del pasado, vamos entonces a renovar nuestra fe en un ejercicio de conexión cósmica que será capaz de retirar la ‘basura mental y emocional’ para abrir camino a las nuevas energías. Hemos de darnos cuenta de que todas esas memorias, comportamientos repetitivos y pensamientos recurrentes son nuestros verdaderos enemigos.
Después de alejar a nuestros ‘enemigos internos’, vamos pues a conectarnos con la energía cósmica de renovación presente durante esta semana. No pienses que no serás capaz, no pienses que no vale la pena y que no vas a conseguirlo: ¡tú vales la pena, confía en la Fuerza de la Luz divina!
La meditación de la semana, que podrás repetir durante estos 7 días (y siempre que sea necesario) puede hacerse en estas tres pequeñas letras iguales – HEI, HEI, HEI, que componen el nombre del Genio Cabalístico (Nombre de Dios) nº 41, Hahahel. La repetición de estas tres letras, como un mantra, y la visualización de esas tres letras seguidas es poderosísima y guarda relación con la Divina Trinidad, o sea la Divinidad dividida en tres emanaciones. El Salmo de oración de este Nombre Divino es el 119 ¡y es capaz de renovar nuestra fe ‘moviendo montañas’! Nuestra fe, así renovada, quitará también los problemas de salud, de relación, e incluso los financieros. El planeta de referencia es Júpiter. ¡Orad con Fe y creed que es posible mover las montañas!
HEI, HEI, HEI
41. Autoestima
¡Una semana llena de Luz para todos!
8 de abril de 2009