Hace algún tiempo escuché una historia muy triste sobre una mujer que aceptaba de su marido cosas absurdas… oyendo aquella historia me entró una tristeza por haber aquella mujer permitido que las cosas llegasen hasta aquel punto y no lograba comprender cómo ella no se separaba de aquel hombre que la trataba tan mal… ya que ella estaba en condiciones de hacerlo.
Mirándolo así desde fuera parecía inadmisible que alguien pudiese continuar con una relación como aquella… pero pensé para mis adentros que solo ella sabía cómo habían llegado a ser así las cosas y ahora ella se sentía sin fuerzas para hacer un movimiento siquiera para salir de aquella relación.
Creo que todo el mundo conoce aquel cuento de la rana que… cuando se la pone en agua fría y el agua se va calentando poco a poco, acaba muriendo, por haberse acostumbrado al calor que aumenta poco a poco… hasta el punto en que ella ya no tiene fuerzas para huir, mientras que si hubiese sido arrojada en agua caliente, hubiera salido de un salto.
Así somos nosotros… o fuimos nosotros… en alguna época… en alguna situación.
Cuántas veces hemos llegado a un punto insoportable, que se construye despacio… y también despacio va destruyéndonos…
Cedemos un poco aquí… un poco allí, sin percibir que el espacio que estamos cediendo va alejándonos cada vez más de nosotros mismos… de nuestra Alma…
Cuando las cosas van sucediendo poco a poco, ni siquiera nos damos cuenta del cambio hasta que nos sentimos irremediablemente presos… Un día ocurre una cosa pequeña y después otra y vamos acostumbrándonos a lo que solamente es un poquito malo… hasta que al final nos vemos ante cosas tan ruines que ya no lo podemos soportar.
Y cuando decidimos adoptar alguna actitud para liberarnos ya estamos tan distantes de quienes somos y tan inmersos en aquella telaraña que nos ha atrapado que incluso pensamos que ya no tenemos fuerzas para hacer cualquier movimiento.
Pero sí que tenemos…
Cualquier momento puede marcar el comienzo de una virada en nuestras vidas y, por peores que puedan parecer las cosas, siempre podemos elegir cambiar de rumbo.
No hay más que tomar una decisión profunda y dar el primer paso…
El cambio solo depende de un paso… un paso de cada vez…
Antes eso parecía más difícil… y algunas veces daba la impresión de que dependíamos del otro… pero ahora, después del Ho’oponopono, ese cambio de rumbo se ha puesto mucho más accesible a todos nosotros.
Los mismos patrones que nos sujetan y limitan traen la oportunidad de libertad mucho más allá de lo que podemos imaginar…
Si miramos con los ojos de la razón… lo mucho que tenemos que cambiar para salir de determinadas situaciones, eso incluso puede parecer asustador y hacernos creer que no lo vamos a lograr… pero cuando comprendemos que con el Ho’oponopono solo tenemos que pedir que se limpie la causa de los problemas y que esa limpieza quien la hace es la Divinidad que fluye transmutando en Luz, mientras repetimos las palabritas mágicas, esto lo vuelve todo mucho más suave y nada parece ya tan distante e imposible.
Y así, poco a poco… vamos haciendo el camino de vuelta a casa…
Publicado dia 5/29/2009 11:26:13 AM em STUM WORLD
