¿Cuántas veces nos hemos sentido cansados de todo y de todos? ¿Cuántas veces no hemos tenido deseos de cambiar todo en nuestra vida? Todo gris, dolorido, sin color… tristeza infinita. Nos preguntamos por qué nada nos sale bien… ¡Son tantas las decepciones, tantas las malas palabras, tantos los desencuentros, tanta injusticia! Todavía más cuando una relación no va bien o cuando se termina. En este momento sentimos mucha tristeza, una angustia que parece no tener fin. ¿De dónde sacar fuerzas? Las preguntas son muchas, queremos saber los motivos por los cuales el otro ha cambiado sus actitudes, por qué dijo lo que dijo, hizo lo que hizo, no dijo lo que debería decir o esperábamos que dijese, en fin, las pregunta son muchas, pero si lo pensamos bien, no hay cómo obtener respuestas de quien ya no está a nuestro lado para darlas, podemos tan solo levantar hipótesis, pero que pueden estar muy lejos de la verdad de quien las siente. Podemos y debemos buscar nuestras propias respuestas, comprender mejor nuestros propios sentimientos, reflexionar y aprender con todo lo que está ocurriendo o ya ha ocurrido, pero saber cómo será el mañana… eso solo el tiempo nos lo podrá decir. ¿Valdrá la pena quedarnos minutos, horas, días, meses, pensando en lo que el otro está sintiendo, pensando, haciendo? ¿Por qué sentimos tanta dificultad en poner el foco solamente en nuestra propia vida? ¿Será que estamos tristes y decepcionados por estar lejos de quien amamos, o será que es por todo lo que dejaron de hacer y nos hicieron sentir? Es contradictorio ¿no? Pues si durante la relación hemos sufrido por algunas actitudes o por la falta de otras, ¿cómo podemos echar de menos lo que nos ha hecho sufrir? Creo yo que hemos sufrido verdaderamente por aquello que esperábamos recibir y no hemos recibido, por las expectativas que hemos creado a lo largo de la vida. Hemos sufrido en realidad no por estar sin la presencia de aquella persona, sino por no haber realizado lo que tanto esperábamos junto a esa persona.
Pero no podemos querer a solas lo que puede y debe hacerse entre dos.
Cuando buscamos siempre agradar, comprender y vamos haciéndonos daño… ¡hay algo equivocado! Nada de abrazos… ¡comprende! Nada de besos… ¡comprende! Nada de conversaciones… ¡comprende! Nada de preguntas… ¡comprende! Siempre riñendo… ¡comprende! ¡Siempre marchándose… ¡comprende! Y poco a poco vamos sintiéndonos equivocados, culpables por no hacer que salga bien. ¡No somos culpables de nada! ¿O lo somos? En algunas situaciones podemos incluso percibir que podríamos haber procedido de otra manera, ¡pero cuánto lo intentamos! Y aprendemos.
¿Estás lastimado? ¡Basta de permitir ser más lastimado! ¿Cuántas veces has sido lastimado y lo has superado? ¡No será esta vez cuando no lo vayas a lograr! No creas en todo lo que oyes, ¡observa! ¡No permitas que se te falte al respeto, que se te invada! No desprecies tus intuiciones, tus sentimientos más nobles. Queremos ayudar y nos hacemos daño. ¿Quieres ayudar? ¡Trabaja como voluntario! Es preciso recordar que amor es intercambio, compañerismo, amistad, sea cual fuere la situación. Estar juntos cuando todo está bien es muy fácil, pero permanecer al lado cuando hay problemas, eso no es para cualquier uno o para cualquier sentimiento. ¡Mira hacia delante, quédate con quien aprecias y te aprecia a ti! Es triste, pero si se acabó ¿será que tú no puedes agradecer por ello? Se acabó y ¡qué bien! ¡Es así como podemos pensar y sentir! Aprende con todo lo que ha ocurrido, solo así conseguirás superar este momento. Dirige el foco hacia tu propia vida, hacia aquellos que te gustan y que verdaderamente están a tu lado. ¿Qué te gustaba hacer y ya no lo hacías? Retoma algunas cosas, descubre otras que puedan hacerte bien. Si deseas mirar atrás, hazlo para recordar todo cuanto has conquistado en los últimos tiempos. Si redactas una lista podrás sorprenderte con tantas cosas como tienes para agradecer. Hazlo, escribe tus conquistas, una por una, sin juzgar, sin medir, no hay conquistas grandes y pequeñas, conquistas son siempre conquistas, su tamaño somos nosotros mismos quienes se lo damos. ¡Hecho esto verás de cuánto eres capaz! Una relación puede haber terminado, ¡pero no tu vida! Acuérdate de esto cuando caigan algunas lágrimas por tu rostro o cuando la nostalgia apriete y sientas que no vas a soportarlo. Estoy segura de que por más profundo que sea tu dolor, conseguirás superarlo, como tantos otros dolores, quizá incluso más fuertes que este, pero como ya han pasado, solo nos acordamos del dolor de este momento. Este también pasará, depende solamente de ti, de permitirte ofrecerte a ti mismo momentos de paz, de armonía, ¡estando contigo mismo por encima de todo!
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores. Visite seu Site e minha Fan page no Facebook. Email: [email protected] Visite o Site do Autor