La persona que da guarida a las tinieblas se vuelve pobre espiritualmente.
Pierde el honor y la paz, pues, sin luz, ¿quién podrá decirse íntegro?
Y, además de agredirse a sí misma, también agrede a los seres queridos en torno a sí.
Y se humilla mucho, de maneras degradantes, sin verlo y sin sentirlo.
Quien anda con fajas oscuras apretándole el corazón, pierde la sensibilidad.
Y las tinieblas también hablan, dentro de la mente, y transmiten rabia y confusión.
Y estimulan sátiras y actitudes tacañas, fruto de su infección invisible.
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Quien permite la intrusión psíquica de las tinieblas en su vida, da muchas patadas.
Y raramente lo ve, pues su sentido de justicia y discernimiento está corrompido.
Espiritualmente, tal persona es considerada enferma, no en el cuerpo, sino en el honor.
Y su infección puede diseminarse, convirtiéndola en agente de las tinieblas y vector del mal.
Como siempre, la arrogancia es el coche-jefe de tal propagación psíquica deletérea.
Por eso, el dulce Jesús enseñó a los hombres el arte de la ((Teúrgia – la relación secreta de la luz del corazón con la luz celeste; el arte de conectarse con los espíritus celestes, mediante la plegaria, para la consecución de las artes de la cura espiritual. Por ese parámetro, Jesús practicaba la teúrgia. ¡Mejor dicho, él era El Gran Taumaturgo!)) teúrgia(*) y de la humildad.
El Orad y Vigilad, enseñanza tan mal comprendida hasta hoy, tiene sus motivos.
No se trata de orar ciegamente, sino de conectarse verdaderamente a lo Alto.
Se trata de vigilar y custodiar la propia casa mental, y de defender la luz del corazón.
La plegaria fortalece el espíritu. Y el discernimiento hace ver las grietas del camino.
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Los agentes de las tinieblas coaguladas son sembradores de oscuridad y de dolor.
Siempre actúan en la callada de las intenciones escusadas y de los remoques y miedos.
¡Ellos son explotadores de los hombres! Encuentran brechas psíquicas y entran hasta el fondo.
Se alimentan de energías y fomentan confusiones diversas, de maneras soturnas.
Y quien les proporciona el acceso psíquico es el propio hombre, con sus fallas.
Urge que los trabajadores y estudiantes espirituales tomen conciencia de esto.
Que oren y vigilen, no por miedo, sino por honor; por lucidez; por paz de espíritu.
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Faenar en la gleba terrestre y, al mismo tiempo, transportar la Luz, es una dádiva.
¡Ser servidor de la Luz es un honor! Hace rica la jornada e ilumina la propia vida.
¡Saber que el Eterno susurra el bien en tu corazón, es fortaleza!
¡Que, en los momentos de probaciones acerbas, los estudiantes espirituales se acuerden de esto!
Que no se alejen de la Fuente Inmanente que los protege e inspira en la jornada.
Que no renieguen de sus ideales luminosos por culpa de ingratitudes o cosas del ego.
Que no se olviden de orar al Padre-Madre de todos, por la mejora de la humanidad.
Que no se dejen llevar por modismos alienantes ni por cuestiones esdrújulas.
¡Que se mantengan firmes en la senda, porque es eso lo que hace el iniciado espiritual!
Que no esperen comprensión del mundo, para aquello que solo el corazón sabe.
Que el escepticismo de los hombres no envenene los ideales de quien conoce la Luz.
Que haya sabiduría para reaccionar contra las malas compañías y sus seducciones ilusorias.
Que haya comprensión y humildad para saber perdonar a los que caen en la senda.
Que haya apertura e inteligencia para no juzgarlos, pues solo lo Alto sabe todo.
Que haya mucha alegría en torno a un hermano perdido, y que el corazón haga fiesta.
Que nadie mire el pasado de los demás, sino su potencial de mejora.
Que nadie se engañe: el camino de la ascesis evolutiva es arduo y lleno de pruebas.
Que haya sabiduría para fortalecerse en las alas luminosas de la plegaria lúcida.
Que los estudiantes y trabajadores vigilen más, no unos a otros, sino a sí mismos.
Que reconozcan la Luz como el gran regalo de sus vidas.
Honor y Comprensión.
Equilibrio en la Senda.
Armonía y Serenidad.
Tenacidad y Gratitud.
Amor y Perdón.
Paz y Luz.
- Ramatís y Los Iniciados -
(Recibido espiritualmente por Wagner Borges – São Paulo, 23 de marzo de 2009).
Obs.: Mientras yo pasaba a limpio estos renglones, me acordé de otros dos textos de Ramatís y de los Iniciados, en esa misma sintonía, publicados por el Website del IPPB en 1998 y 1999.
Pienso que la sinergia de esos textos puede enriquecer estos escritos de hoy. Entonces, los hago constar a continuación.
PORTALES
Nunca, en ninguna otra época de la humanidad, tantos han tenido acceso a los conocimientos espirituales. En cambio, muchos siguen desfalleciendo en sus propósitos espirituales. Algunos por liviandad, otros por arrogancia. ¡Pobres humanos atormentados! ¿Cuándo despertarán del yugo del ego? ¿Cuándo despertarán para la madurez espiritual? ¿Cuándo escucharán las notas de la cítara de la verdad tocando para el habitante sutil de sus corazones?
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La espada del conocimiento espiritual solo es empuñada con sabiduría cuando las manos que la sostienen están revestidas con los “guantes del discernimiento”.
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Multitudes quieren tomar por asalto los portales del Supremo Amor. Pero como sus corazones son tenebrosos y sus anhelos son turbulentos, a lo más que llegan es a los portales del dolor, que magnánimamente les abren paso.
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Corazones rencorosos portan energías muy densas. Hay un infierno emocional en sus entrañas. ¿Cómo quieren alcanzar las líneas radiantes de la espiritualidad superior, si sus actos y emociones están sintonizados con las bajas vibraciones del rencor?
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Muchos maestros han enseñado la misma verdad: Los días malos no son aquellos que amanecen tempestuosos. ¡No, no! Son aquellos días en que no nos acordamos del Señor de la vida y nos zambullimos en el pozo de las emociones torpes.
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Los portales del saber espiritual no son estrechos. Por el contrario, son demasiado anchos. Ensanchan horizontes y descortinan nuevas ascesis evolutivas. Estrechos son los portales del radicalismo, pues están repletos de violencia e ignorancia.
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Que los buscadores espirituales sinceros se adentren suavemente en los salones de la sabiduría portando mucho amor y modestia en sus corazones. Que sus propósitos sean lúcidos. Que sus manos estén tendidas generosamente a toda la humanidad. Y que sus semblantes estén nimbados de luz infinita.
¡Paz y Luz!
Los Iniciados
(Recibido espiritualmente por Wagner Borges; São Paulo, 21 de diciembre de 1998).