He venido notando en el Ho’oponopono matices sutiles que antes no percibía y una comprensión mucho más profunda…
Cualquier problema que se manifiesta, solo se nos presenta como problema porque refleja algo que está dentro de nosotros… Lo de fuera es solo un reflejo de lo que está dentro, y muchas veces no conseguimos identificar en qué punto nos hemos sintonizado con determinadas situaciones…
Si una persona se nos presenta causando cualquier malestar, con actitudes que no aprobamos y que parecen opuestas a las nuestras, en principio rechazamos aquellas actitudes, que parecen estar solo en aquella persona porque no conseguimos percibir esas cosas en nosotros mismos.
Lo que pasa es que las cosas no son así tan obvias, y no podemos comprenderlo todo solo con la razón. Podemos tener pistas que nos guían hacia el próximo paso, pero todo es mucho más abarcador que lo que podamos percibir con nuestra perspectiva limitada…
Con toda seguridad, si aquella persona nos ha causado malestar o rechazo con sus actitudes, en alguna parte dentro de nosotros tenemos algo que ver con aquello.
Podemos imaginar que compartimos alguna memoria equivocada con aquella persona y por eso estamos viviendo aquella situación… por más imposible que pueda parecernos el tener sintonía con lo que recriminamos en el otro, muy posiblemente la tenemos.
Y se hace claro que el “otro” nos trae siempre una nueva oportunidad de amor y aceptación…
Recientemente presencié una escena en la cual una persona que es aparentemente arrogante humilló a otra, que es aparentemente muy humilde.
Asistiendo a la escena, al principio me sorprendió mucho... cómo alguien puede tratar a otro de aquella forma, gratuitamente, y cómo la otra puede aceptar que la traten así.
Confieso que me puse muy triste y por la noche, al acostarme, la escena seguía en mi mente, aunque ya hubiese hecho el Ho’oponopono.
Revisando las actitudes de las dos personas no lograba advertir en mí nada parecido a aquello, pero… como nada sucede al azar… asumí el 100% de la responsabilidad por mis memorias equivocadas que contribuían a que se produjese aquel problema…
Y le pedí a mi niño, que se conectase con la Divinidad y le rogase limpiar en nosotros las memorias equivocadas que causaron aquel problema…
Me puse a repetir mentalmente… ¡Yo Te Amo! ¡Yo Te Amo!...
Sin embargo, por más que repitiese esa frase, dirigida a la Divinidad, sentía un malestar en relación a la actitud agresiva de una de las personas, y no conseguía sentir amor por ella… ni tampoco por la otra.
Pero continué… mucho tiempo… hasta que percibí que me veía en la escena… como si formase parte de ella… y al momento siguiente me vi fuera de ella… observando…
Como por milagro, como observadora… todo malestar en mi pecho se disolvió…
Asistía a la escena y al mismo tiempo participaba en ella y, de repente, me vi aún más distanciada porque podía observar algo así como una energía clara que circulaba por toda la escena, y todos cuantos participábamos también formábamos parte de esa energía clara… éramos todos Uno, a un nivel, mirándonos actuar en esa realidad.
Solo que allí donde yo estaba ya no había sentimiento alguno que no fuese aceptación y Amor…
Pude ver en aquellas personas la criatura herida que sentía mucho miedo, y en sus actitudes una forma de intentar protegerse. Una con agresividad y arrogancia, que a todo reaccionaba ya armada… hiriendo en primer lugar para no ser herida… y la otra encerrándose, como forma de no aparecer… de mantenerse invisible…
Lo que vi fue que todos allí estaban de alguna forma cautivos de una criatura herida, que tenían un miedo en común…
Pero… lo que más me encantaba era que ahora yo conseguía sentir amor por todas aquellas personas, incluso por mí, en aquella situación. Yo me veía y las veía a ellas como un Ser de Luz pasando por una experiencia... y me identificaba con ese nivel del Ser de Luz donde éramos Uno… y no con la experiencia.
Así, podía aceptar y amar...
Estuve repitiendo ¡Yo Te Amo! Y sentía algo muy nuevo en mi corazón... tan bueno de sentir, que me parece que podría estar sintiéndolo toda la vida, sin necesidad de sentir nada más que eso.
Pero sonó el teléfono y con él, regresé...
Después intenté retomar aquel estado... pero no fui capaz… No obstante, sé que algo ha quedado curado dentro de mí porque a partir de aquello he logrado contemplar a aquellas personas con amor y aceptación…