Hace algunos días me he sentido triste por algunas cosas… y pensé conmigo…
Yo que creía que ya no iba a pasar nuevamente por eso… o mejor, que ya no iba a dejarme afectar por ese tipo de situaciones… y aquí estoy toda triste…
Y como para enfatizar que allí había algo que pedía liberación, otras dos cosas ocurrieron en el mismo sentido.
Después de mucho Ho’oponopono noté un alivio muy grande…
Sin embargo, hoy temprano, decidí hacer un poco más…
Empecé a hacer la petición a mi niña… Solo que esta vez ella se me apareció muy nítidamente, y de forma diferente… no demostraba deseo alguno de ayudarme.
Se me apareció exactamente igual a una foto mía que fue sacada en una plazoleta el día de mi cumpleaños… no recuerdo de cuántos años…
Mirándola, he visto que ella parecía completamente inadecuada con aquella ropa… el cabello corto con flequillo… Parece que nada se combinaba en ella… ni la ropa, ni el cabello… los zapatos… Pero más que eso… ella emanaba que se sentía inadecuada.
Nunca me gustaron aquellas fotos sacadas aquel día, aunque no comprendía por qué; pero ahora… ante mi niña, eso estaba muy claro.
Me sumergí en ese encuentro con ella y la llamé para más cerca, intentando abrazarla. Pero ella se mostraba reacia…
Poco a poco se vino más cerca y escondió su rostro en mi brazo…
Entonces, suavemente, acaricié con la mano sus cabellos y sentí que ella se relajaba más y más. Fue entonces cuando tuve la idea de decirle que… si ella quería cambiar algo en los cabellos o en la ropa, yo podría ayudarla.
Sentí que ella se mostraba más receptiva e interesada, pero… al mismo tiempo se retraía… comprendí que ella quería tener los cabellos largos, y consideraba que eso no era posible…
Nuestra comunicación no pasaba por las palabras…
Como en ese reino de la imaginación creativa todo es posible, le dije que yo tenía un peine mágico – que al mismo instante apareció en mis manos – y con ese peine yo podría hacer que sus cabellos creciesen rápidamente.
Y así lo hice, peinando sus cabellos con el peine encantado… que iban creciendo poco a poco y poniéndose lindos…
Con esto, mi niña iba adquiriendo vida y su semblante se hacía más alegre…
Cuando los cabellos estuvieron muy bonitos, le puse un pasador a cada lado y vi que esto a ella le encantó.
Mientras ella se encantaba con los cabellos largos, yo pensaba en la ropa que le gustaría llevar… confieso que en mi cabeza no lograba imaginar ningún vestido que pudiese quedarle bien… Imaginaba uno… otro… y nada. Quería un vestido que realmente se combinase con ella y la hiciese sentirse bien.
Fue entonces cuando, para sorpresa mía… ella misma eligió y ya estaba vestida con un lindo vestido rosa, largo, de tejidos muy ligeros y suaves… parecía un hada.
En el mismo momento, una varita mágica apareció en las manos de mi niña, que empezó a danzar y a tocarlo todo con su varita mágica.
Era increíble como aquel cabello… el vestido… y ni siquiera necesitó zapatos, porque estaba linda con los pies en el suelo… habían operado aquel milagro…
Recordé que me encantaba andar descalza.
¡Ella era pura alegría!
Más tarde, mientras caminaba… noté que las plantas del patio parecían diferentes… Miré nuevamente y vi que todo parecía más amplio… ¿sería que las miraba de forma diferente?
Los parterres parecían más grandes y yo veía con una visión más ampliada… más abarcadora. Veía más cosas al mismo tiempo. Me sentía dentro de mí y parte de aquel jardín que ahora me parecía bastante más bonito.
No sé cómo explicarlo bien, pero sospecho que… esto ya es un regalo de mi niña.
Recordando los acontecimientos que me habían puesto triste, comprendí que tenían todo que ver con el hecho de que a algún nivel yo todavía me sentía inadecuada.
Aproveché y pensé un poco sobre por qué nos sentimos inadecuados…
Creo que, en realidad, intentamos adecuarnos a lo que no somos, porque nos han hecho creer que la mejor forma de ser, casi nunca es igual a lo que somos… ni podría porque existe una forma para varias personas…
Pero adecuarnos a lo que no somos es la cosa más difícil que hay… porque exige el sacrificio de nuestra verdadera naturaleza.
Sé que nuestras memorias equivocadas nos hacen creer que para ser aceptados hemos de adecuarnos a muchas cosas. Pero… menos mal que nuestra Alma siempre nos llama… para que, un día, acabemos por descubrir que no es nada de eso.
Y que podemos, sí, ser fieles a nuestra naturaleza y que solo así seremos felices, porque esto es lo más simple…
Sé que simbólicamente cambiarle el cabello y mudarle la ropa a aquella niña mía, de una inadecuada a otra que sentase bien a su cara… representa mucha más libertad de lo que yo puedo imaginar…
Por eso agradezco… ¡agradezco mucho!
Publicado dia 8/22/2009 10:41:41 AM em STUM WORLD
