Cualquier persona podrá notar que huir del dolor y de cualquier tipo de desplacer es la prioridad principal. Cualquiera puede comprobar la presencia, en su vida psicológica, de una función que se asemeja a un PROTECTOR, siempre apareciendo en nuestro pensamiento como advertencias, recriminaciones, ponderaciones y argumentos tenidos como absolutamente razonables y racionales.
Instintos poderosos ? que indican la necesidad de garantizar y sostener nuestra seguridad y bienestar personales ? están por detrás de esta función psicológica.
Un GUARDIÁN maduro e inteligente es bueno tenerlo, pero éste es democrático y tolerante... Ya un GUARDIA es pesado, entrometido, tenso y angustiado, pues teme sufrir, perder, ser derrotado, ser muerto y, siendo así, se resguarda demasiado y acaba enredando el vivir de su protegido ? en el caso nosotros mismos ? en una red de inseguridades y temores considerados entonces como los más justificados.
Cuando se habla sobre el ADMINISTRADOR DEL DOLOR es bueno recordar que él se instala cuando nos exponemos a situaciones que nos han derrumbado o vencido, especialmente en la infancia, en el sentido de que acabamos por sentir vergüenza, inadecuación, miedo, amenaza, disminución de la autoestima y así sucesivamente.
Naturalmente, pasamos a administrar el futuro y el presente con el propósito explícito de evitar la repetición del pasado que fue doloroso ? donde se comprenden el origen del nombre que doy a esa función psicológica.
Muchos verán aquí una alusión a los traumas, pero quiero decir que además de, sin duda, traducir traumas y situaciones dolorosas típicas, él también se instala ante situaciones repetitivas y comunes, siempre que éstas sistemáticamente perjudiquen el equilibrio natural y alejen cualquier posibilidad de armonía interior.
Estas situaciones pueden instalarse incluso sin cualquier experiencia traumática; poco a poco, casi sin ser notadas, desde que representen una práctica común y corriente ? aunque sea enfermiza o desequilibrada ? mantenida por el medio y por las personas con que vivimos y nos desenvolvemos ? en especial en las experiencias con la familia, escuela, amigos de infancia y así en adelante.
El ADMINISTRADOR DEL DOLOR es muy celoso de sus inversiones y, en él, toda acción se verifica para alcanzar algún objetivo o ganancia personal. En él todo depende (del control y manipulación de los resultados, ganancias y ventajas), de modo que él no da un paso sin pensar en lo que va a ganar con esto, sin evaluar si va a salir bien; actuando generalmente de forma convencional en la creencia de controlar las probabilidades de éxito e intentando garantizar que éstas estén todas controladas o, mejor, procurando saber si tenemos en manos todos los medios de hacer que las cosas:
1-Salgan bien
2-Se hagan a nuestra manera
3-Se produzcan según nuestras preferencias y deseos.
El objetivo final es el de no sufrir... mientras que, generalmente, el deseo de realización está tan solo esbozado...
Claro que está implícita, en este esfuerzo, una falsa noción de potencia y de capacidad de control sobre los demás, sobre el mundo y sobre la realidad en general. En este sentido es como si la persona tuviese la omnipotente sensación de tener en manos todos los medios de hacer que las cosas salgan bien, del modo que mejor le convenga.
Desde este punto de vista, por cierto, infantil / egocéntrico, es como la mayoría de nosotros toma decisiones (¡sic!) y hace elecciones (¡sic!).
Sacar la Conciencia Individual de los estrechos límites a los que ella se ha adaptado es el trabajo terapéutico psicológico, dando al YO nuevos aires para respirar y más energía para moverse; claro, después de extinguir algunos gastos inútiles de energía, como, por ejemplo, el ya citado esfuerzo inútil de controlar lo incontrolable.
Lo que el ADMINISTRADOR DEL DOLOR suele entender como lo más desagradable es la simple existencia de energía vital e inconsciente implicada... cuando se puede notar que hay una fuerza mayor actuando... al sentir esto él ya toma las decisiones medrosas de protegerse, pues si hay energía, si hay otros poderes, entonces estos poderes solo pueden ser malos...
En esta categoría de MALO / EQUIVOCADO se pueden incluir los instintos, el impulso para el placer, el deseo de aventura, la creatividad, la espontaneidad y otros temibles procesos inconscientes e incontrolables.
Si hasta ciertas teorías psicológicas se han visto atraídas a esta posición de defensa, ¡¿por qué no podemos nosotros, meros seres comunes, sucumbir al atractivo de defendernos ferozmente del desconocido (Inconsciente) que hay en nosotros?!?!?!?!?!?!?!?!?
Si nos permitimos soñar o desear algo muy idealizado, por ejemplo, y si después los resultados son frustrantes o dolorosos, a no tardar ya no desearemos nada, pues por la lógica racional del discurso interiorizado del ADMINISTRADOR DEL DOLOR queda implícito que: Si yo no hubiese deseado ni me hubiese dejado envolver demasiado por la fantasía, no habría sufrido tanto.
Y con base en estos intereses y presupuestos erróneos elegimos (¡sic!) si vale (o no) la pena hacer algo, en determinada situación...
El hecho siempre significativo es que tenemos más miedo a la REPETICIÓN DEL PASADO que realmente miedo a lo DESCONOCIDO, al futuro o a lo nuevo.
¡El ADMINISTRADOR DEL DOLOR es un GUARDIA posesivo de sus pertenencias!!!!!!!
Naturalmente, todo el esfuerzo de CONTROLAR (las situaciones, las personas) está condenado al fracaso, pues la omnipotencia infantil subyacente, con frecuencia, no es ni siquiera identificada o concienciada: en consecuencia, cuando el resultado no es alcanzado la culpa por el fallo es siempre PERSONAL.
Esta función egoica (el Administrador) generalmente no piensa en dar nada, solo piensa en lo que va a garantizarse, en lo que va a ganar con cada acto y no se mueve si no hay, por detrás de su acto, una insistente y renitente NECESIDAD / CARENCIA PESONAL que alcanzar o algo (como un MIEDO) que proteger.
Los MIEDOS, aunque adquiridos en la experiencia práctica, con personas y situaciones, también son experimentados de forma bastante personal y se vuelven muy característicos. Sin embargo, es bueno no olvidar que tu MIEDO o tu ANGUSTIA solo pueden tener el PODER que tú le hayas otorgado. Cuanta más VOZ y PODER das a tu MIEDO, más lo fortaleces y, de modo complementario, más debilitada queda la Conciencia Individual.Es frustrante que solo te repitas día tras día. Es terrible, pues te descubres empequeñecido y tu autoestima solo puede construirse mediante esfuerzos y adaptaciones, ya que la frustración que trae una postura tímida está siempre presente y es preciso alejarla, para no contaminar las seguridades débilmente estructuradas por toda una vida de rutinas y repeticiones.
¿Quién no conoce personas que nos dejan muy claro lo que JAMÁS hacen, como por ejemplo, tomar la iniciativa o, VICEVERSA, quién no conoce personas que JAMÁS saben esperar el momento oportuno para actuar?
De modo general el ADMINISTRADOR DEL DOLOR es muy rígido y no sabe lidiar con pares de opuestos O con paradojas de cualquier tipo.
Ejemplificando: Una persona puede sufrir tanto el vicio de la pasividad como el de la actividad. El problema del VICIO en una ? siempre la misma ? calidad de respuesta a la vida.
Hay, sí, un tipo de coraje activo que nos hace enfrentarnos a situaciones y personas. Con todo, este no es el único coraje posible, pues necesitamos adaptarnos al mundo también en el sentido ?femenino / reactivo?, en el sentido de la polaridad pasiva frente, por ejemplo, a situaciones que no hemos creado, no deseamos, no apreciamos. Al ?universo?, aparentemente, no le preocupa, ni nos pregunta si las preferimos o deseamos: ellas solamente ocurren y nos afectan, generalmente de forma impactante, especialmente si negamos / renegamos de su existencia.
El psicólogo que trabaja con el Inconsciente y con los sueños nota que tenemos MÁS DE UNA dimensión activa dentro de nuestro proceso de Consciencia Individual.
Lo que nos hace completamente humanos es la posibilidad ? raramente ejercida ? de entender / comprender tanto las demandas (necesidades, carencias, presiones) externas como las internas.
Necesitamos una función central, una función que sea orientadora y que nos haga tener que responder tanto a las demandas externas como a las internas, originadas en nuestro proceso psicológico vital.