La Radiestesia está ligada a las manifestaciones de la mente. La mente está dividida en dos partes distintas: el consciente y el inconsciente. En el consciente está lo racional y en lo inconsciente el instinto y la intuición. Es en lo inconsciente donde se encuentra toda la sabiduría del ser humano, pues ahí es donde quedan almacenados los conocimientos de la vida.
En la práctica de la radiestesia se utilizan varios instrumentos, siendo que el más común es el péndulo.
El péndulo es uno de los medios de que disponemos para hablar con nuestra mente inconsciente.
Teóricamente el péndulo no se equivoca, porque el inconsciente da siempre respuestas acertadas, siempre que la pregunta se haga a nuestra mente inconsciente de forma precisa, para que la respuesta sea positiva o negativa, o también con otras combinaciones previamente acordadas.
Las aplicaciones de la radiestesia son innumerables: en prospecciones, procedimientos agrícolas, medicina, localización de personas y objetos desaparecidos, arqueología, meteorología y otras.
La radiestesia, en muchos países como Francia, Alemania, Estados Unidos y otros, está considerada como profesión, con todas las implicaciones inherentes a la vida profesional. Por tanto la radiestesia no tiene connotación mística ni tampoco es exclusiva de unos pocos iluminados.
La radiestesia es el arte de transformar en efectos físicos las manifestaciones intuitivas.
El principal factor es el perfeccionamiento personal del operador, que ha de adquirir una sensibilidad que puede y debe ser desarrollada, lo cual se logra mediante ejercicios constantes, cursos y lectura de libros adecuados, que llevan al individuo a una nueva filosofía de vida. La radiestesia nos conduce al conocimiento que tenemos e ignoramos.
La radiestesia es el arte de sensibilizarse con radiaciones. El término proviene del latín (radius), que significa radiaciones, y del griego, que quiere decir sensibilidad, o sea, sensibilidad a las radiaciones.
Está científicamente comprobado que todos los cuerpos emiten energía en forma de ondas (vibraciones), que nos rodean todo el tiempo y estimulan de forma continua nuestro sistema nervioso, el cual las conduce al cerebro donde quedan registradas en nuestro inconsciente, pues todo vibra, todo irradia en el universo, del exterior hacia el interior.
Cuando entramos en sintonía con las ondas externas, el cerebro las capta y manda la información a nuestro inconsciente, y éste emite ondas internas a través de la sensibilidad neuromuscular, provocando la reacción externa en forma de movimientos en los instrumentos radiestésicos utilizados en ese momento (varita, péndulo, péndulo cromático, aurameter, dual rode, etc.).
El instrumento radiestésico funciona como amplificador y pasa a ser un práctico instrumento de conocimiento y auto-conocimiento, que a partir de determinados momentos nos proporciona respuestas claras y objetivas a cuestiones de cualquier naturaleza, tales como diagnósticos médicos, existencia de yacimientos, aguas subterráneas, personas y objetos desaparecidos, etc.
Esa pesquisa solo puede llevarse a cabo cuando se produce una perfecta sintonía entre las radiaciones de los objetos o anomalías y nuestro sistema neuromuscular. A esa sintonía se le da el nombre de resonancia.
De esa forma, nuestro sistema emite impulsos involuntarios que provocarán movimientos en los instrumentos radiestésicos. Siendo así, el objeto de la pesquisa actuará como un emisor, el cerebro como un receptor y el instrumento radiestésico como un amplificador.