Días confusos, acontecimientos turbulentos, todo parece indicarnos un estado de caos en el mundo. En cambio, pese a esta aparente derrocada, la naturaleza sigue su curso y serenamente continúa cumpliendo su destino.
Cada ser vivo dedicándose a existir del modo más simple y natural, como si jamás fuese a haber cambios en su entorno. Esta armonía sorprendente puede ser observada siempre que nos retiramos a regiones donde la naturaleza se mantiene intocada. Solamente el hombre, en su capacidad de intervenir en la realidad, la mayoría de las veces negativamente, se siente amenazado.
No obstante, no consigue percibir que él mismo constituye su mayor amenaza. Mientras no seamos capaces de descubrir una manera de vivir con naturalidad, despertándonos cada día en profunda sintonía con el Universo, continuaremos siendo víctimas de la sensación de peligro y desamparo.
Aquellos que ya han alcanzado un grado considerable de consciencia, saben que la seguridad tiene origen en una fuente interior, e independe de los factores externos. Ella brota de una convicción de que el Universo siempre nos proveerá de todo cuanto necesitamos para ser felices.
Pero llegar a este estado de conexión solo es posible cuando creemos plenamente en la dimensión divina de la existencia, que se revela a través de signos, muchas veces sutiles, y perceptibles tan solo para aquellos que amplían sus canales de percepción.
La meditación es la forma más eficaz de abrir estos canales y solamente ella puede proporcionarnos el milagro del cambio de un estado de adormecimiento a otro en el cual nos mantenemos vivos, alertas y conscientes, tanto de los pensamientos que pueblan nuestra mente, como de las emociones que dominan nuestro corazón.
Abrirse a este nuevo estado de ser nos ayuda a permanecer inmunes a la acción del negativismo que predomina en torno. Por mayor que sea la compasión y la solidaridad para con aquellos que aún viven esclavos de la ilusión, ya no más nos identificaremos de modo ciego con este estado de ser.
Seremos capaces de caminar entre ellos, manteniendo intacta nuestra luz, y vislumbrando en cada uno el potencial divino que todos portamos sin distinción. El milagro puede ocurrir a cualquier momento si, cada día que pasa, más y más de nosotros creemos en su realización.
Mente y Creatividad
Amado Osho,
En la mente, en el proceso de pensar, hay mucha energía. ¿Cómo podemos usar esa energía de modo creativo y constructivo?
La pregunta es muy compleja. Suena simple, pero no es simple.
Estás preguntando: La mente está llena de energía; ¿cómo usar esa energía de modo creativo y constructivo?
¿Quién va a usar esa energía?
Si la propia mente va a usar esa energía, nunca podrá ser creativa y nunca podrá ser constructiva.
Esto es lo que está sucediendo por todo el mundo. Es eso lo que está ocurriendo en la ciencia... Toda la miseria de la ciencia es que la mente está usando la propia energía... pero la mente es una fuerza negativa – ella no puede usar nada creativamente, ella necesita un maestro. ¡La mente es un sirviente...!
¿Tienes tú un maestro?
Siendo así, para mí la cuestión es... la meditación desarrolla el maestro interno. Ella te vuelve completamente alerta y consciente de que la mente es un instrumento. Ahora entonces, lo que quiera que desees hacer, puedes hacerlo. Y si no quieres hacer nada con ella, puedes ponerla a un lado y permanecer en absoluto silencio.
En este momento tú no eres el maestro – ni por cinco minutos... Tú no puedes decir a la mente: Por favor, quédate silenciosa cinco minutos... Estos serán los cinco minutos en que la mente será más veloz, corriendo más que nunca... – porque tendrá que ponerte de manifiesto quién es el maestro.
...Si intentas dejar de pensar por cinco minutos, entrarán más pensamientos que nunca – por la sencilla razón de exponerte que tú no eres el maestro. Así, primeramente la persona tiene que conseguir la maestría; y el medio de convertirse en maestro no es decir a los pensamientos: ¡Parad! El medio de hacerse maestro es observar todo el proceso de pensamiento.
...Tus pensamientos tienen que comprender una única cosa: que tú no estás interesado en ellos. En el momento en que hayas afirmado esto, habrás alcanzado una gran victoria. Simplemente observa. No digas nada a los pensamientos. No juzgues. No condenes. No los eches fuera. Déjalos hacer lo que quiera que estén haciendo, cualquier gimnasia – déjales hacer; simplemente observa y disfruta. Se trata de una bella película. Y te sorprenderás: simplemente observando, llega un momento en que los pensamientos ya no estarán presentes, no habrá nada para observar.
Esa es la puerta a que he llamado la nada, el vacío.
Por esa puerta entra tu ser verdadero, el maestro. Y ese maestro es absolutamente positivo; en sus manos, todo se transforma en oro.
...Así, tú no puedes hacer nada directamente con la mente. Tendrás que dar algunas vueltecitas; primero, tienes que traer a tu maestro para dentro. Falta el maestro y, durante siglos el sirviente ha creído que él era el maestro. Simplemente deja entrar al maestro y el sirviente, inmediatamente, comprenderá. Basta la presencia del maestro y el sirviente cae a los pies del maestro y espera alguna orden, cualquier cosa que el maestro desee que se haga – él estará dispuesto.
...No toques la mente. En principio, solamente descubre dónde está el maestro. Se trata de un mecanismo complicado. Deja que el maestro esté presente y la mente funciona como un sirviente, muy perfectamente.
En Oriente, hemos hecho eso. Gautama, el Buda, podría haberse convertido en Albert Einstein sin ninguna dificultad; era un genio mucho mayor. Pero toda su vida estuvo dedicada a la transformación de las personas, para dentro de la consciencia, para dentro de la compasión, para dentro del amor, para dentro de la bienaventuranza.
OSHO. The Osho Upanishad.
Publicado dia 11/28/2009 10:30:25 AM em STUM WORLD
