Es increíble la capacidad que tiene la mente para crear fantasías e ilusiones acerca de la realidad. Y una de las áreas de la vida en que éstas más se manifiestan es, sin duda, la de la afectividad.
He venido siendo testigo de innumerables casos de personas que se embarcan en situaciones increíbles, movidas por la ilusión de que han encontrado al fin la persona que tanto anhelaban.
Y, por más que el otro dé señales de no corresponder a este ideal, ellas simplemente no lo ven, y siguen vivenciando la fantasía durante largo tiempo. Tardan en caer de la burra y solo lo hacen después de experimentar mucho sufrimiento y, en algunos casos, hasta de ser víctimas de explotación por parte del otro.
Cuánta más ansiedad cultivan en relación al encuentro del alma gemela o del amor ideal, más fácil es que acaben siendo víctimas de esta clase de fantasías, que las hace proyectar en alguien el modelo imaginario.
La carencia de amor y nutrición emocional en su historia de vida les lleva a depositar en otra persona la única posibilidad de ver cubiertas sus necesidades afectivas. Como si la alegría, la felicidad y el entusiasmo por la vida solo pudiesen alcanzarse desde el exterior.
Esta creencia es una de las mayores causadoras de angustia que testimoniamos en el ser humano. Solamente el despertar del amor propio y de una sólida confianza en uno mismo, que nos haga capaces de disfrutar de nuestra soledad con serenidad, nos hará capaces de atraer el amor que tanto hemos deseado.
Pues, cuando éste venga, no será una forma de llenar nuestro vacío interior, sino un encuentro de seres plenamente integrados en su interioridad, que aprovechan el placer de compartir la vida sin ningún tipo de dependencia.
... Ten cuidado con lo que te dice tu mente. No tengas tanta confianza en ella. Y nosotros nunca dudamos. Podemos dudar de todos, pero nunca dudamos de nuestra propia mente.
Y ha sido tu mente lo que te ha llevado a ese estado en que estás. Si estás en un infierno, tu mente es lo que te ha llevado a ese infierno, y tú nunca dudas de ese guía. Puedes dudar de cualquier profesor, de cualquier Maestro, pero nunca dudas de tu mente. Con fe inquebrantable, vives con tu mente como si ella fuese el gurú. Y tu mente es lo que te ha traído a toda confusión, a la miseria que eres.
Si vas a dudar de algo, duda en primer lugar de tu propia mente y, cada vez que tu mente te diga algo, piensa dos veces.
... No tienes tiempo para meditar – para dedicar una hora a la meditación. Piensa dos veces. Pregunta otra y otra vez a la mente: ‘¿Será el caso de que yo no tengo tiempo?’
Yo no lo veo así. Nunca he visto un hombre que no tuviese tiempo suficiente. Veo a la gente jugar a las cartas y dicen: ‘Estamos matando el tiempo’. Van al cine y dicen: ‘¿Qué hacer?’ Están matando el tiempo, cotilleando, leyendo mil veces el mismo periódico, hablando de las mismas cosas de que llevan hablando toda la vida y dicen: ‘No tenemos tiempo’. Para las cosas innecesarias sí tienen tiempo. ¿Por qué?
Con una cosa innecesaria la mente no está en peligro. En el momento en que piensas en la meditación, la mente se pone en alerta. Ahora vas a encaminarte hacia una dimensión peligrosa. Porque meditación significa muerte para la mente.
Si te encaminas a la meditación, tarde o temprano tu mente va a disolverse.
La mente se pone en alerta y empieza a preguntar. ‘¿A qué horas?’ Y, aunque haya tiempo, hay cosas más importantes que hacer. Primero, lo aplazas para más tarde. Puedes ponerte a meditar en cualquier momento. El dinero es más importante. Primero junta dinero, después medita en las horas muertas. ¿Cómo puedes meditar sin dinero? Por eso, atiende al dinero; y medita más tarde.
Sientes que la meditación puede ser aplazada fácilmente, porque no está relacionada con tu supervivencia inmediata. El pan no puede aplazarse: ¡te morirás! El dinero no puede ser diferido: es esencial para tus necesidades básicas. La meditación puede ser diferida. No está ligada a tu supervivencia: puedes sobrevivir sin ella. En realidad, puedes sobrevivir fácilmente sin ella.
En el momento en que te hundas profundamente en la meditación, tú no sobrevivirás, en este mundo al menos. Tú desaparecerás. Desaparecerás del círculo de esta vida, de esta rueda. La meditación es igual a la muerte, por eso a la mente le da miedo. ‘Aplaza’, dice ella. Y puedes seguir aplazando ad infinitum. Tu mente está siempre diciendo cosas como esta, y no pienses que estoy hablando de otras personas. Estoy hablando especialmente de TI. He encontrado a mucha gente inteligente que se pone a decir cosas no inteligentes sobre la meditación.
Yo estaba en una gran ciudad y el recaudador de esa ciudad vino a encontrarse conmigo a las 11 de la noche. Yo ya me iba a la cama y él vino y dijo: ‘¡No! Es urgente. Estoy desesperado. Es una cuestión de vida o muerte. Concédeme al menos media hora. Estoy muy desesperado. Y estoy tan frustrado que cualquier cosa puede pasar en mi mundo interior. Mi mundo exterior está totalmente perdido.’
Yo le dije ‘Ven mañana a las 5.’ Él contestó: ‘Eso no es posible’. Era una cuestión de vida o muerte, pero él no podía levantarse a las cinco de la mañana. Dijo: ‘No puedo. Nunca me levanto así tan temprano’. ‘Bueno’, le dije, entonces ven a las 10’. Él contestó: ‘Eso también va a ser difícil, porque a las 10:30 tengo que estar en mi despacho’.
Él no podía disponer de un día libre y era una cuestión de vida o muerte. No era un hombre ignorante. Era bastante inteligente. Esos trucos eran muy inteligentes.
Por tanto, no pienses que tu mente no está haciendo los mismos trucos. Ella es muy inteligente. Y, por pensar que la mente es tuya, nunca dudas. Ella no es tuya, es tan solo un producto social. ¡No es tuya! Te ha sido dada, te ha sido endilgada. Tú has sido aleccionado y condicionado de un determinado modo. Desde pequeño, tu mente ha sido creada por los otros – por los padres, por la sociedad, por los profesores. El pasado está creando tu mente, influenciando tu mente. El pasado muerto está influenciando tu vida continuamente. La mente está tan íntimamente ligada a ti, la separación es tan pequeña, que te has identificado con ella.
Tú has sido influenciado, enrolado, apresado en una condición particular y entonces la vida ha continuado aumentando esa mente y esa mente se ha vuelto pesada, sobrecargándote. Tú no puedes hacer nada; la mente sigue influenciándote a su modo.
Tus experiencias van añadiéndose a tu mente. Constantemente tu pasado está condicionando tu momento presente. Si yo te digo algo, tú no piensas respecto de ello de una manera nueva, de una manera abierta. Tu vieja mente, tu pasado, se mete por medio y empieza a hablar y a debatir a favor o en contra.Recuerda, tú no eres tu mente. Tú no eres tu cuerpo. ¿Quién eres tú?
O bien la persona está identificada con el cuerpo, o bien con la mente. Tú piensas que eres joven, piensas que eres viejo, piensas que eres hindú, que eres jaina.
¡Tú no lo eres!
Tú has nacido como consciencia pura.