Un año nuevo se inicia y con él una nueva jornada de 365 días. ¡Qué sabio invento el calendario! Con posibilidad de recomienzo, de promesas, de nuevos desafíos. Tenemos cada año la oportunidad de hacer una experiencia diferente, que podemos llamar “elecciones”.
Podemos elegir vivir energías buenas y olvidar las negativas que nuestra mente insiste en presentarnos; podemos rumiar cosas malas o simplemente decir “¡basta de vivir de esta forma!”, incluso porque si estamos protestando, es que la fórmula no ha dado resultado.
El pasado puede ser un enriquecedor aprendizaje siempre que podamos aprender la lección que nos ha enseñado. Cuando de veras hemos aprendido la lección, la vida continúa de forma armoniosa. En cambio, cuando no la hemos comprendido, nuevas situaciones idénticas se presentan y acabamos repitiendo experiencias, algunas veces dolorosas.
Asumir el control de tu vida optando por las mejores opciones significa esforzarte al máximo en ver solamente el lado bueno de la vida, apreciar solamente lo que es bello.
Caramba, cuánto tiempo perdemos imaginando lo que no es bueno y ocupando espacio de nuestra mente con cosas malas. ¡Sí! ¡Podemos decir ocupar espacio, pues, si llenamos nuestra mente tan solo con cosas buenas, simplemente no queda sitio para lo que no sea bueno!
Hace algunos meses he sido llamada para atender a una muchacha que presentaba serios problemas de caída de cabello; en ese momento puedo decir que era algo serio, pues se le podía ver el cuero cabelludo; digo esto pues muchas veces imaginamos problemas que ni siquiera existen y creamos monstruos en nuestra cabeza. Pero este caso era grave y el problema se desarrolló de una forma muy acelerada, en dos años.¡Me quedé asombrada al ver la foto de la muchacha de dos años atrás!
Ella ya había buscado ayuda en las más diversas opciones de tratamiento, nada se había encontrado y la caída continuaba. ¡Imagínese cómo eso afectaba a su autoestima!
Utilicé, entonces, la mesa radiónica a fin de verificar energéticamente lo que podía estar pasando:
Identifiqué un hecho extremadamente traumático ocurrido en su vida hacía dos años, relacionado directamente con su familia: era un proceso de rechazo. Pregunté qué cosa tan traumática había sucedido en su vida hace exactos dos años.
La chica pensó durante cierto tiempo y enseguida se puso a llorar y a contarme:
“He pasado toda mi vida viviendo solamente con mi madre. Tengo una hermana mayor, a la que casi nunca veo, ella tiene serios problemas económicos y su marido tiene complicaciones emocionales. Quizá incluso por vergüenza ella se ha alejado de la familia”.
Su madre se puso seriamente enferma y necesitó de sus cuidados durante varios años. Era una enfermedad en la cabeza que causaba pérdida de memoria y dolores constantes. Esta situación de su madre duró cuatro años, y ella la cuidó intensivamente, sola y sin dejarlo un solo minuto.
La madre vino a fallecer tras mucho sufrimiento y dejó el pequeño apartamento en que ambas vivían.
Pasadas algunas semanas desde la muerte de la madre, la hermana fue a verla, exigiendo el apartamento y, en aquella ocasión le contó un secreto que le ha causado el mayor trauma de su vida: “¿Por qué te consideras dueña del apartamento si ni hija suya eras?
Le dio la espalda y se marchó.
La muchacha fue, entonces, en busca de la historia y descubrió que aquello era verdad, que ella era hija adoptiva.
Sus padres vivían en una ciudad de playa cercana a Sao Paulo y prácticamente no tenían contacto con el resto de la familia; cuando la hija mayor tenía alrededor de quince años, hubo la oportunidad de una adopción repentina. En un hospital cercano a su casa había nacido una niña prematura y la madre había muerto en el parto; el padre no quiso hacerse cargo de la pequeña y la dio en adopción. Las monjas que atendían el hospital conocían a la madre de esta chica y le ofrecieron a la niña.
Ellos ocultaron este hecho a toda la familia, como si realmente la madre hubiese estado encinta y nacido la criatura; solamente la hermana conocía toda la historia.
Por un apartamento ella rompió el secreto de familia.
En mi posición de radiestesista, nunca cuestiono quién tiene la razón, mi función es atender y solucionar el problema por el cual el paciente ha acudido a mí.
Entendido y traído a la conciencia lo ocurrido y pudiendo asociarlo a la pérdida de cabello, iniciamos entonces un tratamiento, desenredando los cordones energéticos formados con el pasado, eliminando así el trauma, y el problema de la caída de cabello desapareció por completo.
Cabe aquí una explicación: durante todo este tiempo en que estábamos haciendo el tratamiento energético, no hubo interrupción del tratamiento clínico, por tanto teníamos que acompañar el desarrollo positivo de la cura, pues había medición clínica constante de número de hebras de cabello por región observada. O sea, la caída estaba siendo monitorizada constantemente.
La identificación de un hecho del pasado que no nos hace bien es algo importantísimo, pero quedarnos rumiándolo sin buscar ayuda es lo que realmente acaba con nuestra energía, por eso afirmo siempre: busca ayuda, transforma tu vida y haz de tu pasado un eterno aprendizaje.
En muchos momentos de mi vida utilizo un mantra para limpieza de energía y, a ruego de mi amigo Sergio Scabia, lo pongo a disposición de todos en este Website; sin duda os ayudará mucho a percibir la necesidad de cambiar algunas cosas en vuestra vida:
Apelemos a la Presencia Divina YO SOY que paira sobre nosotros por el Manto de Luz Blanca. Visualizo una luz blanca cristalina, poderosa y radiante, formada por miríadas de electrones, descendiendo sobre nosotros, envolviéndonos de forma protectora y traspasando nuestros cuerpos, mientras repetimos tres veces:
YO SOY, YO SOY, YO SOY, la Victoriosa Presencia del Omnipotente Dios que ahora me envuelve, en su llameante y brillante Manto de Luz Blanca, manteniéndome invisible e invulnerable a toda creación humana ahora y siempre.
Complementemos nuestro Manto de Luz, tejiéndolo ahora, con la irradiación electrónica de la Presencia YO SOY que habita nuestro corazón y visualicemos la Luz Blanca partiendo de nuestros cuerpos e irradiando en todas las direcciones, mientras apelamos:
Bien-Amada Presencia YO SOY en mí, destacaos de cada célula de mi cuerpo y envolvedme en el llameante y brillante Manto de Luz Blanca que me hace invisible y mantiene la victoria sobre toda creación humana.
Bien-Amada Presencia Divina YO SOY, envolvedme y a la humanidad, ahora, en Vuestro Poderoso y mágico Manto de Luz, de pura sustancia de luz electrónica y hacedlo tan fuerte que ninguna desarmonía me pueda afectar. Hacedme invisible, invencible, invulnerable e intangible, contra todo lo que no representa Vuestra Divina Perfección y hacedme altamente receptivo a todo cuanto proviene de Vos.
¡Que así sea!
Publicado dia 1/9/2010 10:41:17 AM em STUM WORLD
