Son innumerables las formas de acceso al subconsciente, pero la radiestesia es una de las más sorprendentes cuando hablamos de respuestas directas. Tu subconsciente no te engaña, en él es donde están todos los registros que vivenciamos, incluso aquellos que nos pasan desapercibidos.
Muchas veces en nuestra vida somos llevados por impresiones y sensaciones que no se compaginan con la realidad, vivimos aquello que nuestra imaginación nos muestra.
Hacemos de nuestra realidad una falsa realidad a fin de amortiguar el sufrimiento eminente. Pero ¿hasta cuándo vivir así? Un día llega el basta, o lo que se dice popularmente, se cae la casa, se trata muchas veces de un colapso en un determinado aspecto de nuestra vida, que nos lleva a repensarlo todo.
Cuando se cae la casa tenemos la sensación de perder el suelo, y cuestionamos todo, preguntándonos ¿por qué a mí? Nos sentimos víctimas y nos hundimos en un mar de pensamientos y emociones negativas sin fin, que solo sirven para hacer que el sufrimiento perdure por más tiempo.
El universo es muy sabio y siempre en tu vida te ocurrirá lo mejor; si algo ha venido para poner de manifiesto una situación, da las gracias por todo, podría haber sido peor de haber continuado engañándote.
Con la práctica de la radiestesia y el acceso constante a nuestro subconsciente nos convertimos en antenas parabólicas, o sea, el acceso y percepción a energías externas se vuelve más rápido y preciso, ya no albergamos dudas cuando nuestra intuición intenta mostrarnos algo.
A continuación os cuento una historia de un atendimiento que hice recientemente, que demuestra que es posible poner nuestra vida en orden cuando encontramos el origen de nuestros problemas; para eso empleé las herramientas que tengo a mi disposición: la radiestesia y la radiónica.
Hace algunos meses me llamó una muchacha para hacer un atendimiento en su casa; deseaba verificar las energías del local y además cuidar la parte personal.
Me informó de que el principal problema en su vida era la parte económica, nada fluía, el ambiente en su trabajo era pésimo, las tareas no rendían, cometía frecuentes errores, y ya se le habían hecho algunas advertencias, lo cual nunca antes había sucedido.
El dinero siempre era gastado sin planificación, o sea, en gastos inesperados que siempre aparecían, y el dinero se esfumaba de sus manos; ya no sabía qué hacer pues las deudas se acumulaban, además de una preocupación mayor que era la compra del apartamento en que vivía.
En el acuerdo de la separación ella tenía un plazo de carencia de 5 años para comprar la mitad del apartamento de su ex marido y poder continuar viviendo allí, y hasta entonces ni siquiera imaginaba la menor posibilidad de que esto se concretizase.
También me contó que había pasado por un proceso de separación muy doloroso, que aún amaba mucho a su ex marido, y que no imaginaba cómo podría vivir sin él. El sufrimiento era latente y perceptible en sus palabras. Me dijo además que de momento esto no importaba mucho, pues la preocupación económica era mayor.
En cuanto a su salud estaba tratándose de un comienzo de síndrome de pánico, pero me dijo que lo tenía bajo control a base de medicación.
Llevé a cabo toda la medición en la casa, curamos el local que estaba repleto de “memorias de pared” y de energías que se habían vivido allí y todavía pulsaban.
Al final del matrimonio fueron numerosas las discusiones y peleas, las agresiones también habían sido frecuentes, y toda aquella energía permanecía en el local.
Bien, la casa estaba curada, ahora empezaríamos con la parte personal; tras hacer toda la medición, le dije: estás en posesión de diversos cordones emocionales de ligadura con tu ex marido; esta energía continúa siendo alimentada por ambas partes y es preciso romper esos cordones. La ruptura no significa nada de malo, ninguna situación forzada, simplemente vamos a hacer que la energía fluya entre vosotros de una forma armónica y no enfermiza.
El primer aspecto en tu vida que hemos de tratar en este momento es el aspecto emocional y no el económico, le dije, ya que toda la energía dependiente de este aspecto no permitía fluir a los demás aspectos de su vida.
Al principio ella se mostró sorprendida, pero empezamos el tratamiento.
Comenzamos el proceso de cura radiónica a fin de romper tales cordones; le informé de que sería un proceso doloroso, pues muchos recuerdos y hechos retornarían para que la energía fuese vivenciada y vista de una diferente forma, eliminando así los traumas o cordones formados.
Todo el proceso de la ruptura energética se extendió durante dos meses; a cada medición yo percibía la evolución de la autoestima de la muchacha, la forma en cómo ella afrontaba las situaciones demostraba que su amor propio aumentaba; en fin, su frecuencia energética general subía, demostrando que los aspectos generales de su vida se estaban equilibrando.
Vivencio esto muchas y muchas veces a lo largo de mi trayectoria de radiestesista y digo que sin el auxilio de la radiónica se hace imposible esa ruptura de cordones que muchas veces acaban siendo alimentados durante una vida entera, siendo que nadie es dueño de nadie; las energías permanecen juntas todo el tiempo en que han aportado algún aprendizaje a uno de los dos; después de esto, la unión se deshace y vida nueva, la vida sigue...
Los pensamientos obsesivos, que seguimos rumiando a lo largo de nuestra vida, cansan más que una actividad física intensa; nuestra mente es capaz de despender una cantidad inmensa de energía sin encaminarla a nada en concreto; el pensar simplemente no nos lleva a nada concreto, solamente nos hace daño y nos coloca en estado de frecuencia negativa.
Quien no tiene dominio sobre su mente se convierte en esclavo de ella, alimenta intrigas y hace que la calidad de sus pensamientos sea pésima.
Las situaciones emocionales que desgastan, de tristezas y rabias intensas, consumen una inmensa energía, bajan nuestra frecuencia y se interfieren como un todo en nuestra vida.
Toda esa energía malgastada hace que nuestra vida se quede estancada, lo cual genera conflictos y problemas serios en diversos aspectos, como en la salud y en lo económico; sí, esto es así, un problema emocional mal resuelto puede acarrear efectos en otras áreas de tu vida, por tanto, no siempre el problema a tratar es el que supones que tienes ante ti.Numerosos son los casos en que tratamos aspectos emocionales y la vida de la persona florece en todos los aspectos; este ha sido el final del caso que acabo de relatar.
Después de efectuada la cura emocional y de deshacer los cordones, los problemas económicos empezaron a resolverse, apareciendo nuevas perspectivas; incluso un principio de síndrome de pánico que ya estaba siendo tratado por médicos con medicamentos desapareció por completo.
Esto significa que con el auxilio de la radiestesia y de la radiónica el origen de los problemas fue detectado y la solución tuvo el efecto de un equilibrio general en la vida de la joven.
En la parte económica también se ha constatado un equilibrio, por el aumento de concentración en el trabajo y los efectivos resultados obtenidos.
La compra del apartamento también se concretó; la empresa en que ella trabajaba fue vendida a otro grupo y aparte de continuar en la nueva fusión, por el acuerdo alcanzado la deuda del apartamento quedó saldada.
Historias como estas nos llevan a pensar, hasta cuándo nos permitiremos vivir situaciones complicadas y de dolor. ¡Eleva tu frecuencia energética y haz que tu vida se convierta en aquello que deseas!
Publicado dia 1/16/2010 4:16:20 PM em STUM WORLD
