¿Alguien se acuerda de los dibujos de Blancanieves y los Siete Enanitos?
Se habrá tratado solo de una fantasía del autor, o será que hay algo mucho más abarcador y real... ¿Será que Walt Disney no tuvo alguna intuición más profunda, alguna experiencia ‘diferente’, que le permitió presentar a todo el mundo esta bellísima historieta, llegando hasta el punto de que niños y adultos la han sentido como algo real que podría estar por detrás de todo?
Sé perfectamente que muchos lectores podrán torcer la nariz al leer este artículo, pero queda al criterio de cada cual la posibilidad de entrar en el espíritu del texto, aun no creyendo en la existencia de esas pequeñas criaturas, invisibles para la mayoría de las personas.
Muchos de nosotros sabemos que principalmente los niños viven conversando y jugando con esos minúsculos enanitos, multicolores y de muy buen humor, principalmente cuando están en contacto con la naturaleza y en lugares donde hay muchas flores. Quizá todos nosotros tengamos esos registros maravillosos que permanecen olvidados en las páginas distantes del libro de memorias de nuestra vida.
Los más variados compendios de ciencias ocultas nos relatan que los Gnomos forman parte del Reino Mineral y responden por él, y que tienen condiciones para transmutar la materia perteneciente a ese Reino, transformando, por ejemplo, roca en cristal.
Los Duendes son responsables por el Reino Vegetal, donde operan, cuidando de los ciclos de renovación y crecimiento, ejerciendo su influencia sobre las plantas, las flores y los cultivos en general, teniendo inclusive el poder de controlar todas las variaciones climáticas.
Dentro de lo que podemos considerar como su campo de actuación, ellos consiguen llevar a cabo curas tenidas como milagrosas, ayudando al ser humano y principalmente a los niños.
Quiero aquí relatar un caso verídico autorizado por Julieta, madre del pequeño Adolfo; ella es dueña de un restaurante al aire libre en Manaos, el Adolpho – el Asador Oficial, que yo frecuento cuando estoy en aquella ciudad.
Una noche ella y yo estábamos conversando sobre el lado esotérico de la vida, hablando de reencarnación, de proyección astral y otros asuntos del género, cuando el pequeño Adolfo vino a sentarse cerca de nosotros deseoso de escuchar nuestra conversación.
Julieta, considerando no tratarse de asunto para niños, le mandó irse a pasear.
La charla continuó hasta un punto en que ella me preguntó qué me parecía de la existencia de Duendes y Gnomos.
Justamente en este momento llega Adolfito nuevamente y se sienta a mi lado.
Una vez más Julieta intentó echarlo, pero yo le pedí que le dejase quedarse escuchando nuestra conversación...
Para total sorpresa nuestra, aún antes de que pudiésemos argumentar cuáles eran nuestras opiniones al respecto, él preguntó:
Tío, ¿ellos son iguales a los enanitos de Blancanieves?
- Sí, ¿por qué? Respondí.
Mirando su rodilla izquierda, dijo:
Hay dos de ellos aquí conmigo y parece que me están haciendo algo en la rodilla.
- ¿Te duele? Pregunté.
No, fue la respuesta.
- ¡Entonces déjales estar ahí! Dije.
Enseguida pregunté a Julieta si él tenía algún problema en la rodilla.
La madre, con mirada triste, me informó de que el niño padecía una enfermedad degenerativa en la rodilla, lo cual le impedía ser un crío normal, correr y practicar deportes de acción; y además, no había ningún tratamiento médico disponible en la actualidad.
La tendencia era a que los síntomas se agravasen, en tratándose de enfermedad degenerativa.
Nuestra conversación respecto de la enfermedad llevó cerca de 10 minutos, con el niño muy tranquilo, sin mover la pierna y mirando con insistencia para su rodilla.
De repente él abre la boca y dice:
¡Tío, los enanitos se están marchando, hay uno que está dando saltitos y otro que bate las palmas hacia arriba y hacia abajo, dando a entender que el trabajo ha terminado!
Seguidamente se levantó y empezó a correr por el patio como si ya nada le estorbase en la rodilla.
Julieta aún le llamó la atención para que dejase de correr, pero de nada sirvió. Era como si el niño hubiese sido finalmente liberado de las amarras que lo sujetaban.
Al final de la jornada laboral se puso a jugar a la pelota con los empleados.
Después de este episodio, la vida volvió a lo normal para él y su familia y hoy Adolfito disfruta del placer de toda actividad física posible, jugando a la pelota, al tenis, nadando y andando en bicicleta. Ya han pasado cinco años y nunca ha vuelto a tener nada más.
Por más que queramos negar o tratar este hecho de forma desdeñosa y superficial, innumerables radiografías anteriores al episodio, que documentan el problema, están como prueba de lo ocurrido aquella noche en el restaurante.
Nuestra intención es la de informar la verdad a todos cuantos tengan la mente abierta y pura, pues todo esto ocurrió de forma espontánea a un niño, con independencia de mi voluntad o de la voluntad de la madre de él. En modo alguno hubo interferencia o acción por mi parte para que tal acontecimiento se manifestase, siendo yo un simple testigo juntamente con Julieta.
Debo aquí resaltar que en momento alguno de mi vida he visto personalmente a esos seres de la Naturaleza, pero confirmo que este episodio me llevó a modificar mis creencias, de forma que me encuentro mucho más abierto y flexible hacia las innumerables maravillas que nuestros ojos aún no ven, pero que ciertamente forman parte de nuestro día a día.
Eraldo Manfredi é ... O querido colaborador e amigo Eraldo Manfredi nos deixou no dia 16 de agosto 2006, após longa e corajosa luta contra doença.
A contribuição e a dedicação de Eraldo foram de inestimável valor para o stum e para muitos usuários e sua ausência - somente física - deixa em todos nós uma saudade imensa.
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