La mitología, los cuentos de hadas, las películas y la literatura, todos han retratado a lo largo de la historia la figura arquetípica del héroe. Se trata de aquel ser humano capaz de vencer cualquier desafío, cualquier enemigo o dificultad.
No por casualidad los héroes despiertan tanta simpatía e identificación por nuestra parte. ¿A quién no le gustaría tener una fuerza invencible, capaz de derrotar cualquier obstáculo que surgiese por delante?
Está claro que la fuerza física que presentan los héroes arquetípicos es una metáfora utilizada para representar la fuerza interior, el coraje y la capacidad de superar obstáculos que existe de forma latente en cualquier ser humano.
Si nos paramos un instante a reflexionar sobre nuestra vida, descubriremos que, a lo largo de ella, muchas y muchas veces nuestro héroe interior ha estado presente para ayudarnos a enfrentar los momentos difíciles.
Sin embargo, hay ocasiones en que los problemas nos parecen tan grandes que nos sentimos débiles e incapaces de lidiar con ellos, olvidándonos de esta fuerza invencible que habita en nosotros.
Somos aquello en que creemos. Por tanto, si nos creemos débiles, frágiles e indefensos, vivenciaremos esta realidad en nuestra vida.
Si, en cambio, cultivamos el creer en nuestra fuerza interior y la convicción de que, por más difícil que sea una situación lograremos salir de ella victoriosos, ésta pasará a ser nuestra única realidad.
Pero esta práctica ha de ser constante hasta convertirse en una costumbre, ya que no hemos aprendido a conducir nuestros pensamientos de forma armoniosa. Por el contrario, tenemos el hábito de reforzar los sentimientos malos, de buscar con avidez noticias desagradables, dejándonos llevar por el torrente de negatividad.
Si con un pensamiento negativo interrumpimos instantáneamente nuestra tranquilidad mental, podemos deducir que es posible modificar nuestra mente inundándola de pensamientos positivos.
Palabras como: imposible, no lo consigo, deben ser desterradas de nuestra mente y sustituidas por otras como: yo seré capaz de superar esto, tengo coraje para vencer esto, o cualesquiera otras afirmaciones que nos coloquen en un nuevo abordaje mental frente a los problemas.
Las condiciones adversas deben ser encaradas no como un castigo de los cielos, sino como oportunidades valiosas para nuestro crecimiento interior. Es solamente en las dificultades donde tendremos la oportunidad de ponernos a prueba, pudiendo así descubrir nuestro poder.
Recuerda: tu héroe interior está siempre dentro de ti, listo para entrar en acción y librarte del miedo, de la inseguridad, de la falta de confianza en tu capacidad. Cree en su existencia y convócalo siempre que la vida y los problemas te parezcan un callejón sin salida.