Voy a comenzar mi artículo con esta reflexión: La fuente de toda creación es la Divinidad. La frase no es mía. Es de Deepak Chopra. En su libro ‘Las siete Leyes espirituales del éxito’ él afirma que todo proceso de creación es obra de la manifestación de la divinidad, o sea, del espíritu. El objeto de la creación es el universo físico, donde nosotros – la humanidad – estamos incluidos. Por eso ‘Somos Todos Uno’, provenientes del deseo de creación del Uno. El proceso de manifestación de la divinidad, o sea, el movimiento hacia la creación procede mediante determinadas Leyes, que nos han sido reveladas por las Siete Leyes Herméticas, obra transmitida por Hermes Trismegisto en el antiguo Egipto.
Con esas Leyes en mente, y procediendo dentro de los límites de la manifestación, podemos alcanzar el éxito en nuestras acciones. Cualquier cosa que deseemos crear en nuestro mundo físico dependerá de este procedimiento. Asimismo las enseñanzas contenidas en la Cábala (la interpretación del glifo del Árbol de la Vida) forman un conjunto de reglas que nos llevan a la obtención del triunfo. Esas reglas son las mismas que emplea la naturaleza para crear todo lo manifestado. Si la Primera Ley Hermética afirma que Dios es mente y el Universo es Mental, entonces nosotros también somos mente y nuestra energía propia puede crear nuestra realidad. Cuando tomamos conciencia del poder generador de nuestra mente podemos superar cualquier dificultad y alcanzar la realización de nuestros deseos. La Cábala enseña que todo se encuentra en el UNO y que el UNO para manifestarse se divide en Dos, formando el primer triángulo de la creación, Padre, Madre e Hijo. El mundo material se manifiesta siempre siguiendo estas Leyes o reglas.
¡Observad no obstante que no estoy hablando de alcanzar la realización de deseos materiales, o de éxito financiero, o de materialización de coches en el garaje y ropas de marca exclusiva en vuestro ropero! ¡Los libros que explican cómo funciona la Ley de la Atracción son equívocos en este sentido pues dan la impresión de que podemos materializar cualquier cosa! A mi modo de ver, el universo no funciona de esa forma. La manifestación se dará según nuestra potencialidad, de manera más sutil a medida que logremos la realización personal. La Ley de la Atracción omite algunos factores importantes. ¡No basta pensar en un coche de importación en el garaje de nuestra casa para que se materialice! Para conseguir alcanzar la realización personal es preciso trabajar duramente, ser decididos, dirigiendo las energías en la manifestación de nuestra potencialidad. ¡Pero si en nuestra potencialidad no existe el triunfo material, el coche de importación o la ropa exclusiva, quedaremos frustrados si no los conseguimos! Normalmente la interpretación de nuestro Mapa astral nos indica cuál será esa potencialidad a nuestro alcance. No sirve de nada que yo quiera ser igual a Madonna si no tengo esta potencialidad, ¿comprendéis? La potencialidad para la realización es algo que existe a nuestro alcance dentro de nosotros y es igual a la fuerza que coordina todo el universo. Nuestra chispa divina pertenece al Todo y queda predeterminada en nuestro nacimiento, por eso nuestro Yo Interior posee el conocimiento inherente a toda la Consciencia Cósmica. A mi modo de ver es muy importante conocer la propia potencialidad, porque al conocerte descubres si podrás realizar tus deseos, ¡los deseos del Yo Interior, no del Ego!
La semana pasada mi artículo comentaba el poder de las palabras y algunos artículos anteriores ya publicados en mi Website personal versaban sobre el poder de nuestros pensamientos. El pensamiento se origina en la mente y la mente es la manifestación en nosotros (en el Microcosmos) de la mente superior del Divino (el Macrocosmos). Los pensamientos negativos generan energías negativas, condicionan acciones negativas, palabras negativas y por tanto funcionan como verdaderos obstáculos para la realización de nuestros objetivos personales. No obstante ¡no hay que confundir los deseos del Ego con la potencialidad de realización del Yo! El Yo, el YO Interior, es la voz de la conciencia, es la voz del Espíritu. Todo lo que nos rodea, en cambio, tiene su reflejo en el Ego, que se deja influir por el entorno, por el mundo exterior. El Ego es causa de las decepciones y frustraciones. El Yo no tiene frustraciones porque no necesita de la aprobación, del control, del apoyo, del reconocimiento de su potencialidad. El YO sabe cuál es su potencialidad, ¡el Ego no! Distinguir esa diferencia será esencial para nuestra felicidad. Para algunos la noción de éxito está basada en las respuestas del Ego y no del Yo. En cambio, aquellos que conocen las potencialidades del Yo Interior consideran como éxito la realización de la potencialidad de su YO. ¡El Conocimiento del Yo nos libera de las cadenas del Ego y nos proporciona las herramientas para encontrar ese estado de felicidad, de gracia y plenitud que nos hace ser felices!
Los estudios esotéricos, en su mayoría, proporcionan mucho material para el conocimiento del Yo. En cambio, yo considero a la astrología el coche jefe del esoterismo, pues su interpretación es abarcadora y de fácil comprensión. A través de la astrología (tradicional, kármica o cabalística) la persona puede conocer su potencial y empezar a liberarse de los grilletes del Ego para alcanzar el nivel de Consciencia Cósmica donde encontrará la gracia.
La Astrología Cabalística, tras proporcionar una interpretación de tu Mapa natal sobre tu Árbol personal podrá indicar las meditaciones (Arcanos Mayores del Tarot) que conducirán la mente a recorrer los caminos de vuelta hasta el Principio, hasta el UNO. Recorriendo el camino interior, del auto-conocimiento, la persona conseguirá la unión entre la chispa divina y la Divinidad. Con la meditación es posible alcanzar el Conocimiento Interior. En el caso de los arcanos mayores del Tarot, las figuras arquetípicas servirán de hilo conductor para recorrer el ‘Camino del Héroe’. Largo es el camino para alcanzar el estado de gracia. Con la práctica diaria del silencio podemos empezar a recorrer este camino. Al comienzo permanecemos recogidos, sin hablar, en un rincón sin perturbaciones externas. Poco a poco y a medida en que avanzamos en nuestra práctica podremos introducir las meditaciones dirigidas, los mantras, las oraciones. No obstante, a mi modo de ver, al comienzo basta permanecer algún tiempo simplemente ‘sin hablar’.¡El Silencio ayuda a la mente a encontrarse con Dios! Poner en calma la mente y entregarse a la experiencia del silencio es muy saludable, especialmente en este mundo conturbado que es el nuestro. Podemos comenzar desde ahora, en casa, en un templo, en un espacio abierto al aire libre, donde nos parezca mejor. Lejos del ruido del ajetreo, lograremos escuchar la voz del Yo que nos dirige y conocer nuestra Potencialidad.
¡Deseo a todos una semana llena de Luz y Paz Interior!
São Paulo, 29 de abril de 2010