¿Cuánto confías en ti mismo? ¿Cuántas situaciones, trabajos, personas, no has dejado pasar simplemente por no confiar más en ti? La confianza en uno mismo es importante para todas las personas, en todas las áreas de la vida, es una cuestión de supervivencia. La premisa básica es que nadie consigue transmitir confianza si no confía en sí mismo, lo mismo en la relación afectiva que en la personal o profesional. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien vender un producto si no confía en sí mismo? Considero que el diferencial es creer en sí mismo, lo cual se reflejará en su producto y en la empresa para la cual trabaja, y todo ello ciertamente se transmitirá al cliente. ¿Cómo transmitir confianza en la relación afectiva sin conflictos originados por la inseguridad, sin confianza en sí mismo? En fin, la confianza en el otro depende mucho de la confianza en uno mismo.
La inseguridad, o falta de confianza en sí mismo, puede traer algunas características como miedo de amar, de cambiar, de cometer errores, de la soledad, de asumir compromisos o responsabilidades, entre otros. El inseguro no confía en su valor personal, no cree en sus habilidades, ni en su capacidad, lo cual lo impulsa a apoyarse en los demás. Por no confiar en sí acaba por desarrollar dependencia respecto de hijos, marido, esposa, amigos, compañeros de trabajo, etc. En vez de unirse por el amor, se une por la inseguridad, lo cual le hace controlar las actitudes del otro, cuando no los sentimientos. Controla y vigila debido a las dudas que tiene sobre sí mismo, creando exigencias, conflictos y muchas dificultades en su relación. Es como si desease la certidumbre sobre aquello que no encuentra dentro de sí.
La falta de confianza en uno mismo puede manifestarse en sentimientos de incapacidad, impotencia, y dudas paralizantes sobre sí mismo. Cuando cuestionado, abre mano con mucha facilidad de sus opiniones, incluso cuando son buenas, dejando muchas veces de expresar ideas valiosas. Nunca está lo suficientemente seguro y quiere certificarse siempre de las cosas y controlar a las personas. Es excesivamente cauteloso y vigilante, desconfía de todo y de todos, como reflejo de la falta de confianza en sí mismo.
Quien no confía en sí, siente mucha dificultad para enfrentarse a desafíos y, cada fracaso, cuando se produce, confirma esa sensación de incompetencia, aportando mucho sufrimiento. Son personas indecisas, principalmente bajo presión.
La inseguridad puede llegar hasta el punto de hacer que la persona, en su ansia de ser amada, transforme la necesidad natural de amar en una necesidad patológica, enfermiza, alcanzada por la posesividad.
Pero ¿cuándo comienza a formarse la confianza en sí mismo? En la infancia. Las personas inseguras pueden haber recibido una educación autoritaria por parte de sus padres, los cuales eligen por los hijos desde la ropa que van a ponerse hasta los amigos o la profesión, no permitiendo que la criatura exprese sus propias opiniones y deseos.
Educar, enseñar, establecer límites, todos sabemos que son factores importantes en la educación, pero limitar el desarrollo natural del otro es hacerle tan inseguro como una educación súper protectora.
Debido a eso, desde pequeños empiezan a utilizar una máscara de buenecito como medio de ser aceptado, reconocido, aprobado, amado; pero dentro de sí arrastran una enorme insatisfacción que puede estallar en una rabia inesperada contra aquellos con quienes conviven. El derecho a decidir debe ser estimulado desde la infancia. Los niños crecen aprendiendo que otros deben decidir por ellos; más tarde cuando se convierten en adultos inseguros, se les exige tener actitudes, opinión. ¿Cómo lidiar con esos conceptos tan contradictorios?
En cambio, las personas que confían en sí mismas son decididas sin ser arrogantes o defensivas, y se mantienen firmes en sus decisiones; se presentan de manera segura, tienen presencia; son capaces de expresar opiniones y de exponerse; son eficientes, capaces de enfrentar desafíos, dominar nuevos trabajos y tomar decisiones sensatas incluso bajo presión. Las personas que confían en sí mismas emanan carisma e inspiran confianza en quienes les rodean. La confianza en uno mismo proporciona la necesaria seguridad para asumir principalmente la función de líder.
Sin embargo es preciso estar atento entre solo demostrarque se confía en sí mismo y realmenteconfiar. Asimismo la confianza en exceso puede ser un problema, ya que puede dar lugar a imprudencias y parecer arrogancia, que es fruto de la ignorancia, muchas veces de sí mismo.
En verdad, las personas que aparentan mucha confianza en sí mismas por lo regular ocultan un sentimiento de inferioridad e inseguridad. Muchos buscan refugio en una actividad intelectual y se ponen, por ejemplo, en la posición de autoridad, como estrategia emocional para ocultar el sentimiento de inferioridad que a veces albergan en su interior.
La confianza en uno mismo resulta de la autoestima. La confianza en sí mismo es una expresión empleada para aseverar que alguien está seguro en sus propias decisiones y actos. Esto puede aplicarse generalmente a situaciones o tareas específicas. Es estar seguro de la capacidad, valores y objetivos. La confianza en sí mismo nunca es heredada; es aprendida. La autoestima incluye la evaluación subjetiva que alguien hace respecto de sí mismo. Es tener conciencia de los propios valores y solo cuando tenemos esa conciencia podemos confiar en nuestra capacidad. Aunque para saber de qué somos capaces es esencial el auto-conocimiento.
Los mayores enemigos de la confianza en sí mismo son: la exigencia interna y externa exagerada, el perfeccionismo, el miedo, la crítica, la rigidez, la comparación, la envidia, la duda y también la necesidad de aprobación y reconocimiento, pues todo esto dificulta el cambio y el desarrollo, ya sea profesional o personal. El pensamiento de no consigo hacerlo nos incapacita. La confianza en uno mismo es un atributo importante porque la falta de la opinión en las consecuencias de una acción crea tensión, que aumenta la probabilidad de fracaso, siendo entonces causa de que la persona sea depresiva.Para elevar la confianza en sí mismo es importante tener percepción emocional, es decir, reconocer las propias emociones. Las personas que tienen esa percepción saben qué emociones están sintiendo y por qué; logran relacionar sus sentimientos con lo que piensan, hacen y dicen; reconocen de qué modo sus sentimientos afectan a su desempeño y a aquellos con quienes trabajan y conviven; tienen cierta percepción de sus valores y objetivos. Es igualmente importante hacer una autoevaluación precisa, o sea, reconocer los propios recursos, capacidades y limitaciones. Son personas conscientes de sus puntos débiles, capaces de reflexión, aprenden con la experiencia y con los errores, sin culpas; y se muestran más abiertas y flexibles al aprendizaje, los cambios y el auto-desarrollo.
¿Por qué la confianza en sí mismo está directamente relacionada con el auto-conocimiento? ¿Confías tú en quien no conoces? El mismo principio se aplica a cada uno de nosotros. No podemos confiar en nosotros mismos sin conocernos. El auto-conocimiento es importante para todo en la vida y requiere un constante ejercicio diario de reflexión. Quien no se conoce no se ama, no cambia, no se desarrolla, no crece. Aquel que no se conoce a sí mismo difícilmente se relacionará bien con los demás, causando conflictos al proyectar en el otro aquello que tiene dentro de sí, pero niega.
El camino más indicado para elevar el auto-conocimiento es el diálogo interno. Sí, eso, conversar consigo mismo. Las personas quieren hablar, ser escuchadas, pero no se escuchan. Es preciso aprender a escuchar la propia voz, que a veces viene del corazón, del alma, o sea nuestras emociones; otras veces de nuestra mente, nuestra razón. Solo cuando escuchamos a la razón y a la emoción logramos el equilibrio.
Para quien desea elevar su auto-conocimiento es imprescindible la psicoterapia, que en consecuencia le hará reconocer su valor, sus habilidades, aprendiendo a desarrollar la tan importante confianza en sí mismo. Y hay que ver cómo marca esto la diferencia.
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores. Visite seu Site e minha Fan page no Facebook. Email: [email protected] Visite o Site do Autor