Este mes, en que el Sol transita en el signo de Géminis, quiero reflexionar un poco sobre la simbología de este signo. El tercer signo del zodiaco está regido por el planeta Mercurio, pertenece al elemento AIRE y es un signo mutable. ¿Qué significa eso? Podemos comenzar trazando un paralelo entre el año zodiacal (o solar) y nuestras experiencias de vida. El signo de Aries tiene la simbología del nacimiento de un niño, cuando sale del útero para la vida terrena. Por eso los nativos de Aries son pioneros, tienen siempre prisa, son impacientes y ostentan un liderazgo innato. Además son peleones y activos, pues el planeta Marte que rige el signo les confiere las cualidades de este 'Dios de la Guerra'. Al experimentar la energía de Tauro, el niño inicia su relación con la comida, con el placer de mamar y del seno materno. Da comienzo a una jornada de sensaciones: de plenitud, de confort, de satisfacción. Despierta para el placer y para la sensualidad. Este signo, que pertenece al elemento Tierra está regido por el planeta Venus. En la tercera fase de su evolución, el bebé empieza a balbucear y a descubrir el mundo. Es cuando entra en la energía de Géminis, el signo de la comunicación. Con los ojos bien abiertos y los oídos atentos, el niño explora su ambiente, se comunica con la madre y empieza a reconocer su rostro. Con las manos explora, toca, percibe. El planeta Mercurio, en Astrología, se relaciona con el intelecto, con el aprendizaje, con la comunicación verbal o corporal. Los niños nacidos bajo este signo son muy precoces en hablar, tienen una mirada atenta y viva, así como facilidad de aprendizaje. No obstante, pueden adolecer de falta de atención, de dispersión y tendrán dificultad para dormir, para relajarse en un sueño tranquilo, ¡cosa que los nativos de Tauro hacen muy bien!
El símbolo que representa a Géminis está formado por dos trazos paralelos, lado a lado, dos columnas que indican la dualidad; y cuando hay dualidad, hay elección. ¡Desde pequeños nos deparamos con el dilema de elegir! Qué difícil es elegir ¿no es cierto? Pero ¿no sería eso mismo nuestro Libre Albedrío? De hecho, en mi opinión, no tenemos 'múltiples elecciones' ya que nuestra elección estaría limitada dentro de las 'dos columnas' y el camino de en medio debería ser siempre el elegido. El glifo del Árbol de la Vida nos muestra un conjunto de símbolos (10 esferas) distribuidas en tres columnas, la de la derecha, la de la izquierda y esa del camino central. Cada una de las tres columnas nos llevará hacia arriba, hacia la evolución espiritual, hacia el camino de vuelta al Padre. Solo que en cada una de ellas encontraremos dificultades particulares relativas al camino elegido y al recorrido. Del mismo modo, podemos hacer analogía con lo que ocurre en nuestra vida diaria. Debemos elegir un camino y permanecer en él. Si estamos todo el tiempo zigzagueando de un lado a otro no lograremos avanzar y desperdiciaremos nuestras energías inútilmente. Esto ocurre principalmente con los nativos de Géminis o con esas personas cuyo Mercurio (en el mapa natal) se presenta en signos de Aire o aspectado por un planeta como Urano, por ejemplo.
Los niños (o adultos) que poseen esas características son curiosos, inteligentes, despiertos, 'conectados', aprenden fácilmente, no se paran quietos. Sin embargo encontrarán dificultades para profundizar en los asuntos, les faltará constancia y perseverancia y necesitarán estímulos mentales constantes. Esos niños son difíciles de lidiar principalmente por ser hiperactivos. El planeta Mercurio se relaciona con los cinco sentidos y rige los órganos respiratorios, las manos y brazos. Nacemos y respiramos, y esto es básico para nuestra supervivencia. No controlamos nuestra respiración, a menos que tengamos conciencia de la necesidad de respirar mejor y empleamos prácticas como el Yoga, por ejemplo. ¡Quien tiene a Mercurio evidenciado en el Mapa (por ejemplo, en la Casa I o en los signos de Aire o de Fuego) suele comunicarse fácilmente, tiene una mirada atenta y gesticula mucho! ¡La persona 'mercurial' tiene la palabra fácil y rápida, pero (¡siempre hay un pero!) puede tener dificultad para 'sujetar la lengua'! ¡De hecho, parece que entre el momento de la elaboración del pensamiento y su verbalización pasa solamente un segundo! En algunos casos eso puede causar incluso dislexia u otros problemas de comunicación verbal (especialmente si Mercurio está combusto o retrogradado en el mapa).
Una de las observaciones que suelo hacer sobre esa cuestión me recuerda una expresión muy popular que afirma: Dios nos dio solamente una boca y dos orejas, o sea, dos órganos para oír y solo uno para hablar. ¡Por ello deberíamos oír más y hablar menos! A mi modo de ver uno de los mayores defectos relacionados con este signo y con su regente es el interés demasiado por la vida ajena. Sí, a los nativos de Géminis les encanta el cotilleo! ¡Sin embargo, los cotilleos pueden causar daño a los demás y también a nosotros mismos! Cuando hablamos (bien o mal) de alguien, toda la energía que deriva de nuestras verbalizaciones pasa a la otra persona, lo mismo si es una energía positiva que si es negativa. Al hablar, al emitir opiniones sobre la vida ajena, nos privamos nosotros de esa energía y la enviamos a esa persona. Se puede deducir, por lo tanto, que podemos hablar de lo que queramos, de quien queramos, si bien el precio que pagaremos será el retorno de esa energía a nosotros mismos. Todo va y vuelve: es la Ley de causa y efecto. ¡Por ello, si hablamos bien de alguien, ciertamente lograremos recibir de vuelta un beneficio, pero si hablamos mal recibiremos como retorno solo energía ruin! Esta energía ruin ciertamente va a estorbar nuestra evolución espiritual. Yo siempre toco esta tecla, pues es muy importante que controlemos nuestros pensamientos y también nuestras palabras si queremos tener una vida más feliz y armoniosa. Quizá este no sea el único factor determinante para nuestra evolución, pero ciertamente es uno de los más importantes.Otra cosa que daña nuestra vida espiritual es el hecho de que, cuando hacemos un cotilleo, estamos juzgando a la otra persona. Y todo juicio emitido en pensamiento o palabras volverá a nosotros. No hay modo de escapar a esa 'ley del retorno'. Ningún juicio puede llegar hasta nosotros si antes no lo hemos emitido nosotros mismos contra alguien. ¡Entonces, prestad atención: si nos parece que estamos siendo injustamente juzgados debemos preguntarnos si anteriormente nosotros mismos hemos juzgado a otros de la misma manera! ¿Vamos a ejercitarnos? Hoy y los demás días de esta semana concertad con vosotros mismos: '¡Hoy no emitiré ningún juicio!' Sé que es difícil, pero no es imposible ¿no es cierto? Practicando todos los días acabaremos por conseguirlo. ¡A mi modo de ver, en ciertos momentos deberíamos ponernos esparadrapo en la boca! ¡Sabias palabras de mi madre que me decía que bebiese un vaso de agua y la mantuviese en la boca contando hasta 10 mientras examinaba bien las palabras que tenía en la punta de la lengua, y que hablase solamente después! ¡Así yo tendría la seguridad de no herir a nadie con palabras insensatas, inútiles o maldosas! (¡yo tengo a Mercurio en Acuario en conjunción con el signo Ascendente!)
Esta semana ¿aprovechamos esta energía de Géminis para reflexionar sobre esa cuestión? Si al menos tuviésemos cuidado con lo que sale de nuestra boca así como lo tenemos con lo que entra en ella, nuestra vida sería bien mejor, ¡creedme!
Agradezco los e-mails que recibo todos los días en los cuales compartís conmigo vuestras opiniones personales. Podéis sugerirme temas de vuestro interés para esclarecerlos en esta columna, ¿está bien? Deseo a todos una semana muy armoniosa y, especialmente, ¡libre de cotilleos!