Todos los seres humanos que, en algún momento de sus vidas, comienzan a cuestionar las razones de su sufrimiento y desear un medio de liberarse de éste, son llamados de buscadores.
Esto es porque la búsqueda de una respuesta para esta cuestión pasa a ocupar un lugar central en sus vidas. Al ser tomados por esta necesidad, serán capaces de ir hasta los cofines del mundo, si es necesario, para encontrar alguien que les sirva de guía en esta jornada.
E, invariablemente, los maestros que encuentran a lo largo del camino -si son realmente verdaderos- les dirán que la respuesta se encuentra dentro de ellos mismos. La búsqueda interior es apenas el inicio del proceso, pero sin que ocurra el movimiento inverso, nada podrá ser alcanzado.
Para aquellos que anhelan fórmulas hechas, que les proporcionen una solución inmediata para sus angustias, esa es una respuesta bastante frustrante.
Indagan por donde comenzar un viaje, que, en principio, no saben donde los llevará. Estas cuestiones son comunmente puestas en la mente, pues es ella quien intenta siempre mantenernos prisioneros de la razón, apenas aceptando aquello que puede ser visto, tocado o comprobado por la ciencia.
Mientras tanto, la percepción interior es una realidad para aquellos que iniciaron la jornada en busca de la verdad acerca de si y de la existencia. Ella prescinde de la mente, pues tiene su base en la intuición, el canal a través del cual nuestro yo espiritual se manifiesta.
La sabiduría, que lleva a la paz y a un estado exento de angustia y ansiedad, solo puede ser alcanzada através de la paciencia y la voluntad. Sin estos atributos, desistimos mismo antes de comenzar la jornada.
…El autoconocimiento tiene que ser la única busca, tiene que ser el único objetivo; porque si conoces todo el resto sin conocerte a ti mismo, esto no significará nada.
…Cuando tú mismo permaneces en la oscuridad, puedes reunir millones de luces a tu alrededor, pero éstas no te llenaran de luz. Vivirás y te moverás en la oscuridad. La ciencia es este tipo de conocimiento. Conoces un millón de cosas, pero no te conoces a ti mismo.
…Tienes que estar iluminado por dentro, la oscuridad debe desaparecer de tu interior, entonces, por donde quiera que andes, tu luz interior incidirá sobre el camino.
…Y ese movimiento con luz te da un ritmo, un armonía, que es la felicidad. Entonces, no tropiezas, no chocas, no tienes más conflictos. Te mueves más fácilmente, tus pasos son una danza y todo es satisfacción. No quieres más que alguna cosa extraordinaria suceda. Eres feliz. Eres simplemente feliz en tu ser común. Y al menos que te sientas feliz siendo común, jamás serás feliz.
Eres feliz, apenas por respirar, eres feliz por ser, eres feliz apenas por comer, por dormir una noche más. Tú eres feliz. Ahora la felicidad no deriva de nada, ella eres tú. Un hombre que se conoce es feliz, sin cualquier razón, su felicidad no tiene causa. Es simplemente feliz. Para donde quiera que vaya, lleva consigo la felicidad. Si lo tiras al infierno, él crea a su alrededor un paraíso, con él un paraíso penetra en el infierno.
Como eres ignorante de ti mismo, si fueras tirado al paraíso, conseguirías crear un infierno, porque tú cargas contigo tu infierno.
Vayas a donde vayas, esto no hará diferencia, tú tendrás a tu alrededor tu propio mundo. Ese mundo está dentro de ti, es tu oscuridad.
Esa oscuridad interior precisa desaparecer – es eso lo que significa autoconocimiento.