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2019: El Año Áureo de la Perfección
por WebMaster
Autora Fernanda Luongo
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Traducción de Teresa
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2+1+0+9 = 12
“De la misma manera que el 7 (3+4), el 12 (3x4) también es un número ideal, producto del 3 divino y del 4 terreno, simbolizando, así, otro límite más de tiempo divino en la Tierra.” (Hajo Banzhaf)
En el año que viene la energía que nos orientará será un tanto desgastadora si la acompañamos de manera polar, sin embargo, para aquellos que le sepan sacar el jugo, será la recete de un año que revelará la savia de la creación de algo nuevo y, no obstante, sorprendente.
“Mientras el 1 y el 2 no se unen el 3, ypermanezcan uno al lado del otro, como es claramente el caso del 12, lo nuevo no puede surgir.” (Hajo Banzhaf)
Si observamos el signo que ocupa la 12º casa zodiacal, Piscis, y el símbolo que lo representa, podremos constatar esa misma incoherencia. Allí encontramos dos peces que nadan en direcciones opuestas, revelando las polaridades que son vivenciadas en forma de contradicciones.
Para alcanzar el equilibrio, o salir de la inercia (representada por la carta 12 del Tarot: El Ahorcado), necesitaremos buscar una tercera posibilidad más profunda.
Necesitaremos buscar el DODECAEDRO.
El dodecaedro, uno de los cinco sólidos platónicos, corresponde al patrón esencial de creación del éter o Cosmos. Constituido por 12 pentágonos regulares, representa simbólicamente la unión del hombre (5) con el espacio divino (12).
Platón dijo:“El dodecaedro es el poliedro que más se aproxima a la perfección de la superficie esférica, y además de eso, contiene la verdad mística de la sección áurea que expresa, en términos matemáticos, la divinidad de forma esférica”.
Esa importancia del dodecaedro llevó a Pitágoras y sus discípulos a mantenerlo en secreto, por temer el poder destructivo de tal patrón si fuese mal utilizado.
“Mientras la mayor de todas as metas no sea alcanzada, el fin de un ciclo indica constantemente que un nuevo ciclo tiene que comenzar con el número 1, caso contrario, llegamos al 13, o sea, al final.”(Hajo Banzhaf)
Para que ese paso funcione, según los antiguos, es necesario hacer un sacrificio.
Ese sacrificio va a costarnos una inmersión más profunda en nuestras personalidades, una visión más desnuda de nuestras trabas y de nuestro equipaje, basada en un mecanismo arcaico de reacción. Para que seamos de hecho capaces de ejercer un movimiento beneficioso hacia la individuación, el autodominio y la creación de algo genuinamente nuevo, tendremos que llenarnos de CORAJE.
Coraje para vencer las trampas de nuestro ego y confianza en que despojándonos de estas máscaras alcanzaremos algo mayor que nosotros mismos: el ÉTER, el DODECAEDRO de Platón, tan estimado por Pitágoras.
El sacrificio del YO egoísta, mezquino, basado en el MIEDO, en la falta y la escasez, en favor de un YO mayor, universal, basado en el AMOR, en la abundancia, y en un potencial Infinito nos será solicitado.
Cada uno de nosotros sentirá ese efecto en mayor o menor grado, en una o diversas áreas de la vida. La clave está en permanecer atentos a todo aquello que parezca entrabado, trucado o un “callejón sin salida”.
Cuando te sientas atado sabrás que el Cosmos (una versión macro, o más holística, de ti mismo) te está invitando a encontrar una tercera opción más profunda, significativa y verdadera para aquella situación, y que para esta tercera opción se convierta en realidad, habrá que pagar cierto precio.
¿Qué estás dispuesto a sacrificar? ¿Tu necesidad de tener razón? ¿Tu inflexibilidad? ¿Ese empleo? ¿Tu sistema de creencias? ¿Tu imagen de ti mismo?
¿Qué tal este año emplear la fuerza extra del cosmos para dejar de ser sólo tú mismo y convertirte en algo más grande? ¿Qué tal parar de querer controlarlo todo y a todos y seguir más el flujo natural sin ofrecer resistencia? ¿Qué tal practicar más el silencio para oír mejor el dictado interno que a menudo queda ahogado por el parloteo exterior?
Valor, amigos, valor es lo que necesitamos para convertirnos en lo que realmente somos: LUZ, y revelar más de nuestro puro potencial: AMOR.
Yo espero sinceramente que todos nosotros encontremos el movimiento constante de creación personal que nos mantendrá en el medio entre las polaridades. Y que de este movimiento constante, único y al mismo tiempo transpersonal, podamos crear obras magníficas para este planeta azul.
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