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¿Cómo reconozco la ansiedad en mí?
por WebMaster
Autora Aurora Reis
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Traducción de Teresa
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La ansiedad parece ser el actual "mal del siglo", así como la depresión. ¿Cómo reconocer, entonces, las señales de su manifestación?
En primer lugar, hay que percibir que "estar ansiosa" es diferente de "ser ansiosa". Nadie es ansioso por naturaleza; es simplemente un estado emocional temporal.
Al igual que se experimentan momentos de paz, se pueden vivir momentos de angustia, nerviosismo, preocupación, pulsación cardíaca acelerada, inquietud, insomnio (que son los síntomas más comunes encontrados en la ansiedad), entre otros. Así, reconocerse como "estando ansiosa" es el primer paso para el tratamiento, ya que lo que tú ERES, no hay forma de modificarlo.
En esta secuencia de pensamiento, podrías preguntarte, entonces: "¿quién soy yo, a fin de cuentas? ¿Un cuerpo, un alma o ambos?"
Tú eres un ser divino, creado por Dios, Hijo de Dios. Por tanto, lo que Dios es, lo eres tú. Habrás oído la expresión: "Hijo de pez, pececito". ¿Qué es entonces un hijo de Dios, chicos? No somos huérfanos. Ese Padre/Madre Divinos no son dos ancianitos que viven en el Cielo dedicados a protegernos. ¡Dios es un estado de conciencia en el cual se ES! Y eso no puede ser descrito con palabras, por ello vamos a ahorrar nuestro tiempo con tales descripciones.
Si Dios es paz, luz y todas las cualidades divinas, yo también lo soy. En esa paz que yo soy, ¿dónde habita la ansiedad? - ¡buena pregunta! :)
Ahí está el quid, no somos únicamente seres espirituales iluminados, así sería fácil (y quizá ni siquiera necesitásemos encarnar).
Somos materia, poseemos un cuerpo físico, emocional, mental y también espiritual - somos todo eso junto. Cuando alimentamos pensamientos y sentimientos alejados de nuestra divinidad, de nuestro Yo Soy (nuestra Presencia Divina), estamos alimentando la ansiedad. ¿De qué forma?
Nutriendo pensamientos de preocupación, discordia, resentimiento, rencores, devaneos, etc. Todo aquello que no sirve a la luz ni tampoco a nuestra evolución. ¡Que no sirve para nada a fin de cuentas! Y esa basura tóxica va para nuestros cuerpos emocional/mental, afectando posteriormente al físico. Todo lo que existe es energía - esto ha sido demostrado por la Física Cuántica, no es charla esotérica.
Siendo energía, estas vibraciones de pensamientos desentonan de la vibración de armonía y paz que es nuestro estado natural de ser. Siendo así, para estar calmo y pacífico (que sería lo opuesto a la ansiedad) sólo tenemos que librarnos de todo aquello que nos perturba. No sirve de nada fingir que no le hacemos caso, sino que es preciso realmente trascender la dualidad, desapegarse, entrenar la mente para eso y emplear las herramientas adecuadas.
Mejorar nuestro sistema energético y limpiar los bloqueos emocionales/mentales que se alojan en nuestros campos.
Para ello disponemos hoy de varias herramientas energéticas de cura, tales como el Reiki, el Magnified Healing®, la Terapia con Florales, Cristales o cualquier otra con la que te identifiques (incluyendo la meditación - que es una de las más fáciles y accesibles que hay!).
Por tanto, no hay disculpa para no practicar.
Vence la pereza, la inercia, la procrastinación y aprovecha tu tiempo. Si es necesario, busca auxilio mediante un tratamiento en lugar de refunfuñar y considerarte una "víctima del destino". Tú eres quien crea tu realidad. ¡Sé feliz y alimenta la paz en tu vida!
Ana Aurora
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