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Dónde encuentro un Gran Amor
por WebMaster
Autora Izabel Cristina Heberle
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Traducción de Teresa
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Cada uno percibe el mundo de forma muy particular: conforme al momento que está viviendo, conforme a sus creencias y sus costumbres y también conforme a sus valores, a lo que entiende de lo que está viendo.
Cuando echamos una mirada más cuidadosa sobre la situación y nos permitimos mirar con el corazón, esas equivocaciones pueden ser minimizadas. Mirar con amor en la mayor cantidad posible de situaciones te hará más sensible a ellas y te dará la oportunidad de conocer las historias antes de juzgarlas, ya que es muy fácil juzgar, ¿no es cierto? Así nacen los prejuicios que nos afligen y nos hacen daño; nunca ser suficiente, no ser guapo, no ser inteligente, no ser rico; lo diferente asusta y, a menudo, crea barreras casi infranqueables.
Hoy os contaré una pequeña historia y, cuando termine, reflexionad por favor y pensad en cómo la habéis comprendido y cuál es vuestra percepción al final.
Vamos a la historia.
"Hace mucho tiempo, iba por la vida una guapa joven, siempre en busca de nuevas emociones. Cumplidora de todas sus obligaciones, valerosa en sus saberes, inteligente, trabajadora. Tenía todas las cualidades, belleza y hermosura de una joven. Sin embargo, estaba siempre sola. Ningún muchacho se acercaba para cortejarla; el tiempo iba pasando y nada. Entonces, sabiendo de la existencia de un anciano que era tenido por todos como conocedor de los misterios de la vida, fue a estar con él.
- Señor ¿qué tengo yo? ¿Cuál es el defecto impreso en mi alma, para que no consiga despertar el interés de nadie? Los años pasan y todos a mi alrededor siempre están enamorados y yo estoy envejeciendo sin conseguir todavía vivir un gran amor. ¿Qué hay de equivocado conmigo? ¿Querrá el destino que yo pase por esta vida sin dar frutos?
Pacientemente el anciano le preguntó:
- ¿Qué buscas querida muchacha? ¿Cómo deseas que sea ese gran amor?
Y la joven prontamente contestó:
- Deseo que sea joven, guapo, fuerte, que tenga muchas posesiones, inteligencia, simpatía y buen humor, que tenga ojos tan sólo para mí y que crea encontrar en mí su único y gran amor.
Entonces, dijo el anciano:
- Querida muchacha, un gran amor no se elige. No es posible predeterminar las cualidades, y mucho menos las dotes físicas. Tú estás buscando lo que no existe. Muchas veces ha pasado el amor por ti, pero como era feo a tus ojos, no lo has mirado siquiera; por no ser lo suficientemente fuerte, lo has ignorado; por no tener posesiones, no le has dado oportunidad de acercarse. Muchas veces él ha intentado acercarse a ti, pero tú estabas cerrada a lo que él deseaba ofrecer, pues lo que buscas en un gran amor, tú misma no lo puedes ofrecer.
El amor es bello, es fuerte, joven y todo lo demás. Él simplemente se presenta; él se acerca lentamente a quien permite esa aproximación y, poco a poco, se convierte, a los ojos de quien lo acogió, en el ser más perfecto de la Tierra, porque nuestros ojos sólo pueden ver lo que nuestro corazón siente.
No busques en otros lo que tú misma no puedes ofrecer. Un gran amor sólo llega cuando le dejas acercarse, sin prejuicios. Un gran amor está despojado de cualquier egoísmo; no acontece por la belleza o las posesiones; acontece cuando el alma está abierta a él, sin determinar la raza, el color o las posesiones. Un gran amor es simplemente un gran amor, y vendrá a visitarte cuando la puerta de tu corazón esté abierta para recibirlo. No podemos aprisionar un gran amor, pues él florece en la libertad de quienes lo comparten."
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