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Educando a los niños con amor-consciencia
por WebMaster
por Isha Judd
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Traducción de Teresa
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Imagina que los fundamentos de la educación de nuestros hijos puedan estar basados en en crecimiento de la abundancia interior, dando fuerza y confianza en momentos de dificultad. Imagina que los niños crezcan con una experiencia pura de seguridad interior. Imagina que tu perfección interior brilla para que la vea el mundo entero.
La influencia en el desarrollo de los críos viene de nuestro ejemplo, y ellos lo perciben. Si nosotros cultivamos nuestra propia conexión interior, ayudamos a nuestros hijos a mantener su capacidad natural de conectarse con su ser. Como resultado, nuestros hijos no necesitarán luchar por las cosas, ya que van a tener su propia integridad, van a experimentar el amor interior y a interaccionar con el mundo a partir de ese espacio. Pero tenemos que crear ese ambiente para ellos. Nosotros somos responsables por su crecimiento y evolución.
Como ejemplo: si hace frío y nuestros hijos salen fuera a jugar, les ponemos un jerseicito o una gorra si hace sol. Pero ¿acaso les pedimos que se enfoquen en su propia perfección? Los protegemos del mundo, pero existe una protección mucho más profunda: aquella que viene de la confianza en sí mismos y de la capacidad de sentirse seguros en su interior.
Si siempre ponemos la atención en lo externo, los niños aprenden a enfocarse en eso también. Sin darnos cuenta, los alejamos de su centro divino. Claro que es preciso enseñarles a competir cuando sea necesario para lidiar con las situaciones del mundo, pero la presencia divina en los hijos es muy importante también.
Cuando estés departiendo con tus hijos, pregúntate: "¿Estoy enfocado en lo interior? ¿Estoy abrazando este momento presente? ¿O estoy exigiendo más de mi mundo? "Cuando estamos en el presente, ancorados en el amor-consciencia, nunca falta nada. El regalo más valioso que podemos dar a nuestros hijos es un núcleo interior sólido de confianza en sí mismos.
Los niños aceptan naturalmente sus emociones; si les permites que las sientan y muevan esas emociones sin juicios de valor, ellos crecerán con una percepción mucho más saludable. Ellos también observan la diferencia entre expresar una emoción y armar un berrinche. Expresar una emoción es un proceso natural del ser humano y es saludable; un berrinche es una herramienta de manipulación que los niños aprenden de nosotros. Si estimulas a tu hijo a ir dentro de sí para sentir sus emociones, él se hará más responsable por los sentimientos, en vez de esperar que otros cambien para sentirse mejor.
Incentívales a que dediquen cierto tiempo todos los días para practicar la reflexión interior: para ser ellos mismos y conseguir simplemente ser, sin otra cosa. Enséñales a escuchar sus cuerpos, a estar presentes, en vez de siempre mirar hacia fuera. De esta forma puedes ayudar a tus hijos a mantener en la vida adulta esa conexión interior natural, en vez de perderse en las preocupaciones y en la necesidad de controlar su ambiente.
¡Hasta la próxima semana!
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