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El solsticio de verano y las festividades navideñas

por Graziella Marraccini

Traducción de Teresa
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¡Con el ajetreo de las celebraciones navideñas acabamos olvidando el verdadero significado de esa fiesta! Seamos religiosos o no, todos somos influenciados por el clima festivo de ese período del año. Sin embargo, pienso que el verdadero significado acaba perdiéndose en la euforia de las compras ¡y la Navidad acaba por parecerse más a un cotillón!
El día 21 de diciembre de 2018 a las 13:37 del Horario de Verano (12:27 por el Horario Solar) el Sol ingresa a 0º de Capricornio dando inicio al verano en el Hemisferio Sur y al invierno en el Hemisferio Norte. Cuando el Sol ingresa en el signo de Capricornio llega al máximo de su inclinación Sur en la cúspide del signo, a 23ºS32 marcando para nosotros el Solsticio de Verano. “Sol-sticio” significa Sol estacionado: el Sol parece estacionarse durante algún tiempo en nuestro hemisferio trayéndonos todo el vigor y la energía del verano. En realidad, el fenómeno astrológico ocurre a causa de la oscilación del eje de la Tierra y sabemos que es él quien promueve ese cambio de las estaciones del año.

Los pueblos antiguos, principalmente en el hemisferio norte, donde llegaba en rigor del temido invierno, solían marcar esa fecha con rituales destinados a pedir a los cielos y a los dioses una ayuda que sirviese para alejar el miedo a la carestía que el largo invierno eventualmente traería y hacer que retornase el Sol con su luz y su calor. Por tanto, esa fiesta era una fiesta pagana y no una fiesta cristiana como se suele creer. La Iglesia Católica, para encontrar una forma de incluir en la liturgia religiosa los rituales paganos, determinó que esa fecha - 25 de diciembre – marcaría el nacimiento del Niño Jesús. Esa es una fecha bastante próxima al Solsticio y no por casualidad. El nacimiento del niño Jesús, el Cristo, acabó significando la renovación de la Luz y de la esperanza de renovación que una nueva vida siempre significa. ¿Qué puede haber de más alegre que el nacimiento de un bebé? ¿De una nueva vida que viene a traer la esperanza de que siempre habrá un futuro?

Por el hecho de ocurrir la Navidad en un momento de intenso frío en el hemisferio norte, los rituales eran acompañados de hogueras, y de danzas y festejos que incluían la ingesta de alimentos que aportaban energías. Todo eso se hacía para espantar a la muerte que la tierra adormecida bajo el manto de la nieve parecía indicar. A partir del momento en que la Iglesia Cristiana se apropió de esa fiesta, empezó el ritual del Pesebre, creado en torno a 1200 por San Francisco de Asís. Él quiso reproducir la representación del nacimiento de Jesús, que vino al mundo pobre, en un lugar frío y e inhóspito, y fue reconocido por sus seguidores como el Mesías, dando inicio al Cristianismo con sus festejos religiosos. Recuerdo muy bien las navidades de mi niñez pasadas de manera muy católica en la ciudad de Milán, casi siempre bajo la nieve y con el corazón ansioso por recibir los regalos que llegarían en la mañana del día 25. En la España católica los regalos por lo regular se ponen el día 6 de enero, cuando se celebra el Día de Reyes, que recuerda la llegada de los tres Reyes Magos, tres astrólogos procedentes de lugares diversos, quienes, al observar el cielo, habían seguido la indicación de la Estrella. En realidad, parece que esos astrólogos habían concluido que una conjunción de los dos mayores planetas (observables a simple vista) Júpiter y Saturno, anunciaría la llegada al mundo de un gran Rey. El evento sucedió cinco o seis años antes del año determinado para el nacimiento de Jesús. Pero eso no es importante. ¡En realidad debemos dar importancia al significado del nacimiento, o sea, recordar que fue un acto de amor que nos invita a efectuar una renovación de los lazos que nos ligan a los seres queridos!

¡Desgraciadamente la Navidad se ha desvirtuado por la sociedad de consumo que hizo que esos festejos sean casi una anticipación del Cotillón de Fin de Año! ¡Sólo se piensa en la cena, en los regalos, en las reuniones sociales, pero se olvida su verdadero significado, que es el amor universal, irrestricto y sin prejuicios!
En nuestro Hemisferio podemos hacer varias ceremonias y rituales para conectar esa energía, pues podemos disfrutar de la energía solar que empieza a inundar nuestro país con todo su vigor. Nos preparamos para las vacaciones de verano, pensamos en viajar y aprovechar las hermosas playas, pero podemos al mismo tiempo emplear la energía capricorniana para recuperar aquellos valores sociales y familiares que se están perdiendo en nuestra sociedad; asimismo, podemos buscar dentro de nosotros los sentimientos de generosidad y tolerancia que nos ayuden a espantar de una vez las tristezas y las dificultades que estorban a nuestra felicidad.
En el Solsticio de Verano el cielo nos invita a agradecer al Creador por todas las bendiciones que esa energía de Luz nos proporciona. El Sol es Luz y Vida, sin él no podríamos existir. El Sol tiene relación con nuestro corazón, con nuestro plexo solar, de donde emana nuestro sentimiento de Amor Universal. Se localiza en la Sefirá de Tipheret en el Centro del Árbol de la Vida, desde donde irradia su luz representando el poder del Amor Universal.

Las fiestas navideñas nos llenan de alegría y buen humor, las celebraciones no faltan y todos se sienten contagiados por el espíritu de fraternidad que reina en el aire. Para que aprovechemos al máximo este espíritu, canalizando positivamente las energías generadas colectivamente, podemos prepararnos con algunas ceremonias:
- La Ceremonia del Perdón, para perdonar a todos y dejar de lado resentimientos y enojos pasados; y también perdonarnos a nosotros mismos por los errores que cometimos. Es muy difícil perdonar a nuestros enemigos sin guardarles resentimiento ni rencor.
- La Ceremonia del Amor, para compartir y diseminar el amor universal, rezando por la Paz Mundial. ¡Podemos darnos la mano, abrazarnos y abrazar virtualmente a todos los seres esparcidos por el mundo! ¡Podemos pedir a Dios que aleje el hambre, la miseria, la soledad y el miedo del corazón de aquellos que sufren!
- La Ceremonia del Agradecimiento, para dar gracias a Dios por todos los bienes preciosos que recibimos todos los días, sean materiales o no y, sobre todo, por el más valioso de todos los bienes: la propia VIDA.
- La Ceremonia de la Esperanza, para abrir nuestro corazón a las bendiciones futuras que vendrán si mantenemos la Fe en la Providencia Divina.

No tengo intención de dar recetas para esas ceremonias, pero podéis bajarlas de mi libro A Magia que Vem dos Astros (en mi Sitio personal) y buscar la ceremonia que más os agrade. Quiero tan sólo sugerir que cada cual busque en su corazón la sintonía que más necesita en este momento. ¡Quienes pidan su Previsión Anual Personalizada hasta el día 31/12 recibirán el libro como obsequio!
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São Paulo, diciembre de 2018

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Graziella Marraccini é astróloga, taróloga, cabalista e estudiosa de ciências ocultas e dirige a Sirius Astrology. Conheça meus serviços on-line
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