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Medalla de oro para tu salud
por WebMaster
Autor Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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“Haz de tu cuerpo un lugar mejor para vivir.”
(Sylvua Duailibi)
Olimpiadas y torneos deportivos pueden suscitar desde el mero interés en acompañar el desempeño de los atletas y equipos hasta la curiosidad por conocer ciertas modalidades deportivas. Pero el mejor efecto colateral será despertar en ti el deseo de ejercitarte.
Si bien la actividad física sea a menudo practicada con finalidad estética, por proporcionar la reducción del peso corporal, es en verdad un poderoso instrumento de prevención de la salud, propiciando el aumento de la capacidad respiratoria, circulatoria y de la densidad ósea (combate la osteoporosis), aparte de atenuar los índices de estrés y ansiedad, de contribuir para la creatividad y la memoria, y promover la elevación de la autoestima y la confianza en sí mismo.
Nuestros antepasados necesitaban caminar en busca del alimento, obteniéndolo por medio de la caza, la pesca o la recolección. El desarrollo de la sociedad ha creado la figura del sedentario, o sea, aquel que produce su sustento trabajando sentado. Hoy practicamos el sedentarismo con naturalidad, considerando el movimiento como algo superfluo. Nos desplazamos sobre ruedas, caminamos por esterillas y escaleras mecánicas, hacemos uso de mandos a distancia. Sustituimos los juegos al aire libre por videojuegos, los paseos por la televisión.
Para la práctica deportiva hay dos requisitos previos básicos: placer y regularidad. Y uno resulta del otro.
El primer paso es descubrir una actividad alineada a tu perfil, de modo que la practiques sin pretensiones. Incluso podrás competir en torneos, participando en ligas segmentadas por sexos y edades, conquistando trofeos y medallas, y cultivando nuevas amistades. No obstante, permanece atento para no hacer de la búsqueda de la excelencia un fin en sí misma, o el placer podrá dar lugar a la angustia y a la frustración. Esta es una atribución reservada a deportistas profesionales.
El acondicionamiento del cuerpo puede ser llevado a cabo en gimnasios, en casa o en espacios públicos. Puedes optar por actividades aeróbicas (carreras, bicicleta, cintas de andar), acuáticas (natación, hidromasaje), de resistencia muscular (musculación) o para la flexibilidad (estiramientos, yoga).
Las secuencias preliminares de estiramientos son esenciales. La elasticidad muscular prepara el cuerpo para la actividad física, permitiéndole alcanzar todo su potencial, evitando el acortamiento de los músculos, lo cual acarrea acumulación de tensión y dolores intensos, en especial en la musculatura de la columna en quienes permanecen durante largos períodos en la misma postura, como ante el ordenador o conduciendo. Estírate antes y después de la actividad física. Antes, para calentar; después, para relajar la musculatura.
Durante el ejercicio, concéntrate en lo que estás haciendo. Esto significa no estar leyendo mientras pedaleas en la bicicleta, escuchando música mientras caminas o mirando la TV mientras corres en la cinta. El foco de tu atención debe estar en la actividad. Percibe tu movimiento muscular, acompaña tu respiración.
Nada de practicar ejercicio en lugares intensamente contaminados, como calles y avenidas de gran movimiento. Prefiere las horas con menos tráfico, áreas arborizadas si se dispone de ellas o deja para ejercitarte en casa. Escapa también al calor excesivo, para no sufrir deshidratación.
Bebe agua e isotónicos, lleva ropa ligera que facilite la transpiración, así como calzado adecuado.
Come una pequeña cantidad de algún alimento rico en carbohidratos 30 minutos antes de las actividades físicas. Esto va a mejorar tu rendimiento. Y nunca te ejercites en ayunas para evitar hipoglucemia, calambres y arritmias causados por la bajada de potasio en la sangre.
Mide la frecuencia cardíaca en reposo por la mañana y después de los entrenamientos. En caso de que observes algún aumento, esto puede indicar que la actividad física está siendo practicada de manera excesiva.
Por último, la regularidad aporta más beneficios a la salud que la intensidad de la actividad física. Lo ideal serían 30 minutos diarios de actividad. Pero puedes optar por practicarla dos o tres veces por semana.
Sé paciente con tu cuerpo, escucha tu respiración y vigila tu frecuencia cardíaca. Haz una evaluación cardiovascular, respiratoria y ortopédica antes de iniciar cualquier actividad física, incluyendo una prueba de ergometría conducida por un cardiólogo habilitado. Así alcanzarás el mejor de los títulos: ¡el de campeón en salud!
* Tom Coelho es educador, conferenciante en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros. E-mail:
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