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Narcisistas Perversos 4

por Silvia Malamud
Traducción de Teresa - [email protected]

Quienes son, cómo tratar con ellos y cómo sobrevivir a padres abusadores

Empatía, compasión y sintonía son palabras que no constan en el diccionario afectivo de ese grupo familiar en que uno de los padres, o ambos, son Narcisistas Perversos. El contacto entre las miradas, el yo te percibo, tú me percibes, difícilmente se produce, o es incluso inexistente por completo en esas relaciones. No hay vínculo emocional entre padres e hijos ni tampoco entre hermanos. Las relaciones crecen en un clima condicional, con el telón de fondo de la crítica, donde los hijos frecuentemente sienten que nunca serán lo suficientemente buenos frente al juzgamiento de lo que sería lo ideal para los padres. Permanecen, por tanto, subyugados y, como rehenes, con sus vidas prácticamente paralizadas a la espera de algún gesto que ofrezca un mínimo significado de aprobación, una migaja de afecto. La impresión es que tales hijos existen tan sólo para servir a los intereses y necesidades de esos padres.

La conversación entre todos prácticamente no se verifica y cuando ocurre es de modo indirecto, en el formato triangular. Se habla de uno sobre el otro, siempre tomando partido y haciendo alianzas sobre quién es el guay del momento. En la trama, debido a la insoportable carencia afectiva, la ley pactada para que al final se pueda recibir alguna brisa afectiva, es la alianza entre los “fuertes” mediante la descalificación abusiva del otro. La enseñanza es que para ser visto y, por tanto, existir, hay que proceder de esa forma.

La familia tiene como práctica actuar dentro de un patrón en que es frecuente que uno hable mal del otro, y donde las personas difícilmente se enfrentan de modo directo. El clima entre todos es siempre de tensión y desconfianza. Debido a una especie de adoctrinamiento, en que priman los comportamientos velados, las víctimas de este sistema abusivo unas veces son demasiado pasivas, otras demasiado agresivas. En las pocas veces en que la comunicación se produce de forma directa y clara, lo corriente es que sea por medio del estallido de cóleras y furias avasalladoras.

Como los sentimientos de los hijos nunca son tenidos en cuenta, no se les suele dar ni respetar su privacidad y su autonomía emocional. Unos padres narcisistas jamás identifican en sí mismos cualquier responsabilidad por cosas que hicieron. Rehúsan pedir disculpas, y como estrategia común a todos, invierten verdades explícitas sobre sus actos, confundiendo la mente de los hijos, creando culpas indebidas, reinventando los hechos desde una óptica muy distinta de lo ocurrido. Este es el famoso “crazy maker”, o sea, la fábrica de locos...

Como resultado, a lo largo del tiempo, las víctimas quedan como una bomba de relojería a punto de estallar, o en estados depresivos con poquísima o ninguna autoestima.

También para mantenerse en sus puestos de auto-importancia, los padres narcisistas suelen dejar a todos en estado de constante aprensión, toda vez que cambian de humor sin previo aviso y, por si fuese poco, por donde pasan viven protestando como si absolutamente nada estuviese nunca a su gusto. Lo más increíble de esta trama es que, para fuera de la familia el comportamiento, por lo regular, siempre es lo opuesto. Son magníficos con las otras personas y todo el tiempo intentan seducir al mundo en el sentido de que todos los consideren las mejores personas del mundo. Suelen vestirse y tratar a otros de modo impecable, y exigen asimismo ese comportamiento a sus hijos. Rezuman encanto y por lo regular les va muy bien.

Si algún hijo se atreve a denunciar su modo de funcionamiento, además de darles pie a auto-engrandecerse más aún como padres maravillosos que son, estos hijos tendrán que soportar su ira.
En estas ocasiones, suelen aplicar todavía más las reglas de desvalorización de los propios hijos, encontrando infinitos fallos de conducta y de realización de éstos, confirmando su falta de empatía y de amor real. Dicen que aman, pero sus actitudes demuestran lo contrario, y lo que es peor, que sólo tienen buenos ojos para sí mismos. Incansablemente les echarán en cara cuán buenos son ellos y qué poca capacidad tienes tú, si acaso eres el hijo, para reconocer y valorar lo que todo el mundo de fuera valora. Nuevamente, jugarán fuerte para confundir tu mente, tus verdades y tus vivencias. Siempre serán extremadamente críticos contigo y nunca cambiarán de modo de funcionar. No tienen la capacidad de ver y de ser algo diferente en sus vidas, aparte de este tipo de discursos infundados.

Los hijos sólo se liberan de este aprisionamiento abusivo cuando tienen claro dentro de sí mismos que sus padres están enfermos y que difícilmente van a cambiar. Invariablemente, ellos siempre van a buscar y a encontrar fallos en todo cuanto hagas. Según ellos, tú nunca haces ni harás nada bien, por tanto, jamás vengas con ninguna novedad buena sobre ti mismo, porque ellos de algún modo lograrán quebrarte. No soportan ver que alguien cercano, que no sean ellos mismos, esté bien y triunfando en la vida. Ciertamente habrá raras ocasiones en que tendrán que admitir que tú eres bueno o que has hecho algo bien, pero incluso en esas ocasiones, será prácticamente imposible que recibas una mirada afectiva o un elogio.

Por tanto, si tú eres un hijo de esta trama de padres Narcisistas Perversos y anhelas ser feliz en una familia tóxica de este orden, sal de esa frecuencia, cambia tu película interna y nunca esperes nada más allá de lo que ya sabes que ellos son, pues jamás cambiarán ese comportamiento abusivo. Busca ayuda para desvencijarte de ellos, rescata tu autoestima y tu autonomía personal, reinvéntate y haz alguna terapia.



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Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos

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