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¡Tres sugerencias sencillas y muy eficientes para ser valorada en tus relaciones!
por Rosana Braga
Traducción de Teresa
[email protected]
¿Tú haces todo por el otro y no eres reconocida? ¿Eres guay hasta el punto de hacer muchas cosas realmente significativas, pero así y todo no te sientes valorada?
Sólo para ser más clara sobre lo que eres capaz de hacer, podríamos poner ejemplos, como:
- ¿tú pagas la cuenta frecuentemente porque él se queja de que está sin dinero?
- ¿tú pasas por su casa a buscarlo y que no pase trabajo?
- ¿tú compras lencería nueva para usarla cuando vais a salir?
- ¿tú preparas una cena romántica, mantienes la conversación, escuchas lo que él tiene para decir y además le ofreces un masaje de aquellos?
Quizá todavía vayas más lejos:
- ¿le prestas (o le das) dinero, en el caso de que lo esté necesitando?
- ¿cuidas de sus hijos (de otra relación) cuando él no puede?
- ¿lavas su ropa y le arreglas la casa porque él no tiene tiempo o directamente sólo por agradarle?
- ¿haces la compra y siempre llevas algún detallito para él?
Bueno, no sé a qué nivel te sientes buenecita, guay y una buena compañera y tampoco sé exactamente a qué nivel te sientes poco o nada reconocida y valorada. ¡Pero es preciso que sepas algunas verdades muy importantes!
En primer lugar, no hay nada erróneo en ser una persona guay. Pero ser guay es muy diferente de ser boba. Y cuando una mujer se pone en el papel de boba es porque, muy probablemente, se siente necesitada, con la autoestima baja y, sobre todo, ni ella misma se reconoce y se valora.
Si tú eres guay y el otro no lo retribuye, no lo reconoce, no lo agradece y te trata con indiferencia y quizá hasta con desdén, no teniendo en cuenta tus deseos ni siendo gentil incluso cuando estáis en la cama, ese es un signo clamoroso de que es momento de revisar tu postura y tu decisión de continuar en esa historia tal como está.
Esa dinámica desigual suele quedar evidente ya al comienzo de una relación. Incluso porque en esa fase es cuando las mujeres “buenecitas” (y claro que los hombres con ese perfil también) suelen esforzarse más. Están, en realidad, muy temerosas de no ser queridas y amadas. No quieren sufrir una nueva frustración y siquiera se cuestionan si es con esa persona con quien realmente quieren invertir en la construcción de un amor.
¿Quieres cambiar el rumbo de esta prosa? ¿De veras lo quieres? Entonces, mira bien: es preciso que entiendas que no harás cambiar a ese sujeto si continúas haciendo lo mismo. Y quizá no harás cambiar a ese sujeto ni siquiera aunque hagas cosas diferentes. O sea, sólo existe una posibilidad de cambiar la dinámica y el comportamiento despegado o ingrato del otro: cambiando tú misma. Cambiando tu comportamiento. ¡Haciendo diferentemente!
¿Cómo es eso? Bien, es como sigue: ¿realmente conoces el valor (ya sea concreto o subjetivo) de cada una de tus buenas acciones? ¿Realmente reconoces que vienes invirtiendo tiempo, dinero, atención y cuidados para con el otro? ¿Das valor a cada uno de tus comportamientos estupendos?
¿O te pasas la vida diciendo frases como “ah, no me cuesta nada hacerlo”, “pero a mí me encanta ser guay”, “ser así me hace mucho bien” y otras parecidas? ¡Entonces, para con eso! Es mentira. Te estás engañando. O mejor, claro que es guay ser guay. Pero ser guay todo el tiempo con quien te trata con indiferencia o ingratitud es desvalorizarte. ¡Es no reconocerte, no respetarte y no sentirte merecedora!
Y si continuas haciendo lo mismo incluso así, el mensaje que le transmitirás será claro y directo: “puedes continuar tratándome de esa forma, que, a pesar de que cada día me siento más triste, más disgustada, más protestona, más “mustia”, voy a continuar aquí, ¡haciéndolo todo igual!”
Apunta ahí lo que te sugiero que hagas ahora, inmediatamente, para modificar ese escenario:
1) ¡No hagas ningún favor o buena acción si él no lo pide claramente, con todas las letras!
2) No digas “sí” inmediatamente a su petición. Piensa. ¿Realmente puedes y quieres hacerlo? Respeta tu voluntad. Si no quieres o no puedes ¡no lo hagas! ¿Has comprendido? ¡No lo hagas!
3) Si lo haces, en cuanto hayas terminado, pregúntale: ¿he logrado ayudarte? ¿Era eso lo que estabas necesitando? Esto va a dejarle claro que tu actitud le ha traído beneficios y facilidades.
Enfócate en lo que deseas y procede de modo coherente. Todo cuanto deseas es ser valorada y respetada. Simplemente porque lo mereces ¡y sabes que lo mereces! Hasta porque, atención: ¡reconocer uno al otro forma parte de la gentileza esencial que nutre cualquier relación de amor!
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Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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