¿Por qué tanta violencia?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 18/04/2008 15:23:44
Traducción de Teresa - [email protected]
Los noticieros de todo el país no cesan de dar la noticia de la caída y consiguiente muerte de la niña Isabella, ocurrida en São Paulo hace una semana. La primera pregunta que viene a la cabeza, al escuchar tal noticia, es: ¿habrá sido una caída o un asesinato? A medida que el tiempo pasa, parece más evidente que la criatura ha sido realmente arrojada por la ventana, probablemente tras haber sufrido una agresión, ya que presentaba heridas e incluso signos de estrangulamiento. Pero, me pregunto, ¿qué es lo que lleva a un ser humano a cometer tamaña monstruosidad? Lo primero que hice, como astróloga, ha sido echar un vistazo al mapa del cielo, y ni siquiera necesitaba hacerlo realmente, pues sabía que, hace algunas semanas la oposición entre los planetas Marte y Plutón podría indicar un aumento de la violencia, y eso a nivel mundial. Esa oposición, también llamada alineamiento, ya estaba presente desde enero, y hace varias semanas yo había comentado sus posibles efectos en el sentido de hacer explotar nuestra rabia interior en actos agresivos, especialmente en el ambiente doméstico. Marte estuvo en retrogrado y llegó a entrar en Géminis, pero ahora transita por Cáncer, signo que tiene analogía con la familia, con el ambiente doméstico. Ese aspecto ha terminado prácticamente a finales de marzo; pero entonces ha entrado en escena Júpiter, también en oposición con Marte. Marte es el regente natural de Aries, ¡y tanto la madre (Ana Carolina) como la hija (Isabella) eran de Aries! Ay, Dios mío, no os asustéis creyendo que todos los de Aries van a sufrir agresiones de ese tipo, pues probablemente en el mapa natal de estas dos personas había una indicación de que habrían de sufrir tal agresión en ese momento de su vida. ¡Una criatura que muere antes de los 7 años se encarna prácticamente para ‘traer un recado’ a alguien! Son pequeños ángeles que se sacrifican para dejar una marca especial a su paso. No obstante, no podemos olvidar que muchos actos de violencia doméstica no aparecen en los medios de comunicación, ni forman parte de las estadísticas. ¡Mi doncella me ha dicho que el sábado por la noche (mientras se daba la noticia de la muerte de Isabella) un vecino de casa había matado a cuchillazos a su esposa y a sus dos hijos! ¡Y este caso ni siquiera ha sido noticia!
Sin embargo, mi reflexión acerca de estos actos insanos se contrae más al hecho de que, muchas veces, no conseguimos contener la ira y cometemos actos agresivos, ¡de los cuales ciertamente nos arrepentimos minutos más tarde! El acto de la agresión no es controlable racionalmente, pues en muchos casos se manifiesta ‘en caliente’.
La ira deriva de las furias, que no son otra cosa sino frustraciones guardadas interiormente. Pero las frustraciones son inevitables, diréis; entonces ¿cómo controlarlas?
La Astrología es capaz de trazar un perfil del carácter del individuo y puede informarnos acerca de las propensiones o tendencias de sus acciones. Todo individuo se expresa a través de las cualidades del Sol, de la Luna, de Mercurio y de Marte en lo consciente, iniciando la entrada en el campo inconsciente con las cualidades de Venus, Júpiter y Saturno, incluida en éstas la memoria racial y la familiar. Por tanto, sacamos la conclusión de que la energía de Marte puede ser controlada voluntariamente. Sin embargo existen planetas llamados ‘transpersonales’ que nos conectan con el karma colectivo. Estos planetas: Urano, Neptuno y Plutón, poseen energías difícilmente controlables a nivel individual, pues se basan en la estructura profunda de la psiquis. En el Árbol de la Vida forman el triángulo superior que nos conecta con la conciencia cósmica.
Podemos entonces llegar a la conclusión de que si dejamos explotar nuestra ira de forma ‘marciana’ estaremos canalizando esa energía ‘caliente’ de forma visceral, animal y verbal, y causaremos algún estrago a nuestro alrededor, atacaremos y agrediremos a alguien (aunque no sea el causante de la frustración inicial) o entonces nos haremos daño a nosotros mismos, aunque sin tener esa intención. Si esperamos a que la frustración se enfríe, poniéndola en el frigorífico ‘saturnino’, se convertirá en resentimiento y difícilmente podrá encontrar forma de manifestarse, como no sea por el camino indirecto: a través de palabras mordaces, sarcásticas, expresiones de frialdad, acciones indirectas, pero capaces de causar dolor y de bloquear las nuevas experiencias.
Por último, si esa frustración quedase guardada durante largo tiempo, de forma ‘plutoniana’, cristalizada y congelada por la criogenia, se convertirá en odio, ¡y ese sí es nuestro peor enemigo! Destructivo e incontrolable, el odio explota como una bomba de relojería y su destrucción será inmensurable. Ese tipo de frustración/odio es también el mayor causante del cáncer.
A mi modo de ver, solamente el amor es el verdadero antídoto del odio, y no es aquel amor posesivo, individual, que visa solamente a la satisfacción del propio Ego. Hablo del amor universal, aquel que abre nuestro corazón y nos ayuda a aceptar al otro sin ideas preconcebidas ni prejuicios. Considero que existen dos palabras clave para superar el peligro de sufrir una explosión de ira: PERDÓN y AMOR. Con esas dos palabritas traducidas en actos y comportamiento, podemos curar el odio que causa tanto estrago y tanto dolor.
Pensad en eso esta semana, irradiad Amor a vuestro alrededor y, sobre todo, no juzguéis precipitadamente: ¡perdonad para ser perdonados! ¡En el STUM existe un interactivo fantástico que puede ayudaros!
Deseo a todos una buena semana de Paz, Amor y Perdón.
São Paulo, 8 de abril de 2008.
