¿Por qué perdonar?
por Acid em STUM WORLDAtualizado em 04/11/2007 11:11:13
Traducción de Teresa - [email protected]
Si perdonar fuese fácil, las cosas en el mundo serían totalmente diferentes. La regla general es, de hecho, no perdonar, o perdonar de boquilla, pero guardar el resquemor. No existe fórmula para perdonar. Es como el sexo: es algo que puedes ver como lo hacen otros, creer que sabes, pero vas a tener que meter la cara (a veces literalmente) para aprender de hecho.
Sin embargo perdonar es, a fin de cuentas, más importante para NOSOTROS que para aquel a quien perdonamos. Al fin y al cabo, si el tipo te hace una mala faena y pasa de ti, ¿para qué perdonarle, no es cierto?
Lo que ocurre es que la rabia, el resentimiento, van a permanecer carcomiéndote por dentro, como un cáncer. Aunque no se manifieste somáticamente como tal, el “problema” va a permanecer en tu mente y espíritu, en la medida en que le des más atención/valor/alimentación (lo cual podría perjudicarte incluso en otras vidas).
Si perdonar fuese una cosa dispensable, Jesús no habría añadido este renglón al “Padre Nuestro”:
“...y perdónanos nuestras deudas, EN LA MEDIDA EN QUE hayamos perdonado a nuestros deudores”
Nótese que está un poco diferente del que acostumbramos a rezar. En la Biblia consta “...y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores”, en pasado, como si fuese de NUESTRA naturaleza cristiana (al fin y al cabo es una oración para los cristianos) perdonar. Tan sólo que Jesús conocía muy bien el alma humana, y por ello añade a continuación:
Porque, si perdonáis a los hombres sus ofensas, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas (Mateo 6:14)
Ahora bien, se hace obvio que la traducción usada en la Biblia, en el Padre Nuestro está equivocada. Tomando la palabra original “hoce” vemos que ella significa “así como”, pero también significa “en la medida que”, “de acuerdo con”, que está mucho más conforme con el sentido que Jesús ha reforzado más adelante.
O sea, todo ello para decir que, perdonando, haces que TU vida se torne más fácil.
Tened cuidado de vosotros mismos; si tu hermano pecare, repréndelo; y si él se arrepiente, perdónale. Incluso si pecare contra ti siete veces en el día, y siete veces viene a ti, diciéndote: Me arrepiento; tú le perdonarás (Lucas 17:3)
Entonces Pedro, acercándose a Él, le preguntó: Señor, ¿hasta cuántas veces pecará mi hermano contra mí, y habré de perdonarle? ¿Hasta siete? Respondióle Jesús: No te digo que hasta siete; sino hasta setenta veces siete (Mateo 18:21)
Podemos entonces resumirlo todo así:
No existe ofensa u ofensor, sino tan sólo ofendido.