Dormir despierto
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 13/12/2007 14:10:01
Traducción de Teresa - [email protected]
Gabriel García Márquez en su lecho y aguardando el desenlace de esta encarnación, escribió recientemente una carta a sus amigos y, en una de las frases, dijo:
“En cada minuto con los ojos cerrados, perdemos sesenta segundos de luz.”
Se refería a la necesidad de no dormir y de permanecer disfrutando lo que le resta, en esta encarnación, de vida material. Una perspectiva muy pequeña para un gran hombre, ciertamente. Demuestra su apego a la materia y, equivocadamente, creer que todo aquí comienza y aquí termina.
En realidad, dependiendo del ángulo desde el que analicemos esta afirmación, estoy en desacuerdo con su punto de vista.
No perdemos nada si cerramos nuestros ojos para apreciar nuestra naturaleza y nos fijamos en el verdadero valor que portamos en nuestra alma.
No perdemos si, al cerrar nuestras ventanas externas, abrimos la puerta a la manifestación de nuestro Dios Interior.
No perdemos si continuamos atentos y descubrimos que la vida que llevamos es, efectivamente, la vida que hemos plantado.
No perdemos nada si, al meditar, descubrimos los tesoros que están dentro de nosotros y no utilizamos, pues estamos ciegos por las pretendidas “alegrías” materiales.
No perdemos nada si, al llevar a cabo nuestro viaje interior, descubrimos que el dinero no consigue comprar paz, silencio, amor y amistad.
No perderemos si nos mantenemos alerta frente a los “amigos beneficiarios” de nuestras facilidades, de nuestras prebendas y de nuestro eventual poder.
No perdemos si, al cerrar los ojos durante sesenta segundos, descubrimos que es posible, sí, dominar nuestra mente llena de prejuicios trasnochados, inculcados a la fuerza por religiones dominadoras, y que no nos sirven para nada en nuestra marcha evolutiva.
No perdemos si conseguimos identificar sabiamente la diferencia entre Egoísmo y Amor Propio.
Ganamos mucho si, en vez de la ceguera de la materia, pasamos a identificar que somos espíritus en evolución a través de una experiencia humana.
Ganamos mucho si, al cerrar los ojos durante un minuto, pasamos a respetar nuestro Libre Albedrío y a no controlar las actitudes de quienes nos rodean.
Ganamos mucho si descubrimos que no existe muerte, tan sólo travesía, o mejor dicho, retorno al verdadero hogar.
Ganamos mucho si aceptamos que el aquí – encarnados – es la escuela evolutiva, el allá es la verdadera vida.
Ganamos mucho si descubrimos que ayudar a quien no lo solicita es aplicar la demagogia religiosa. Es un acto de interferencia en el karma de la persona. Cabe, individualmente, a cada uno de nosotros, la superación de nuestras propias deficiencias.
Ganamos mucho si, al fijar la mirada en nuestra esencia, descubrimos que no somos la mitad de nadie y que nadie nos completa. Eso es sentimiento de posesión. Las personas somos enteras y como tal hemos de ser respetadas. No somos felices por lo que otros nos ofrezcan, sino por lo que construimos juntos.
Ganamos mucho, finalmente, si conseguimos aplicar con sabiduría nuestro Libre Albedrío, para así saber cuidar de nuestra propia nariz. Caso contrario, la vida pasa a ser, literalmente, una bazofia.
Sé que nos veremos.
Beso en el alma