Ser y no ser esta es la solución
por Izabel Telles em STUM WORLDAtualizado em 23/01/2008 14:36:59
Traducción de Teresa - [email protected]
Ya puedo ver a mi querida amiga Maria Flávia de Monsaraz – fundadora del Quiron – Centro de Astrología en Portugal – diciendo con su gracia e iluminada presencia: “no he sido yo quien ha creado esta verdad”. La he aprendido con mis maestros.
Sí, amiga mía, lo sé. Pero quiero que sepas que ha sido en una de tus magníficas clases donde he escuchado esta afirmación: es preciso ser y no ser.
Ser y no ser estas pocas palabras han calado profundamente en mi sistema sanguíneo modificando, con toda seguridad, el curso de mi historia personal. En un flash esa frase encontró a otra en mi sistema cerebral: ser Zorba y ser Buda en un mismo instante de vida.
Después de escuchar esta frase en una de sus inolvidables clases – impartida en el planetario de Lisboa – donde nos hemos sentado en postura de astronautas para contemplar en el cielo la trayectoria mística de los planetas – en cuanto que tomada por un poder extraordinario de ser sabia y sencilla al mismo tiempo – ¡tú, querida Maria Flávia, nos hacías verdaderamente sentir que tan sólo somos completos cuando hacemos comulgar nuestro ser individual con el no ser del Ilimitado Universo de lo Divino y de lo Cósmico!
Al mismo tiempo, allí en el Planetario de Lisboa, me he sentido pequeñamente humana y gigantescamente divina. No he comprendido con el hemisferio cerebral izquierdo lo que nos decías. Lo he comprendido con todas las moléculas de mi corazón.
Al salir del aula he intentado tocar tu mano, agradecer tus palabras, abrazar tu ser. Pero eran tantos los que trataban de hacer lo mismo, que he preferido salir para caminar por el paseo del Monasterio de los Jerónimos mirando al cielo, intentando descifrar el braille de las estrellas y de las constelaciones.
La presencia ilimitada del Ser Divino en el corazón del ser limitado que somos nosotros, así es como J.I. Leloup habló sobre ser y no ser en nuestro último retiro espiritual en una ciudad cercana a São Paulo. En las anotaciones de mi cuaderno he encontrado, después de esa afirmación de Leloup, un renglón subrayado en azul que decía lo siguiente: mi cuerpo no puede volar; pero mi ser divino tiene alas. Por tanto, puedo volar.
He escrito todo esto para referirme a una cosa en la que creo mucho: practicar ejercicios con imágenes mentales es una eficiente forma de tocar lo ilimitado dentro de tu ser. Meditar sobre una imagen, un poema, una frase también es una forma de re-conectar, rehacer, reforzar esta conexión. Ser y no ser al mismo tiempo.
Ser poniendo tu atención en tu cuerpo, en tu postura, en tu respiración. No ser captando, con todos tus sentidos, el mundo divino que está más allá de las brumas, de las incertidumbres, del diálogo interno repetitivo que nos aprisiona y nos culpabiliza robando nuestro tiempo y nuestra energía. El no ser está mucho más allá de aquello que puedo ver con mis ojos abiertos.
Un artista es cuando presta sus manos para que la expresión de una emanación que no es (intuición, talento, inspiración) exprese belleza en un lienzo. Un músico es cuando presta su cuerpo, su equipamiento humano para que una fuerza que no es (don, soplo divino) exprese su voz.
En las palabras de J.I. Leloup – que ha vuelto a Brasil en noviembre de 2007 – “En principio la experiencia del Ser Esencial está en el contacto con la naturaleza. Esa experiencia de hacerse uno con el universo no es solamente una experiencia estética como ante un bello paisaje o una puesta de sol. Nosotros encontramos esta dependencia e interconexión de todas las cosas, a que se refieren los físicos, en esa fraternidad cósmica de que habla San Francisco de Asís. Nosotros nos tornamos realmente hermanos de las estrellas, del agua, de la tierra. Al mismo tiempo somos nosotros mismos totalmente en nuestra forma y en nuestros límites, y a la par estamos en lo abierto. Nuestros límites ya no nos encierran. Éstos, al contrario, se convierten en el lugar de acogida de una presencia infinita.”
Unir los versos. Unir el ser y el no ser (alcanzando aquel estado al que C.G. Jung denominó individuación). Así ha querido Maria Flávia de Montaraz definir la palabra Universo que, yo sé que ella lo dirá, es como lo ha aprendido de sus maestros y que, como maestra, enseña a sus alumnos.