Atualizado em 30/09/2018 07:48:20
Traducción de Teresa
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El otro día, atendiendo a una de mis clientes, ella me dijo muy angustiada:
- ¡No he pedido disculpas por mis celos porque me siento muy avergonzada!
Y yo quise comprender mejor:
- ¿Por qué avergonzada?
- Ah, ¡porque está muy feo sentir celos! ¡Es una debilidad!
Y a ti ¿qué te parece? ¿Qué piensas de alguien que siente celos? ¿Y de los que sienten cólera, miedo, envidia, deseo, pereza…? ¿Qué te parecen?
¿Qué piensas de ti misma cuando sientes algo que se considera “equivocado” o “feo” por muchas personas y por la sociedad en general?
Lo primero que le dije fue:
- ¡Nunca pidas disculpas por lo que sientes! ¡Tus sentimientos nunca son un error! ¡Ningún sentimiento es feo o equivocado!
Ella se extrañó y me dijo que siempre había oído a su madre y a otras personas decir que está muy feo enfadarse, por ejemplo! Sí, es verdad: ¡oímos comentarios de ese tipo muchas veces durante la vida! No obstante, hay que darles nuevo significado ¡urgentemente!
¡Los sentimientos son maravillosos! ¡Esenciales! Son como lámparas que se encienden dentro de nosotros, iluminan nuestra oscuridad, nuestra inconsciencia y nuestro corazón. Los sentimientos son señales, síntomas de lo que nos está pasando dentro.
¡Sin ellos no conseguiríamos recorrer ningún camino de autoconocimiento, y mucho menos orientar nuestras decisiones y nuestros actos! ¡Y esa es la gran cuestión!
Por culpa de creencias limitantes como esas, de que sentir celos, ira, miedo, envidia o cualquier otro sentimiento, está feo, muchas personas siquiera entran en contacto con lo que sienten. Ni lo perciben. Se ignoran a sí mismas. Y se pierden cada vez más de su verdad, de su esencia y de lo que realmente quieren para sí.
¡Fíjate bien! Tú puedes sentir cualquier cosa. Cualquier cosa, ¡de veras! Cuanto más saludable estés, más espacio tendrás para todos los sentimientos posibles.
Obviamente, cuanto más madura y consciente seas, más sentirás con equilibrio. Sin tanta ansiedad, que es el acelerador más nefasto de los últimos tiempos. Sí, porque ansia es sentimiento y es estupendo. Es voluntad. Pero ansiedad es trastorno. ¡Desequilibra, desajusta, presiona, distorsiona, destruye!
Entonces, ¡el problema nunca es lo que tú sientes! ¡El problema siempre es lo que tú haces con lo que sientes! ¡Esa es la cuestión! ¿Qué haces cuando sientes celos? ¿Qué haces cuando sientes enfado? ¿Qué haces cuando sientes miedo?
Si tú sientes celos y te echas al otro con acusaciones, ofensas y reclamaciones, ¡entonces ese es el problema! Si sientes cólera y humillas, agredes y maltratas al otro, ¡entonces ese es el problema! Si sientes miedo y te paralizas, dejas de hacer lo que es preciso, entonces ¡ese es el problema!
¡El sentimiento es una alerta! Dice mucho sobre ti y sobre lo que está sucediendo. Dice mucho sobre tus relaciones y puede servir como excelente mapa para tus próximos pasos, tus próximas decisiones.
En general, el mejor primer paso ante un sentimiento difícil es la observación.
Para, respira y observa. Entra en contacto con el sentimiento y cuestiónate sobre cuál es el mensaje que intenta transmitirte. Por eso nunca pidas disculpas por lo que sientes. Pero en caso de hacer algo que lastime al otro o te lastime a ti misma, entonces es hora de perdonarte y pedir perdón. ¡Es hora, sobre todo, de aprender a adoptar nuevas actitudes frente a tus sentimientos, que son siempre todos tan indispensables y sabios!