8 pasos para rescatar el Niño Interior
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/10/2015 08:46:34
por Fernanda Luongo - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Con la proximidad del famoso día de los niños algunas preguntas han empezado a brotar en mi cabeza:
"¿Son los adultos realmente maduros?", "¿Son necios los niños?", "Si traemos nuestras miserias y traumas de la infancia ¿no significa eso que nos hemos parado en el tiempo? ¿Que hemos abandonado a nuestro niño?", "¿Es el ego un niño herido?"
El niño interior es la fuente de vitalidad y creatividad de un individuo, y la vida "adulta" puede ser amenazadora para él. Por tanto, establecer una relación saludable y continua con el niño interior puede ser crucial para un desarrollo provechoso, y la sanación de muchos de nuestros problemas emocionales preexistentes.
Es preciso tener paciencia, valor, y una buena dosis de confianza (aquella misma confianza de niño, de que al final todo irá bien) para establecer o restablecer ese contacto.
Algunos niños han sido abandonados hace tanto tiempo que quizá ni siquiera los reconozcamos el día de su rescate, tan grande es la cantidad de polvo que los cubre.
¿Conoces tú el niño que está dentro de ti? Si no lo conoces, te sugiero empezar a interesarte por él, ya que para hacerte sabio necesitarás el conocimiento de que él dispone. Y para adquirir el conocimiento que está en su poder, necesitarás tiempo y dedicación.
Los niños poseen llaves importantes que abren puertas sagradas a los adultos; que les hace recordar una esencia perdida, un amor olvidado, una energía creativa guardada en un baúl de olvido.
El niño es más acción y menos reflexión. Es más impulso, vibración. El niño es una danza, un arrullo en las pulsaciones cósmicas de la Creación. No es esclavo de la mente, todo lo contrario, es su Amo. Los niños se sirven de la mente para crear. Crean relatos, cuentos, fantasías, ven cosas ilimitadas en planos limitados, ven posibilidades en las "adultas" imposibilidades, ven motivo de alegría y celebración en todo. Los niños llevan aquel agente transformador dentro de ellos. Aquel agente capaz de transformar la peor tragedia del universo en la más bella poesía de amor.
Los adultos, en mi opinión, no son realmente maduros; mejor dicho, muchos de ellos son más infantiles que algunos niños que conozco. Eso pasa porque no han cuidado de sus niños interiores. Como contrapartida, muchos niños presentan una sabiduría que va más allá de su edad física. El niño está enteramente presente. Sin pasado y sin futuro, simplemente niño. Es. Los adultos tienen una dificultad enorme para simplemente Ser, pues el Tener ocupa mucho de su tiempo.
A los adultos les gusta acumular y esa acumulación los hace pesados. Los críos están siempre renovando, transforman arena en castillos y después los destruyen sin apego. Se ríen a carcajadas de lo hecho, ya que en el fondo saben que es así como la naturaleza funciona. Están en contacto intrínseco con lo transitorio de las cosas en este mundo. Los niños son el propio reflejo de la materia: movimiento constante. Los niños están alineados con las ondas naturales de la Creación, por eso fluyen; por eso forman parte del océano. Los adultos hacen movimientos antinaturales, estáticos, son la anti-fluidez, la anti-transformación, y acaban dejando de fluir. Permanecen estancados y ahí comienzan los problemas. Los adultos quieren tener y quieren tener para siempre de aquella misma manera. Pero no es así como las cosas funcionan.
Restablecer el contacto con el niño interior es fundamental para la integración y la evolución humana.
Pues bien, ¿cómo entonces rescatar ese niño interior? ¿Cómo establecer un contacto eficaz con esa otra parte de nosotros mismos?
1) Juega. Haz un tiempo para entretenerte, para simplemente Ser. Tiéndete en la hierba.
2) Observa el mundo en torno a ti. Maravíllate y asómbrate con las pequeñas cosas magníficas que nunca tienes tiempo de ver. Los colores vibrantes de la naturaleza, la deliciosa carcajada de tu hijo, la sensación del agua tocando tu piel durante el baño, el dulce sabor del chocolate.
3) Escucha tus verdaderos sentimientos sin la interferencia de la mente. Acógelos tal como se presenten. Transmite seguridad y confianza a tu niño interior.
4) Da nuevo significado a tus experiencias desagradables. Percibe que tus padres se equivocaron, pues también sus niños estaban heridos, pero ahora tú, como adulto consciente, puedes dar nuevo significado a aquellos momentos.
5) Ve poco a poco. Respeta los límites de tu niño. Si él aún no se ha curado bien de una situación, no lo expongas. Debes saber preservarlo.
6) Colecciona momentos positivos y felices. Encuentra más motivos para sonreír que para llorar. Más motivos para agradecer que para lamentarte.
7) Sé creativo. Mantente creativo para que tu niño siempre esté vivo dentro de ti.
8) Charla más con los niños y permanece abierto a aprender con ellos.
¿Quieres ser un adulto saludable y realmente maduro? ¡Entonces rescata el niño interior que existe dentro de ti!
¡Feliz día de los Niños! :)