Sé Amable contigo misma
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/01/2016 11:05:47
Autor Nathalie Favaron - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cada fin de año tenemos la tendencia a hacer evaluaciones de cómo se nos ha dado en relación a nuestros objetivos.
Quizá hayas creado metas claras sobre lo que te hubiera gustado hacer y alcanzar en este año de 2015.
En diversas áreas de la vida, tenemos desafíos que vencer y sólo entonces seremos felices y realizados. Pero solamente si logramos alcanzarlos.
Yo misma elegí varias cosas para realizar en este año que pasó. Planes profesionales diversos, un proyecto de salud para enfocar en mi cuerpo físico y en el cambio de algunas relaciones a través de mis actitudes.
Todos ellos alcanzados parcialmente.
En cada área, reconozco al menos un pequeño paso avanzado.
Al decidir compartir esta evaluación con cada uno de vosotros, me permito detenerme algunos segundos y reflexionar sobre los cambios.
Ha ido bien.
Quizá no en la medida exacta de lo que yo imaginaba, pero pese a todo ha ido bien.
Con todas las adversidades de este año de 2015.
Un cambio repentino de ciudad, responsabilidades familiares aumentadas, desafíos profesionales importantes, todo eso sin previsión alguna cuando preparé mis metas del año.
A pesar de todo, al cesar mi actividad durante algunos días en la semana pasada, me he sorprendido siendo muy dura conmigo misma.
Escuchando mi propia voz en críticas constantes sobre cómo yo debería haber resuelto esto o aquello. Que ya era para haber conquistado o construido ese otro punto. De cómo yo debía haber procedido de forma diferente con aquellas personas para evitar los acontecimientos recientes. Demasiado dura. Demasiado crítica.
Casi me olvidé de la única verdad sobre nuestros pasos y desafíos.
Hacemos siempre lo mejor que podemos, con lo que sabemos y los recursos que tenemos.
Como un regalo que es abierto por un crío curioso, recibí del Universo la grandeza de ese recuerdo.
Yo hice lo mejor que pude. Yo puse mi alma en cada paso que di. No pude evitar los cambios y destinos de nadie, pero me adapté con valor y aceptación.
Me sumergí hondamente dentro de mí y volví con más sabiduría.
Recordé con cariño la meta más importante de todas: ¡ser amable conmigo misma!
¡Celebrar cada paso! Vivir la jornada y no sólo el destino.
Esa es mi invitación en estos últimos días del año.
Sé amable contigo misma y agradece por cada paso que has dado. Incluso el más pequeñito.
¡Te mereces ese cariño!
¡Ese es mi regalo para ti!
¡Hasta 2016!