19 de julio, día de la caridad
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 21/07/2008 19:08:23
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Eurípedes Barsanulfo fue un médium extraordinario y una persona que irradiaba actitudes del Bien por donde andaba. Me agrada mucho, no le conocí personalmente, pero en Espíritu he tenido la oportunidad de estar con él, a través de la mediumnidad.
Él actuaba junto a Jésus Gonçalves, en el apoyo al grupo que organicé para auxilio a los enfermos del Mal de Hansen. Estuvimos en varias ciudades y hospitales con la Caravana de la Fraternidad y de vez en cuando el Tío Oripes, como le llamaba el pueblo, se comunicaba por mi intermedio. Era una sensación extraordinaria tenerlo en mi atmósfera energética, una experiencia impar.
Estuve en Sacramento, donde él vivió, conocí el Centro Espírita, el Colegio Allan Kardec y a Tía Heigorina, una criatura maravillosa. Inspirados y supervisados por él, los jóvenes de aquella ciudad edificaron una villa de casas para los más pobres, en una actitud espiritual de gran peso social.
Sentí allí la energía suya, que aún se irradiaba por la ciudad. Aún hoy, en el cementerio, las gentes colocan prendas de ropa, fotos, súplicas y testimonios de gratitud por curas conseguidas. He visto el lugar en que él, en proceso de desdoblamiento y visión espiritual, se debatió directamente con Torquemada, el Inquisidor, uno de los más violentos espíritus que se hayan visto en la historia.
Se dice que en el lugar en que se desarrolló ese encuentro entre ellos, el césped sale quemado, debido a la energía irradiada por aquel espíritu. Y el debate tuvo que ser así, sin los recursos de la mediumnidad y al aire libre, no para el público, sino para que bajo la protección de la Naturaleza, Eurípedes pudiese desarrollar ese proceso de ablandamiento de aquel alma desaliñada, que en verdad buscaba el amor, como dice el autor espiritual de Canciller del Amor, respecto de las criaturas que odian.
Recientemente, leí el libro “Del Otro Lado, psicografiado por Baccelli, transmitido por el Dr. Inácio Ferreira, en el cual narra la saga de Torquemada, cuando este Espíritu busca esconderse, a través del renacimiento y desvencijarse de los obsesores. Fue hallado y conducido a tortura en laberintos localizados en el interior de la Tierra. Sin embargo, la acción de equipos de rescate ha logrado hurtarlo a los opresores, permitiéndole volver al cuerpo y continuar su existencia.
Pues bien, un simple hecho llevó a Eurípedes Barsanulfo a esa misión que desempeñó con extremada dedicación y talento. Un amigo le dio de regalo un libro: “Después de la Muerte”, escrito por Léon Denis, filósofo francés que vivió en la época de Allan Kardec. Quedó fascinado con el asunto y a partir de ahí quiso conocer y comprender la Doctrina Espírita.
Como se ve, una pequeña actitud puede abrir un camino de luz. Un libro que regalas; una charla informal; un apoyo en el momento preciso, en fin, hay muchas maneras de que realices la caridad.
El día 19 de julio, oficialmente, se conmemora el Día de la Caridad. No la caridad que se transforma en trampolín para escalar los peldaños de la espiritualidad; ni la caridad enmascarada por el miedo, cuando se da la ayuda porque, si no se hace esto, se podría sufrir acoso de espíritus obsesores, ni tampoco la caridad de la acción socialmente correcta, en que se premia a una institución con la presencia, para garantizar aplausos.
Un día, estaba yo en el Sanatorio Santa Fe de Três Corações, con la caravana. Nos reuníamos en aquella plaza para conversar con los enfermos, después de los pases, las orientaciones y la distribución de prendas de ropa y material curativo. De repente, una cría de pájaro pasó en un vuelo indeciso, frágil, e iba, ciertamente, a chocar de frente con el autobús, allí estacionado.
Nos quedamos mirando, afligidos, sin nada poder hacer. De pronto, surgió, venido desde otro lado, otro pájaro, seguramente la madre de aquel polluelo, y en un vuelo preciso lo alcanzó y tocó el cuerpo del pajarillo impulsándolo hacia arriba, haciendo que al ganar altura pasase por encima del vehículo.
Todos nos hemos emocionado con aquella escena que el Universo nos mostró para decir que, para auxiliar a otra criatura, allí donde esté, basta un toque, porque un toque de amor puede ser lo suficiente para que ella altere su forma de caminar, permitiéndole despejar la mente y deshacer el odio que amenaza adueñarse de su alma.